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Antropología - Surgimiento - Corrientes antropológicas


Enviado por   •  13 de Junio de 2018  •  Trabajo  •  1.907 Palabras (8 Páginas)  •  113 Visitas

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Antropología

Trabajo práctico: Corrientes antropológicas

1- Contextualizar la aparición de la antropología como ciencia y las primeras corrientes (evolucionismo, particularismo histórico, funcionalismo, estructural-funcionalismo)

2- ¿Qué tienen en común las corrientes particularismo histórico, funcionalismo y estructural-funcionalismo?

3- Críticas del modelo clásico al evolucionismo y crítica principal a las corrientes del modelo clásico.

1- La antropología surgirá como ciencia a mediados/fines del siglo XIX en un contexto histórico donde la Revolución Industrial ha tenido lugar y crece como un espiral ascendente cada vez más grande. Se acumula mucho capital y a mayor capital, mayor es la necesidad de inversión del mismo, obligando a producir más cantidad de bienes para intercambiar en los mercados y además conseguir siempre más mercados para colocar la producción. Y a esto podemos sumarle que la innovación generaba posibilidades de expansión que hasta ese momento creían imposibles (como la mejora de los barcos hechos ahora en hierro, la máquina a vapor, los telares, etc),  permitiendo llegar a lugares que antes no se podía o en menor tiempo.

Europa necesita de un mercado donde ubicar su excedente, donde generar materias primas que puedan ser manufacturadas o que sirvan para abastecer a la población y a su vez, donde poder producir más a un menor costo. Las colonias europeas desempeñarán este rol.

A las colonias se llevará solamente aquellos bienes de capital que sirvan estrictamente al mejor desarrollo del comercio propio (caso de los ferrocarriles), que permitirán controlar la economía y deformarla en su crecimiento, y nunca se llevará la industria, exclusividad de las metrópolis.

El crecimiento y la expansión se van a hacer sentir en los países coloniales, con mayor demanda de mano de obra y de materias primas, o sea, más dependencia.

En 1885, en el Congreso de Berlín (la cual Peter Worsley, antropólogo inglés, señala como fecha clave para la formación de la antropología como disciplina científica) se ve un claro ejemplo del uso que quería darse a las colonias, en donde Reino Unido y Francia se reparten África. Acá aparece la situación colonial:

George Balandier, investigador francés, define la situación colonial como la dominación impuesta por una minoría extranjera, racial y culturalmente diferente, que actúa en nombre de una superioridad racial o étnica y cultural, afirmada dogmáticamente. Dicha minoría se impone a una población autóctona que constituye una mayoría numérica, pero que es inferior al grupo dominante desde un punto de vista material. Esta dominación vincula de alguna forma la relación entre civilizaciones radicalmente diferentes: una sociedad industrializada, de intenso desarrollo y de origen cristiano, se impone a una sociedad no industrializada, de economía “atrasada” y simple cuya tradición religiosa no es cristiana.

Balandier plantea tres tipos de empresas que configurarían la situación colonial:

A) Empresa material: control de la tierra y modificación de población en los países sojuzgados. Economías ligadas a las metrópolis.

B) Empresa administrativa: control de autoridades locales y de reemplazo, control de la justicia, oposición a las iniciativas políticas autóctonas.

C) Empresa ideológica: tentativas de desposesión religiosa para permitir la evangelización, acción directa de un aprendizaje importado, transmisión de modelos culturales en función del prestigio desarrollado por el grupo dominante.

La situación colonial es una situación total. La empresa material y la administrativa no pueden por sí solas obtener el control del sistema. Es necesario lograr la colonización de la personalidad, es decir, que el colonizado tenga la certeza de la superioridad total del colonizador. Dado esto, necesitan conocer mejor a esas sociedades, y el uso de la antropología para estudiarlas es vital.

En este marco, surgen varias corrientes antropológicas:

Evolucionismo: surge en la segunda mitad del siglo XIX y, como corriente de pensamiento, es el primer intento sistemático de explicación científica de las diferencias culturales. Esta teoría, siguiendo al sociólogo Oswald Spencer y al biólogo inglés Charles Darwin, planteaba la posibilidad del progreso para el conjunto de la humanidad pero basado en un modelo de la biología: para entender la diversidad de las especies hay que ubicar a cada una de ellas en la serie que las engloba, desde los primeros casos (simples, rudimentarios) hasta los últimos (elaborados, completos, superiores).

Uno de sus referentes, Lewis H. Morgan, sostiene que la humanidad se puede dividir en tres estadios: salvajismo (preponderancia de caza y recolección), barbarie (agricultura incipiente) y civilización (desarrollo pleno de la agricultura, presencia del Estado, propiedad privada y familia tipo monógama), y los dos primeros, a su vez, en subperíodos: inferior, medio y superior.

Otro autor significativo, Edward Tylor, propone otro rasgo en común para la especie, el animismo. Plantea que las sociedades primitivas creen en las almas, los espíritus, los demonios y en múltiples dioses, a diferencia de las adelantadas, que se caracterizan por el monoteísmo o incluso por el ateísmo racionalista.

Se planteaba que todas las sociedades van evolucionando, algunas antes que otras pero todas terminan haciéndolo. El método propuesto por esta corriente era el comparativo: sobre todo para Tylor, siguiendo los relatos de viajeros europeos en las sociedades no occidentales, se debían detectar los rasgos que confirmaran el estadio salvaje o bárbaro, y contrastarlos con los que se presentan en el mundo del cual forman parte los antropólogos. Se manejaban con datos de tercera mano como notas, diarios, relatos escritos, etc.

Particularismo histórico: a fines del siglo XIX y principios del XX, Franz Boas inicia su teoría en medio de una fuerte influencia del pensamiento evolucionista. El particularismo histórico rechaza las generalizaciones y postula la necesidad de la observación directa y la recolección sistemática de datos como paso necesario para sustentar cualquier teoría más abarcativa. El abordaje propuesto por el principal exponente de esta corriente se basaba en el énfasis en el enfoque histórico y el imperativo de estudiar cada cultura “desde adentro”. A diferencia del evolucionismo (con relación al enfoque histórico), se dice que no se puede plantear una única sucesión de etapas sino que cada cultura tiene una historia original, es decir, está compuesta por un conjunto de pautas, valores y tradiciones que se basan en diferentes orígenes geográficos o de la propia creación. Los rasgos culturales incorporados por el proceso de difusión son adoptados pero con múltiples transformaciones, cambiando en muchos casos el significado con que contaban en la cultura original. Entre las diferentes culturas no había un desarrollo histórico único sino líneas de desarrollo múltiple, particulares y divergentes. El hecho de entender a la cultura “desde adentro” implicaba tratar de ver el mundo “a través de los ojos del nativo”, en lugar de imponerle una racionalidad exterior elaborada desde la perspectiva occidental.

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