CARENCIAS NUTRICIONALES

CARENCIAS NUTRICIONALES

Carencias nutricionales

Cada vez es más frecuente la necesidad de tomar más y más complementos nutricionales, cuyo coste no es nada desdeñable.

Reflexionando, nos deberíamos preguntar ¿son realmente necesarios? ¿cuándo? ¿por qué algunos nos hacen sentir algo mejor?

La perspectiva del análisis que desarrollo está pensada para un país como España y para personas cuya economía les posibilita comer.

El tema no es sencillo porque las carencias nutricionales en un entorno desarrollado son debidas a un conjunto de factores y no a un único problema y además y muy importante cada uno de nosotros se ve afectado de manera diferente por cada uno de ellos, porque la individualidad, nunca puede separarse de padecimiento alguno en cualquier ser vivo.

Las cuestiones que planteo a continuación no son en absoluto nuevas, están estudiadas, analizadas y medidas. Es bien sabido ya que:

La forma de alimentarnos ha cambiado en la calidad de los productos que tomamos, los cuales tienen muchas menos vitaminas, minerales y oligoelementos, al tiempo que incorporan mayor cantidad de sustancias tóxicas a nuestro organismo (porque no las sabe metabolizar, es decir, no sabe qué hacer con ellas y muchas veces las acumula) que interfieren negativamente en la asimilación de las que son necesarias.

La forma de alimentarnos ha cambiado en la preparación, dedicando menos tiempo a cocinar y necesitando por tanto comida pre-procesada, que es inferior en calidad. También hemos cambiado la pirámide alimentaria y tomamos demasiados dulces, grasas y derivados animales, a cambio hemos reducido mucho las verduras, frutas, legumbres y cereales en grano, que son fuente de muchos nutrientes imprescindibles y de los cuales acabamos careciendo.

La forma de alimentarnos es cada vez más compulsiva, con un enorme componente de ansiedad y emoción detrás. Las compulsiones no atienden a esperar 1 hora para hacer un buen plato de lentejas con arroz, por poner un ejemplo, necesitan saciarse YA y recurren al inmediato: el bollo con chocolate o la bolsa de patatas fritas con bebida carbonatada.

Hay una falta preocupante de tiempo y el tiempo de la preparación de la comida suele salir mal parado en el reparto.

Pero a todos no nos afecta por igual, ni mucho menos. Un sencillo ejemplo que encuentro en consulta: un cierto tipo de anemias, cada vez más frecuentes. Una persona sufre un trauma emocional serio, pero sigue comiendo como siempre (si deja de comer no vale el ejemplo, claro). Al cabo de 6 meses tiene una sintomatología de anemia (cansancio, debilidad ...), se hace una analítica y lo confirma. Todo lo escrito antes no explica este caso porque la influencia era igual antes que después. La persona padece de un trastorno en el metabolismo del hierro que antes no tenía, pero con una causa emocional conocida.

¿Cómo se cura eso? ¿Tomando mucho

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