Capítulo III La Cuota de Género en México (FODA)
Enviado por Cristopher Verdejo • 9 de Diciembre de 2015 • Resumen • 2.524 Palabras (11 Páginas) • 182 Visitas
Capítulo III
La Cuota de Género en México (FODA)
3.1 Antecedentes
A) El Siglo XIX
Desde los albores de la historia mexicana las mujeres han participado activamente en los procesos sociales y políticos del país, en el periodo independentista de nuestra nación es notable las participaciones de Josefa Ortíz de Domínguez, Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra y María Ignacia Rodríguez de Velasco mejor conocida como “La Güera Rodríguez”, personalidades que apoyaron e impulsaron el movimiento independentista, sin embargo al consumarse la independencia nacional y el surgimiento del Primer Imperio Mexicano bajo el mandato de Agustín de Iturbide, no se le fue reconocidas como sujetos de Derechos políticos, tampoco fue el caso de los inumerables gobiernos republicanos que le siguieron, las mujeres simplemente fueron segregadas y hechas a un lado mientras el sistema político se cerraba cada vez más en la figura masculina.
Con el surgimiento del Movimiento Liberal muchos años después sería plausible pensar que el pensamiento político había evolucionado lo suficiente como para reconocer a la mujer los derechos políticos que históricamente se le habían negado en el pasado pero este tampoco fue el caso, los liberales no eran tan liberales como decían ser, y aunque una de las figuras féminas de esta época fue Margarita Maza de Juárez, los políticos siguieron conservando un pensamiento conservador en relación de la participación de las mujeres en la política. El siglo XIX pasaría sin un documento que dotara a las mujeres de participación política.
B) La Revolución y la Post-Revolución
En la Época Revolucionaria del siglo XIX estalla en México la Revolución mexicana, un movimiento social que impulsado por el hartazgo se vuelca en armas contra el gobierno nacional a mando del General Porfirio Díaz, en esta época las mujeres participan activamente en los ejércitos revolucionario la mujer armada que participaba en estos ejércitos es comenzada a llamar “Adelita” o en algunos casos “Soldadera”, algunas mujeres llegaron a ser mandos activos dentro de las tropas, en el lado Intelectual Destacaron: Mateana Murguía de Avcleyra, Laureana Wright de Kleinhans, Concepción Gimenode Llaquer, así como Carmen Serdán, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Dolores Jiménez, Elisa Acuña, Sara Estela Ramírez, María Arias Bernal, Amalia Robles, entre otras mujeres que fundaron innumerables Clubes políticos de mujeres que pugnaron por el reconocimiento de sus derechos políticos, tales como: Hijas de Cuauhtémoc, Club Lealtad, Centro Bohemio, Ateneo Femenino, Círculo Feminista de Occidente, La Siempreviva; además de revistas y suplementos como: La Mujer Mexicana, el Álbum de la Mujer, No Reelección, Aurora, Página Literaria y de la Mujer, Vesper, Ilustración de México Libre, Violetas del Anáhuac, entre otros[1]
Después de años de cruenta lucha entre facciones Revolucionarias, Un Asesinato y un Golpe de Estado, el Ejército Constitucionalista a mando del General Venustiano Carranza triunfa, el “Primer Jefe de la Revolución” convocaría en el año de 1916 a un Congreso Constituyente que un año después en 1917, dotaría a la nación de un marco constitucional totalmente nuevo que se convertiría en la Constitución socialmente más avanzada del mundo hasta ese momento.
Se acuña la idea de la ciudadanía universal y el sufragio universal, sin embargo debido al pensamiento cerrado de la clase política de la época quedaron algunas lagunas jurídicas que impidieron que fuera reconocido de manera efectiva, es decir no se cambió en un inicio el artículo referente a la ciudadanía quedó de la misma manera que en la constitución de 1857.
“Artículo 34.- Son ciudadanos de la República todos los que teniendo la calidad de mexicanos reúnan además los siguientes requisitos: I. Haber cumplido 18 años siendo casados y 21 si no lo son, y II. Tener un modo honesto de vivir”
El artículo quedó redactado en masculino, sin embargo la presión política que ejercían las mujeres en México llegó a hacer temblar a los políticos más conservadores, tres días después de redactado dicho artículo en sesión del Congreso Constituyente el Diputado, Félix Palavincini advirtió:
“El dictamen dice que tienen voto todos los ciudadanos, está el nombre genérico; esta misma redacción tenía la adición que existe en la Constitución del 57 y que se conserva hoy, y yo deseo que aclare la Comisión en qué condiciones quedan las mujeres y si no estamos en peligro de que se organicen para votar y ser votadas”[2]
Un año después en 1918, en base de la fórmula anterior se postularía Hermilia Galindo, como candidata a Diputada, sin embargo y a pesar de haber obtenido la mayoría de los votos el Colegio Electoral no se lo reconoció, aunque Hermilia sabía que obtendría una férrea resistencia, su caso sembró un precedente para muchas mujeres que seguirían su ejemplo.
La mujer debería de esperar un poco más y hacer más presión a la clase política para que su voz comenzara a ser escuchada, lo cierto es que algunas trincheras comenzaron a ceder como se verá a continuación
C) Acciones en Favor del sufragio femenino y su Reconocimiento Oficial
Tras un clamor social en crecimiento y ante las cada vez más frecuentes acciones por parte de las mujeres para hacer efectivo su derecho al voto, algunos estados de la República comenzaron a ceder ante esta causa social, no sin que antes se librará una serie de movimientos y asociaciones de carácter feminista, como un preludio, podemos comenzar en el año de 1929, de la Mano del Presidente Plutarco Elías Calles[3], El Partido Nacional Revolucionario emanó como un unificador de las facciones revolucionarias, además de institucionalizar la revolución, para este momento crecía una pugnante clase media, la economía daba sus primeros pasos para salir de una debacle de proporciones gigantescas, y desde 1923, ya existían grupos feministas que seguían en pie de lucha en pro de los derechos de las mujeres, era de esperarse que un ámbito post-revolucionario y con las ideas avivándose del socialismo-marxista surgiera un movimiento feminista precisamente alineado a esta corriente ideológica, Se trata del Consejo Feminista Mexicano dirigido por las maestras comunistas Elena Torres y Refugio García, en esta misma línea de tiempo surgiría la Unión de Mujeres Americanas, la primer asociación buscaba el reconocimiento y equiparación de las mujeres con el varón y alcanzar unidos el poder político en nombre del proletariado, sin embargo la Unión de Mujeres Americanas se aliarían con el Partido Nacional Revolucionario para buscar espacios políticos para la mujer y voto dentro del partido oficial, En el Cardenismo y tras la caída del Maximato[4] se unirían en el Frente Único Pro Derechos de la Mujer.
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