Caso de Liderazgo: Rescate de los Mineros en Chile

Caso de Liderazgo: Rescate de los Mineros en Chile (2010)

Análisis del comportamiento del grupo de mineros

El 5 de agosto de 2010, una parte de la mina de San José (Chile) se desplomó y bloqueó el paso a los túneles de salida, dejando atrapados en su interior a un grupo de 33 mineros que trabajaban en el nivel más profundo de la mina, a 700 metros del nivel del suelo y con 700.000 toneladas de roca entre ellos y la superficie. El grupo de mineros contaba con un capataz, Luis Urzúa, que constituía la autoridad formal pero llevaba poco tiempo como supervisor de la mina y en consecuencia, un bajo nivel de conocimiento de los mineros y ascendencia sobre el grupo. Las primeras 24 horas del accidente pusieron en evidencia la falta de cohesión entre el grupo de mineros. Si bien uno de ellos (Sepúlveda), motivado por personalidad enérgica y carismática, intentó coordinar al grupo hacia algún tipo de acción colectiva, recibió escasas muestras de apoyo por parte de los mineros que tendieron a organizarse en subgrupos por amistad, o afinidad, tratando de encontrar diversas alternativas descoordinadas para salir de la mina. El contexto de discusiones, temor, frustración, ira, cansancio, desorganización es lo que reinó desde un principio dentro de la mina.

A partir del segundo día, el rol del minero Henríquez es destacado dado que logró convocar a todos los integrantes del grupo a partir de la prédica como propósito común. Luego, esta práctica se volvió un ritual diario que contribuyó a la unidad del grupo. A su vez, la criticidad de la situación generó un cambio de comportamiento en los mineros que decidieron organizarse en torno a las figuras de Urzúa y Sepúlveda, definiendo un sistema de toma de decisiones democrático para el establecimiento de reglas sobre la administración de los escasos víveres a disposición y normas sobre el uso del baño, sistema de iluminación y asistencia sanitaria. Por otra parte, también comenzó un proceso de estructuración basado en la asignación de tareas y responsabilidades según las capacidades y experiencia de cada uno.

Con el correr de los días, los vínculos y la relación entre los mineros tendieron a fortalecerse. Tal es así que luego de compartir historias comunes y debatir sobre sus expectativas al salir de la mina decidieron denominarse los “33 Mosqueteros” como señal de identidad colectiva. Incluso, acordaron un protocolo de actuación ante la posibilidad de éxito de los trabajos de perforación. El día 16, cuando ya las reservas de alimento eran mínimas, un intento de perforación estuvo cerca de hallar la ubicación de los mineros pero finalmente resultó fallido. Otra vez, en el momento más crítico ante la posibilidad de un trágico desenlace, la oración de Henríquez resultó clave para sostener la integridad y esperanza del grupo hasta que al día siguiente -y tras 17 jornadas de angustia- los trabajos de búsqueda dieron resultado y abrieron paso a un segundo proceso aún más complejo: analizar opciones para lograr el rescate de los 33 mineros con vida.

Siguiendo los conceptos de Katzenbach y Smith, la situación de los mineros representa el ejemplo de grupo que se transformó en equipo a partir de la existencia de un propósito vital: la supervivencia. El sentido de urgencia y criticidad dado por el contexto representó el emergente que los movilizó hacia la conformación de un verdadero equipo^[1], permitiendo estructurar su organización, reconocer liderazgos, asignar reglas para optimizar la distribución de recursos, alimentos, oxígeno y tareas según las distintas capacidades en pos de lograr el objetivo de permanecer con vida hasta que fueran rescatados. Por otra parte, también emergieron comportamientos y emociones comunes tendientes a fortalecer los vínculos interpersonales y la comunicación entre ellos. En este sentido, se destacó la presencia de roles de liderazgo compartido (Sepúlveda, Henríquez, Urzúa), la organización de reuniones abiertas para la resolución de problemas, la definición de un proceso de toma de decisiones participativa, las conversaciones personales y el espacio diario de oración.

Análisis del comportamiento del grupo de ingenieros y geólogo

El contexto en el cual se conformó el grupo de ingenieros, geólogos y otros profesionales destinados a rescatar a los 33 mineros de San José se caracterizó por un alto grado de complejidad. Sumado al impacto que podría producir la muerte de los trabajadores y el poco tiempo disponible para encontrar una solución satisfactoria, el desafío también estaba condicionado por la ausencia de antecedentes de accidentes similares más la conformación de un equipo de trabajo numeroso y con profesionales provenientes de distintos ámbitos y organizaciones (muchos de los cuales no se conocían entre sí). En términos de Amy Edmondson se trató de un equipo ad-hoc caracterizado por reunir temporalmente a expertos interdisciplinarios para resolver un problema detectado por primera vez y con baja probabilidad de ocurrencia futura.

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