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Consejos Primera Vez


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  1.755 Palabras (8 Páginas)  •  646 Visitas

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Otro de los muchos grandes mitos de la sexualidad alega que “la primera vez duele o debe doler”, habrá sangre y pudieras terminar caminando como charrito por semanas. Muchas chavas, por ende, llegan a esa primera ocasión en que serán penetradas con miedo y dudas. Más que una poderosa convicción de ser merecedoras de ese momento mágico; mismo que debieron elegir con plena responsabilidad y conciencia. Hope so.

El proceso esperado y sano es que previamente hayan tenido experiencias eróticas (de contacto), de exploración y autoexploración, de vivencia del deseo de ese ‘Ya quiero’, de excitación y de esas primeras y sorpresivas respuestas sexuales. Claro, en este mundo sexofóbico y desinformado, la mayoría terminó sorprendida y sin saber ‘si era normal’ que su boca se llenara de saliva, que su vulva se humedeciera, que percibieran contracciones uterinas, una ingurgitación de su clítoris o erección de sus pezones. El cuerpo dio señales de ese pleno deseo sexual pero ellas se quedaron -como dicen las tías- ‘De a cinco’. Quizás nadie les explicó las reacciones corporales que experimentarían en dichas prácticas eróticas. Y ya no hablemos de autoerotismo, porque también un gran porcentaje ni siquiera volteó o tocó ‘hacia allá’, hasta que un buen mozo chamaquil les mostró que tenían genitales.

Pero llega el día, quizás planeado, cuando el mismo deseo, el morbo, la presión o hasta la rebeldía (ya veremos cada caso), las llevó a decir este es Ellll DÍA en que ‘dejaré de ser virgen’: cosa igualmente subjetiva porque pudieron previamente ya ser penetradas analmente, incurrido en sexo oral o en clittage (roces de vulva contra pene), o bien, ya han sido estimuladas manualmente en la vulva. Cada quien el valor que le da a esa poderosa y casi hilarante palabreja, ‘Virginidad’.

Entonces, llegan ‘al matadero’, convencidas de que dolerá. Desde ahí ya comenzamos mal. Recuerden el poder irrefutable de la respuesta sensorial motivada por razones psicológicas. Si tú crees y enviaste la señal de que habrá dolor, es muy probable que se haga presente. El estímulo abarca una serie de órdenes, entre ellas, la emocional.

Luego, viene la confirmación práctica. Ahí tienen a la adolescente (por lo general. Nuestra edad actual promedio de debut está entre los 15 y los 17 años), con dicha carga emocional que la tiene no sólo nerviosa, sino temerosa. E, igualmente con gran probabilidad, en efecto sea doloroso. Una más que se une a la cifra y que remitirá el mito: ‘Duele’.

Los nervios, esa mezcla de ‘Sí quiero pero no’, de ilusión, vulnerabilidad, excitación ante lo desconocido es normalísima; incluso rica, es justo de lo más memorable de la experiencia: esa sensación que pocas veces repetimos en nuestra historia y repertorios sexuales. Se activan las mismas porciones cerebrales que, por ejemplo, cuando te vas a aventar de un bongie o te vas a trepar a la montaña rusa más ruda del parque de divesiones, entonces el cuerpo se protege, se contrae y alerta contra lo que tú emocionalmente le vendes como ‘peligro’. Entonces, claro, hay una contracción obvia de la zona pélvica, de los músculos pubococcígeos, los elevadores, el suelo pélvico. La vagina, por lo tanto se cierra. Asimismo, las glándulas no responden del mismo modo y justo las que promueven la lubricación, no responderán al cien. Por ello muchas no se explican porqué si están excitadas o si en otras ocasiones habían notado su vulva empapada, ahora está seca, se-ca. Por lógica, ante la contracción uterina y del vestíbulo vaginal, aunado a la poca lubricación, en cuanto el querido compañero intente penetrar, aunque sea poco a poco o ‘despacito’, duele, arde.

Pero no se me alarmen queridas encaminadas a iniciar sus primeros encuentros sexuales, o bien, aquellas que ya se acostumbraron a que duela al principio y que pueden hasta llevar años de haber debutado. Hay ciertos ‘trucos’ que desmitifican este asunto.

De inicio, hay que conocer el cuerpo y no sólo teóricamente. Los músculos de una virgen están rígidos, porque dudo mucho que su madre les haya dicho desde la pubertad que debían hacer kegels. A falta de movilidad de éstos, están atrofiados, nuevos. Hay que darles tonicidad, eso desde ahora les proporcionará miles de beneficios de por vida. Hagan contracciones ano-vaginales cada que se acuerden, al menos una serie de 10. Precisamente cuando estén en los prolegómenos, o sea, el faje, prueben hacerlas en tanto erotizan otras zonas con su pareja. Estas contracciones enviarán más sangre a la zona pélvica (proceso circulatorio) y exacerbarán su capacidad de sentir los estímulos. Recuerden que el clítoris se erecta a base de sangre enviada a la zona. Incluso, se experimenta una mayor sensación de excitación (hay quien llega al orgasmo haciendo contracciones). Esto, comenzará a relajar la zona pélvica y el vestíbulo o entrada de su vagina, al tiempo que se promoverá una mejor lubricación.

Luego, pídanle a su pareja (ojo señores y esto va para todos aunque su chava no sea virgen) que -como ya hemos repetido hasta el cansancio aquí- comiencen por erotizar todas las zonas lejanas a la pelvis. Mucho beso, caricias, roces desde la cabeza, el abdomen, las piernas, sobre

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