Docente Y Estudiante: Escala De Adaptación
Enviado por 123lejania • 26 de Abril de 2014 • 7.901 Palabras (32 Páginas) • 296 Visitas
La ciencia ocupa hoy un rol protagónico en la sociedad. El conocimiento científico ha trascendido prácticamente a todos los aspectos de lo cotidiano, y se vuelve indispensable no sólo para la comprensión del medio en que estamos inmersos, sino también para participar de manera fundamentada en una sociedad democrática. Es así que en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el siglo XXI (año 1999), auspiciada por la UNESCO, se considera que "el acceso al saber científico con fines pacíficos desde una edad muy temprana forma parte del derecho a la educación que tienen todos los hombres y mujeres, y que la enseñanza de la ciencia es fundamental para la plena realización del ser humano, para crear una capacidad científica endógena y para contar con ciudadanos activos e informados". Y proclama: "La enseñanza científica, en sentido amplio, sin discriminación y que abarque todos los niveles y modalidades, es un requisito previo esencial de la democracia y el desarrollo sostenible" (Declaración de Budapest, UNESCO-ICSU, 1999). Del reconocimiento que hace la comunidad internacional acerca de la importancia de la ciencia en la vida cotidiana de las personas, es que surge el término Alfabetización Científica, definida por el Grupo de Expertos del área de Ciencias del PISA (Programme for International Student Assessment, de la OECD1) como "la capacidad de usar el conocimiento científico para identificar preguntas y para sacar conclusiones basadas en las pruebas, con el fin de entender y ayudar a tomar decisiones sobre el mundo natural y los cambios realizados en él a través de la actividad humana" (Harlen 2002: 210). La importancia de la alfabetización científica de la población es reconocida internacional-mente. En palabras de Macedo y Katzkowicz (2005: 1), "hoy en día no podemos separar la alfabetización científica y tecnológica del concepto de alfabetización general ya que la cultura científica contribuye a la formación ciudadana, al desarrollo social y económico de las sociedades y por lo tanto a la inclusión y la equidad social".
Esta concepción, internacionalmente consensuada, supone un cambio en el objetivo de la educación científica. Si antes el énfasis estaba puesto en el generar nuevos científicos, ahora el acento se coloca en lograr en todas las personas un grado suficiente de conocimientos, habilidades y actitudes científicas, entendiendo que esto es relevante para la vida de cualquier ciudadano. En los países en vías de desarrollo la educación científica debiera suponer especialmente un mejoramiento de la calidad de vida de todos los ciudadanos, por ejemplo, al enfatizar aspectos como la salud y la nutrición, el cuidado del medio ambiente, el desarrollo de competencias para el trabajo, etc. Así, en las comunidades más vulnerables, como es el caso de muchos de nuestros establecimientos municipales y subvencionados, una educación científica de calidad, que traiga conocimientos científicos, tecnológicos y matemáticos, puede constituir un factor crítico para el logro de justicia social (Zahur et al. 2002).
En el contexto de un individuo en particular, y siguiendo el marco teórico de PISA 2006, el estar alfabetizado científicamente supone haber desarrollado Competencia Científica, lo que hace referencia a: (a) el conocimiento científico y el uso que se hace de ese conocimiento para identificar preguntas, adquirir nuevos conocimientos, explicar fenómenos científicos y extraer conclusiones basadas en pruebas sobre temas relacionados con las ciencias, (b) la comprensión de los rasgos característicos de la ciencia, entendida como una forma del conocimiento y la investigación humanos, (c) la conciencia de las formas en que la ciencia y la tecnología moldean nuestro entorno material, intelectual y cultural, (d) la disposición a implicarse en asuntos relacionados con la ciencia y a comprometerse con las ideas de la ciencia como un ciudadano reflexivo (OECD 2006).
LOS NIVELES DE ALFABETIZACIÓN CIENTÍFICA EN CHILE
A pesar de su importancia, los resultados de la educación científica en Chile merecen especial atención, particularmente en cuanto a las condiciones de equidad en el aprendizaje. El Programa PISA de la OECD constituye actualmente uno de los instrumentos más relevantes en la medición del grado de alfabetización científica/competencia científica de los jóvenes. En PISA se evalúa lo que los países participantes han acordado como los resultados deseables de la educación científica, estén o no reflejados en los currículos de cada país. Esta prueba es aplicada a alumnos de 15 años (2o medio en Chile) y ha sido realizada en 43 países el 2000, 41 países en el 2003 y en 57 países el 2006, participando en cada caso entre 4.500 y 10.000 alumnos por cada país2. En Chile, los resultados de PISA 20003 indicaron que el desempeño promedio de los alumnos de 2o medio evaluados está asociado al nivel de tareas más básicas de ciencias en el marco de PISA 2000. Según éste, los estudiantes usualmente son capaces de recordar conocimientos científicos simples, como, por ejemplo, nombres, hechos o terminología, además pueden usar conocimiento científico común para elaborar o evaluar conclusiones, pero no logran usar conceptos científicos ni crear modelos conceptuales para hacer predicciones o dar explicaciones. Tampoco pueden identificar detalles de los aspectos relacionados con una investigación científica, ni seleccionar información de cadenas de razonamiento que sean útiles para obtener y evaluar conclusiones (MINEDUC 2003). Si bien los resultados de Chile en PISA 2006 fueron mejores, mostrando un desempeño superior al de estudiantes de los países latinoamericanos participantes del estudio, se debe reconocer que el desempeño de los estudiantes chilenos (438 puntos promedio) sigue siendo significativamente inferior que el promedio de estudiantes de la OECD (500 puntos) y de los de países comparados pertenecientes a ella (MINEDUC 2006). Más aún, existe una significativa brecha entre el desempeño promedio de los alumnos del quintil más bajo y los del quintil más alto consistente en 124 puntos, lo que refleja inequidad en cuanto a los resultados de aprendizaje, originados ciertamente por una cuestión de índice socioeconómica y cultural (MINEDUC 2006) que coloca en desventaja a aquellos estudiantes provenientes de contextos privados de oportunidades. Estos resultados coinciden con los de SIMCE 2007: el desempeño de los alumnos se relaciona claramente con su nivel socioeconómico. De esta manera, y en general, los alumnos que presentan los resultados más bajos son los más pobres (SIMCE 2008; Albertini et al. 2005).
Muchos países no quedaron satisfechos con el desempeño de sus estudiantes en PISA. En vista de ello, existen contribuciones de distintos
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