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El Manifiesto Del Partido Comunista


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2014  •  1.908 Palabras (8 Páginas)  •  189 Visitas

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“Un fantasma recorre Europa: es el fantasma del comunismo” afirma Marx y Engels al inicio de este manifiesto con lo cual pretenden anunciar el reconocimiento que el comunismo tiene en Europa de su enemigo: la burguesía, los vestigios del feudalismo en Rusia, la Iglesia; en resumen, de todos los defensores de la propiedad privada y el capital.

Esta obra, que vio la luz en 1848, tuvo como objetivo definir sus conceptos, fines y aspiraciones ante el mundo para lo cual fue traducida en inglés, francés, alemán, italiano y ruso. Cada una de sus publicaciones en sus distintos idiomas tienen un prefacio en el cuál Marx, Engels o bien ambos trataban de hacer un breve análisis de la situación particular de cada país en el que era impresa.

Marx y Engels sabían bien que las condiciones de cada país podían llegar a ser totalmente distintas. El avance del capitalismo en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, era el opuesto de la situación rusa, dónde aun existían instituciones del feudalismo como la monarquía y ni si quiera se manifestaba un posible rompimiento de la familia real con la pequeña, casi nula, burguesía nacional.

Las condiciones particulares, o mejor dicho condiciones materiales, son la base para la interpretación dialéctica e histórica de los sucesos pasados, presentes y, pero sobre todo para su teoría, de los sucesos futuros. Esta manera de interpretar la realidad marco la corriente del pensamiento socialista de lo que quedaba del siglo XIX hasta nuestros días. Y el Manifiesto es una obra con la cual se abre este nuevo capítulo de la historia de la humanidad.

Este texto se divide en 4 capítulos: Burgueses y proletarios, Proletarios y Comunistas, Literatura Socialista y Comunista y Actitud de los Comunistas antes los diferentes Partidos de Oposición.

En el primer capítulo, Burgueses y proletarios, Marx y Engels establecen sus premisas sobre el antagonismo histórico de las clases sociales situando a la burguesía y al proletariado como contrarios inmersos en un contexto de lucha continúa por la sobrevivencia. En esa relación dialéctica, burgueses quiénes son dueños de los medios de producción y proletarios quiénes se ven en la necesidad de alquilar su fuerza de trabajo a los burgueses, se encuentran en una situación en la cual la clase burguesa explota de manera “abierta, descarada, directa y brutal” al proletariado.

Las condiciones económicas antes descritas establecen por lo tanto a una clase dominante y a una oprimida. Obviamente la burguesía al ser dominante ha gozado de una posición privilegiada y se ha encargado de forjar un mundo a su imagen y semejanza. Pero ha llegado a un punto en que las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya al desarrollo de su civilización y relaciones de propiedad burguesas, sumergiéndose en periodos de crisis económicas (que son inherentes al funcionamiento del capitalismo) cada vez “más extensos, violentos y con menos medios para prevenirlas”.

Por lo tanto, afirman que dado lo anterior “la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñaran esas armas: los obreros modernos, los proletarios”. El derrocamiento de la burguesía sería, así pues, un suceso inevitable y por ende la victoria del proletariado.

En el segundo capítulo, Proletarios y Comunistas, se establecen las características de cada uno. Mientras que por proletarios se entiende al grueso de partidos en pro de la causa proletaria, por comunistas se define como el partido que defiende las causas del proletariado en general, sin importar el país, estableciendo con esto una visión universal del movimiento.

También abordan las intenciones de abolir la propiedad, donde se aclara que no es objetivo de ellos destruir la propiedad personal sino únicamente la propiedad burguesa ya que esta representa la explotación de la minoría por la mayoría mientras que la otra es el fruto del trabajo personal aunque también escribieron: “No necesitamos abolirla: el progreso de la industria la ha abolido y la está aboliendo a diario”. Sus adversarios les acusan entonces de al querer abolir la propiedad privada también pretenden abolir toda forma de libertad, a lo que responden que la libertad que genera la acumulación de capital en el capitalismo se ha vuelto un derecho único de la clase capitalista y que por ende al abolir la propiedad privada se destruirá con ella el carácter de clase que tiene el capital para volverse capital social del cual todos podrán gozar por ser el fruto de su trabajo.

Continúan este capítulo refutando otras acusaciones que los burgueses han objeto a los comunistas: como el querer abolir la familia, establecer la comunidad de las mujeres, las intenciones de querer abolir la patria. Esta última acusación es muy importante ya que Marx y Engels dicen: “Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar nada que no poseen”, en otros textos ellos afirman que la patria es un invento, con la intención de dominar ideológicamente a las masas, que sirve a las clases burguesas nacionales para que los proletarios defiendan los intereses de sus dominadores frente a conflictos con las otras clases burguesas las demás nacionalidades. Bajo el argumento anterior se sustenta la tesis de que el comunismo es por lo tanto una causa universal y que los proletarios están hermanados por su condición y por lo tanto la lucha no es una lucha contra una burguesía local sino contra toda la burguesía del globo; esto define las intenciones del comunismo de establecer un nuevo orden en todo el mundo.

Ya al final establece como un primer paso para el proletariado la conquista del poder político con lo cual se establecerá como clase dominante y con ello podrá gradualmente arrancar de la burguesía el dominio sobre el capital y centralizar

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