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El Suicidio


Enviado por   •  17 de Mayo de 2012  •  4.678 Palabras (19 Páginas)  •  412 Visitas

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EL SUICIDIO

UNA PUERTA FALSA

JUSTIFICAR:

Considero que el suicidio es importante e interesante para todo el publico, pero mas que interesante preocupante, ya que hoy en día existe mayor incidencia entre los jóvenes; por la falta de valores, el abandono por parte de los padres y/o de familiares.

Indagare sobre el tema por que quiero conocer los pensamientos, la perspectiva, las referencias de los chicos acerca de suicidio (por que creen que elijen esa opción) y también por parte de las circunstancias psicológicas los motiven a realizar tales actos.

OBJETIVO:

Conocer como se toma el tema hoy en día. El por que los jóvenes lo ven como algo cotidiano y mejor aun si los jóvenes lo ven como una salida o un error.

OBJETIVO PERSONAL:

El demostrar que es algo tan cotidiano que la mayoría de los jóvenes han pensado alguna vez o les ha pasado por la mente que el suicidio seria la mejor salida de sus problemas.

Introducción

Mediante el presente trabajo pretendo dar a conocer las principales características de los fenómenos del suicidio. Para los más destacados científicos, filósofos y psicoanalistas ha sido un desafío importante profundizar acerca de los orígenes del trastorno mental referente al suicidio. Por esta razón este archivo pretende ser una mera descripción de lo que nosotros consideramos como causas, características, síntomas.

Para la realización del presente artículo me base en el estudio de obras de diversos autores, material de internet, diccionarios.

El suicidio, Edouard Manet (oleo 1877)

1.- Definición y características del suicidio

Suicidio: Acción de quitarse la vida de forma voluntaria.

Se entiende a la distribución directamente querida de la propia vida, bien sea por un acto o una omisión voluntaria. Se distingue de la destrucción indirecta de la vida que se da cuando la muerte propia no procede de un acto cuyo único fin sea quitarse la vida, aunque de ese acto resulte la muerte. En este caso no hay suicidio, pues, la muerte propia no es causada ni directamente querida por el agente, si no solo permitida. Esto se puede dar en el caso que se exija el cumplimiento de obligaciones ineludibles aun a riesgo de perder la propia vida.

“Entre las diversas muertes hay algunas que presentan la particularidad de ser obra de la propia víctima, resultante de un acto en el que el agente y el paciente son una misma persona. Por lo general, representamos el suicidio como una acción positiva y violenta que implica cierto despliegue de fuerza muscular o como una actitud puramente negativa, o una simple abstención con idéntica consecuencia. Para que podamos considerar la muerte como su efecto, el acto del paciente no puede haber sido inmediatamente antes de ella: la relación de causalidad, puede ser indirecta. Toda muerte meditada o inmediata de un acto positivo o negativo, ejecutado por la misma víctima se considera suicidio. Las causas de la muerte están fuera de nosotros y hablar de la intención es muy íntimo. Entonces, "Si la muerte es aceptada simplemente como una condición lamentable, pero inevitable, del fin que se tiende, como si expresamente fuese querida y buscada por si misma, lo cierto es que en uno u otro caso el sujeto renuncia a la existencia, y las diferentes maneras de renunciar no pueden ser sino variedades dentro de una misma clase”.”

Grupos étnicos diferentes, aunque convivan en el mismo lugar geográfico, pueden tener tasas muy distintas de suicidio. (Esto marca la importancia del proceso histórico-cultural del que cada uno participa, con sus demandas y sus creencias). Los suicidios consumados son mayores (en proporción de 3 a 1) en los varones, en cambio los intentos de suicidio son mayores en las mujeres. Cerca del 10% de todos los intentos resultan mortales. La idea suicida no es un razonamiento, es un sentimiento.

1.1. Características

El comportamiento de la actividad suicida, comprende la autodestrucción total (muerte), la autodestrucción (no muerte), la mutilación y otras acciones dolorosas y no dolorosas, las amenazas, indicaciones verbales de las intenciones de destruirse, depresión e infidelidad y pensamientos de separación, partida, ausencia, consuelo y alivio.

Clínicamente una vez que se han roto las defensas psicológicas, es mayor la posibilidad de que la persona se deje vencer por la tensión emocional cuando esta aparece. El comportamiento es más grave debido a sentimientos de culpa o porque es necesario poder comunicar algo con impacto equivalente. Normalmente una persona suicida se descubre a si misma comunicando su tendencia a través del comportamiento, o verbalmente antes de que se produzca un acto específico.

El suicida típico presenta un deseo de morir y vivir a la vez; desesperación, impotencia e imposibilidad de hacer frente a los problemas, agotamiento físico o psicológico, ansiedad, tensión, depresión, rabia, culpa, caos y desorganización, estados de ánimo cambiantes, reducción del cognitivo, pérdida del interés por actividades normales, malestar físico, etc.

En los sentimientos de culpabilidad existe una imagen negativa de si mismo, actitudes y expectativas negativas frente al medio ambiente, al futuro y así mismo, desamparo y desesperanza. Existe también una pasividad, una falta de iniciativa o pérdida de interés de objetos y planes de acción. Hay una paralización de la voluntad.

En el comportamiento suicida, se observa una pérdida del libido, trastornos de sueño, pérdida del apetito y molestias psicosomáticas. Se desconocen cuáles son los síntomas fundamentales. Esta determinación depende en cada caso de la teoría y de las experiencias correspondientes de los investigados y prácticos clínicos, pero al parecer son básicos el abatimiento y la incapacidad de alegrarse o de anticipar alegría.

1.2. Contexto histórico y social

A lo largo de la historia ha variado la actitud de la sociedad hacia el acto del suicidio, sus formas y su frecuencia.

En la Europa Antigua, sobre todo en el Imperio Romano, el suicidio estaba consentido y hasta era considerado como un acto honroso; por esta razón los antiguos romanos admitían muchas razones legítimas para su práctica. Después, varios de los primeros concilios de la Iglesia Cristiana decretaron que aquellos que cometieran suicidio, no se les podría aplicar los rituales de la iglesia tras su muerte. En la edad media, la Iglesia

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