Ensayo INTRODUCCION ARISTOTELES
Enviado por jmazon88 • 16 de Enero de 2018 • Ensayo • 1.393 Palabras (6 Páginas) • 283 Visitas
INTRODUCCION
El filósofo griego Aristóteles siempre se esforzó por explicar desde la realidad aquellos problemas que la realidad nos plantea, sin recurrir a un mundo de Ideas separado, y sin buscar fuera de lo que percibimos el fundamento último de todo lo que nos rodea. Por tal motivo, Aristóteles es considerado uno de los primeros pensadores empiristas de la historia, sin olvidar que Aristóteles fue hijo de un médico, y que fundó la biología. Ambas características nos dan una idea del carácter de su pensamiento.
El carácter empírico de su filosofía: antes de redactarla, el pensador griego estudió las leyes de diferentes ciudades. Esto establece una distancia bien definida entre la propuesta política de Aristóteles y la de Platón, éste entiende la política como una ciencia teórica, que describe un modelo ideal de Estado, que sea eterno e inmutable.
ARISTOTELES
Aristóteles planteó una política mucho más ordenada que sus antiguos pensadores, basada en la realidad y en las circunstancias de cada sociedad. La política no es, en su clasificación de las ciencias, una ciencia teórica, sino práctica. Lo importante de la observación y la experiencia en la idea política de Aristóteles es fundamental para entender sus ideas. De tal manera que ocurría en la ética, no habrá tampoco fórmulas mágicas ni modelos ideales.
Primeramente, se destaca que dentro de la política aristotélica existe una relación que se establece entre la ética y la política. Si la ética se ocupaba del fin del individuo, la política tiene como finalidad la ciudad misma. Por eso, la ética conduce de un modo natural a la política. Asimismo, el buen gobierno de la ciudad es una garantía para la vida feliz, sería ilógico ser feliz en una ciudad mal gobernada. No olvidemos, además, de que es la ciudad la que se encarga de educar al individuo, no puede una ciudad corrupta formar seres humanos virtuosos, capaces después de alcanzar la felicidad, como Aristóteles sostenía.
Si la ética está subordinada a la política, también el individuo estará subordinado a la ciudad. El hombre no es totalmente independiente, sino que necesita de la ciudad para vivir. Sólo la ciudad se basta a sí misma, ella sí que puede excluir a un individuo y continuar como tal, es decir, no deja de ser ciudad si pierde un individuo. Mientras que el hombre no puede vivir sin la ciudad, dice Aristóteles, ésta sí que puede vivir sin aquél. La ciudad es libre, no depende de nada, mientras que el ser humano depende de la ciudad. La ciudad es un cuerpo, del cual el individuo es tan sólo una de las partes. En tiempos de Aristóteles había, esencialmente, ciudadanos, extranjeros y esclavos, siendo sus derechos bien distintos.
En consecuencia, el hombre necesita de la ciudad para su supervivencia. Pero no se trata sólo de una necesidad material, económica o militar, sino que se trata de una necesidad moral. En la Política aparecen dos descripciones del ser humano, que nos orientan a la vida, se convierte así en la diferencia específica del ser humano, aquello que nos separa del resto de animales. La variedad de esta palabra ha llevado a diferentes traducciones, pero si tenemos en cuenta que el contexto es la política. El hombre es, así, el animal que habla, el animal que tiene un lenguaje y que es capaz de expresarse, de compartir sus ideas y sentimientos con los demás. Lo más característico del ser humano está en el lenguaje, en las palabras que comparte con otros seres humanos.
Nadie puede ser feliz fuera de la ciudad, donde podrán llevarse muchos estilos de vida, pero ninguno auténticamente humano. El hombre se humaniza en la ciudad, se hace hombre dentro de sus muros, y por tanto es en su seno donde alcanza la felicidad, la vida plena, donde realiza su esencia. La relación que establece Aristóteles entre ética y política consiste en el objetivo del ser humano con respecto a la felicidad, y ésta no puede alcanzarse fuera de la ciudad. La sociabilidad natural del ser humano, lleva a Aristóteles a entender la política como la esfera específica de la vida buena, el espacio propio de la felicidad, y por tanto el fin de la ciudad no debe ser otro más que poner las condiciones para que el hombre se realice.
Llegados a este punto, podemos comenzar a ver las distintas formas de organizar la política de la que habla Aristóteles. Asimismo divide las formas de gobierno según dos criterios: el número de gobernantes, y el fin con el que se gobierna. Así, habría gobiernos moralmente buenos, aquellos que gobiernan en función del bien común, y gobiernos degenerados, aquellos en los que se apunta a un fin particular.
- Gobiernos “buenos”: monarquía (gobierno de uno sólo), aristocracia (gobierna un grupo reducido) y república (“politeia”, gobierno constitucional) En este primer grupo gobiernan los mejores tratando de realizar el bien común.
- Gobiernos “malos”: tiranía, oligarquía y demagogia (“democracia”). Estos 3 gobiernos ejercen tales funciones en vistas a intereses individuales.
La monarquía se caracteriza por el gobierno de uno, la aristocracia por el gobierno de pocos, y la república por el gobierno de la mayoría (en otras ocasiones «todos»); por el contrario, degeneraciones suyas son: de la monarquía, la tiranía; de la aristocracia, la tiranía; y de la república, la democracia (en otras ocasiones habla de demagogia), algo que no suele ser mencionado por los tratadistas políticos actuales.
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