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HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO


Enviado por   •  16 de Agosto de 2020  •  Documentos de Investigación  •  4.596 Palabras (19 Páginas)  •  122 Visitas

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FACULTAD CIENCIAS ECONOMICAS

ECONOMIA

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO

DOCENTE:

MGTR. SOLANGE ZAMORA BOZA

ESTUADIANTE:

CHARBEL JAMIL FADUL PLAZA


INTRODUCCION

Lo que hoy día conocemos como “neoliberalismo”, siempre relacionado a la conceptualización de globalización, es una manera que el sistema capitalista adquirió entre las décadas 70 y 80 del siglo pasado, nacido como conocimiento en los llamados países centrales, en el que retoma la iniciativa económica, política, marcial e ideológico-cultural que había ido perdiendo a través de décadas de progreso popular. Las décadas 60/70 marcaron un aumento significativa de las luchas anti-sistémicas, con distintas formas de descarte que van desde organizaciones sindicales combativas hasta movimientos campesinos organizados, la organización de guerrillas de tendencia socialista hasta la manifestación de un ala progresista de la Iglesia Católica surgida posteriormente del Concilio Vaticano II y su alternativa preferencial por los pobres, el descarte a la enfrentamiento de Vietnam y el partido hippie llamando al pacifismo y el no-consumismo al Mayo Francés como referencia inspiradora de protestas, el boom de los procesos de libertad local en África al feroz adelanto de los movimientos feministas y de libertad sexual, la mística guevarista que va marcando esos décadas así como el prosperidad de un alma contestatario y desobediente que se expande por doquier. Vale indagar que para las décadas 80 del siglo XX, alrededor de un 25% la población universal vivía en sistemas que, salvando las diferencias históricas y culturales existentes entre sí, podían ser catalogados como socialistas (Unión Soviética y el este europeo, China, Vietnam, Corea del Norte, Laos, Camboya, Cuba, Nicaragua, muchos países africanos de poco haber sido liberados, etc.).

Ante todo, esto, para el sistema capitalista mayoritario habituado como mecanismo global y monolítica, más lejos de diferencias y pujas intercapitalistas, se prendieron los focos rojos de alarma. El llamado neoliberalismo fue la consecuencia a esa clase de cosas. Los Documentos de Santa Fe* (elaborados por los más ultraderechistas tanques de apreciación neoconservador estadounidenses) son la unión política para América Latina de la edificación económica que fija el neoliberalismo. De hecho, el primer acontecimiento neoliberal como tal –en alguna medida: experimento para lo que vendrá después– tiene sitio en el ámbito de una sangrienta autocracia latinoamericana: el Chile del militar Augusto Pinochet.

DESARROLLO

Desde ahí, lo contado previamente el prototipo se expande por innumerables países del Sur, para datar posteriormente a las naciones metropolitanas. Allí, Estados Unidos en la presidencia de Ronald Reagan y Gran Bretaña, dirigida por Margaret Tatcher, son los países que enarbolan el neoliberalismo como estandarte triunfal, para impulsarlo a a nivel planetaria. Sus mentores intelectuales: los austríacos Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises (la nombrada Escuela de Viena) y lo que posteriormente se conocerá como la Escuela de Chicago, capitaneada por el norteamericano Milton Friedman y sus acólitos Chicago Boys, reflotan y llevan a una etapa sumo los conceptos liberales del capitalismo anglosajón clásico. l útil desde adonde se impulsaron esas nuevas políticas fueron los grandes organismos crediticios de Bretton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instancias financieras manejadas por los grandes capitales corporativos de unos pocos países centrales, Estados Unidos fundamentalmente. Desde ahí se fijaron las recetas neoliberales que prácticamente la casi generalidad de países del dirigible debió bogar estas últimas décadas. Y por supuesto, no para ganancia de las grandes mayorías populares estrella para rendimiento de esos pocos capitales transnacionales.

Las dos tareas mencionadas (acopio de hacienda y alimento de la ofrenda popular) se han venido cumpliendo a la fama en estas últimas cuatro décadas. La acopio de hacienda de los más acaudalados se llevó a niveles descomunales. A romper de ello, hoy día 500 corporaciones multinacionales globales manejan prácticamente la reducción mundial, con fracturaciones que se miden por decenas o centenas de miles de millones de dólares (una sola colectividad con más haber que el PIB completo de muchos países del Sur), y el parné de las 358 personas cuyos activos sobrepasan los 1.000 millones de dólares –seleccionado unión que cerca de en un Boeing 747, en su gran universalismo de puertas estadounidense– supera el cobro anual potingue de naciones en las que vive el 45% la villa mundial. En otros términos: la polarización económico-social se llevó a extremos que nones antaño había trillado el capitalismo, saliente con los ideales de la Revolución Francesa (perversamente engañosos) de “libertad, monotonía y fraternidad”. Esa acopio fabulosa de gloria se hizo sobre la pulvínulo de un disminución colosal de las grandes mayorías.

Globalización

Ese pasmoso agrandamiento de tesoro alcohol de la episodio de las nuevas tecnologías de la anuncio que convirtieron el orbe en una verdadera lugar popular, eliminando distancias y homogeneizando culturas, gustos y tendencias, aplastando tradiciones locales de un manera impiadoso. El internet es su auténtico ícono por antonomasia. De ahí que, en muy buena patrón como producto de una curiosidad mediática que así lo presenta, esa nota manera de capitalismo implacable que se erigió frente a el ascenso de las luchas populares de décadas anteriores, suele poblar socio a la mundialización o planetarización, a lo que hoy se vehemencia globalización, y siempre de la episodio de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, las llamadas TICs (televisión, videojuegos, internet, redes sociales). Pero ese de primera no es fresco; efectivamente, la globalización no comenzó con la ángulo del Muro de Berlín en 1989, como malintencionadamente se arguye, cuando el supuesto “dirigible exento” vence a la “absolutismo comunista”, suerte la orto del 12 de octubre de 1492, cuando Rodrigo de Triana avistó pavimento desde la embarcación libreto de la remisión de Cristóbal Colón. Ahí en realidad se globaliza el dirigible.

La otra circunstancia del neoliberalismo: la neutralización de todo don nadie de dicterio común antisistémica, todavía se llevó a jarcia de manera perfecto. En América Latina los planes neoliberales se asentaron a dividir de feroces dictaduras sangrientas que prepararon el ámbito. Fueron gobiernos civiles, llamados “democracias”, los que impusieron y/o profundizaron las recetas fondomonetaristas y privatistas (Carlos Menem en Argentina, Carlos Andrés Pérez en Venezuela, Carlos Salinas de Gortari en México, Collor de Melo en Brasil, Virgilio Barco en Colombia, Álvaro Arzú en Guatemala, etc.), sobre montañas de cadáveres y ríos de parentesco que les antecedieron. En el llamado Primer Mundo, esas políticas se impusieron todavía a parentesco y fuego, no obstante sin la urgencia de dictaduras militares previas. El resultado fue semejante en todo el dirigible: los sindicatos obreros fueron cooptados, la ideología conservadora fue imponiéndose, y toda manera de mosqueado y/o contestación fue escasa a “oprobiosa impedimento de un trillado que no debía volver”. Desmoronado el edificación socialista (fenecida la revolución en la Unión Soviética y revertida la revolución cerca de un confuso “socialismo de comercio” en la República Popular China), Cuba fue prácticamente el simple refugio que permaneció cumplidor al ideario socialista. Y así le fue. El capitalismo popular le ajustó cuentas, haciéndole padecer el penoso “plazo peculiar”. Sin ninguno sitio a dudas, estas nuevas políticas neoliberales (o capitalismo sin anestesia, para ser más explícito, sin el somier que había generado el Estado demócrata de las ideas keynesianas) desarmaron, desmovilizaron e hicieron recejar toda dicterio social. Conservar el templete de trabajo (indignamente en muchos casos) pasó a ser lo simple que se podía adornar. La dicterio significa el desempleo, y alce el fresco pinta que crearon estas políticas, eso es parecido casi a la muerte. En Latinoamérica los campos de reunión clandestinos, la eclipse forzada de personas y las torturas pavimentaron el fila para estos planes, de los que todos los trabajadores del dirigible, Norte fastuoso y Sur mísero, seguimos sufriendo hoy las consecuencias.

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