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Igualdad de género para la vida y libertad de las mujeres


Enviado por   •  7 de Febrero de 2019  •  Ensayo  •  1.780 Palabras (8 Páginas)  •  163 Visitas

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Igualdad de género para la vida y libertad de las mujeres.


Para empezar a abundar en el tópico, es necesario saber el significado de la palabra central que es: igualdad, la cual, según la real academia española significa: el principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos y obligaciones; y/o correspondencia y proporción que resulta de muchas partes uniformemente componen un todo. De ahí, tenemos que la igualdad es: dar a cada quien (en este caso hombre y mujer) lo mismo. Y, es desde ese concepto del cual hemos ido desencadenando un universo de luchas para llegar hasta lo que conocemos hoy como “feminismo”; que es la lucha que hemos tenido las mujeres a través de los años para recibir el mismo trato que el hombre, hablando en todos los ámbitos; salud, educación, empleo, remuneraciones, etc. Y según la real academia española, el feminismo, significa: principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre y/o movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.

La lucha de la mujer para salir de ese entorno machista ha sido muy dura. En un principio, las mujeres éramos pisoteadas por los varones, no teníamos ningún derecho y nuestras voces no eran escuchadas.

Es necesario conocer la historia de la incansable lucha de las mujeres para llegar hasta el día de hoy.

Antecedentes.

Algunas autoras ubican los inicios del feminismo a fines del siglo XIII, cuando Guillermine de Bohemia planteó crear una iglesia de mujeres. Otras rescatan como parte de la lucha feminista a las predicadoras y brujas, pero es recién a mediados del siglo XIX cuando comienza una lucha organizada y colectiva.

Pitágoras en el siglo XI a.C. dijo que: “Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer”.

Por su parte, Marco Poncio Catón, censor romano en el siglo II a.C. escribió en la ley escrita lo siguiente: “Si hubieras sorprendido a tu esposa en adulterio, podrías matarla sin necesidad de juicio; pero si tú cometieras adulterio o fueras arrastrado a cometerlo, aquella no podría atreverse a tocarte con un  dedo, ni es justo que lo haga”.  

Tenemos que en la edad media –en un tratado de conducta moral y costumbres en el siglo XIV- se decía que cuando un hombre fuera reprendido en público por una mujer, éste tenía derecho a golpearla con el puño o el pie y romperle la nariz para que así, desfigurada, no se dejara ver, avergonzada de su faz. Y le estaba bien merecido, por dirigirse al hombre con maldad y lenguaje osado.

El machismo y la desigualdad continuaba en la edad moderna porque los pensadores como John Locke (llamado el padre del liberalismo) decía: “las mujeres no participan de la libertad natural del hombre, sino que deben estar subordinadas al varón”.

Por otro lado, Jean Jacques Rousseau, decía: “agradarnos, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos de adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables; estas son las obligaciones de las mujeres y lo que debe enseñárseles en su infancia”.

De ahí llegaron las insumisas –quienes no estuvieron de acuerdo con el trato que recibían y se levantaron para liberarse- se han clasificado en varias etapas; las más significativas han sido tres: las precursoras, las sufragistas y las feministas del siglo XXI.

Las precursoras:

La lucha de la mujer comienza a tener finalidades precisas a partir de la Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo, y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir de la Revolución Industrial. Olimpia de Gouges, en su “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” (1791), afirma que los “derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y la razón” (por lo que fue guillotinada por el propio gobierno de Robespierre, al que adhería). En 1792 Mary Wollstonecraft escribe la “Vindicación de los derechos de la mujer”, planteando demandas inusitadas para la época: igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y derecho al divorcio como libre decisión de las partes.

Las sufragistas:

Si bien los principios del Iluminismo proclamaban la igualdad, la práctica demostró que ésta no era extensible a las mujeres. La Revolución Francesa no cumplió con sus demandas, y ellas aprendieron que debían luchar en forma autónoma para conquistar sus reivindicaciones. La demanda principal fue el derecho al sufragio, a partir del cual esperaban lograr las demás conquistas.

La sociedad industrial y el liberalismo no aportaron cambios significativos a la situación política, legal y económica de las mujeres. Éstas siguieron estando discriminadas respecto a los varones. Tan solo abrió el camino hacia el trabajo femenino en las fábricas y las minas, pero en condiciones de una extrema explotación y discriminadas salarialmente frente a sus compañeros de trabajo.

El momento fundacional del Sufragismo se sitúa en 1848 con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls en Estados Unidos y culmina cien años después, en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que reconoce el sufragio femenino como derecho humano universal.

En Gran Bretaña 1903, se crea la Woman’s Social and Political Union, que, dirigida por Emmiline Pankhurst, organizó actos de sabotaje y manifestaciones violentas, propugnando la unión de las mujeres más allá de sus diferencias de clase.

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