Jhon Locke : Tratado Sobre El Gobierno Civil
Enviado por calondonob • 27 de Mayo de 2014 • 6.707 Palabras (27 Páginas) • 512 Visitas
John Locke (1632-1704) nació en Wrington, en las cercanías de Bristol, y estudió en Oxford. Obtuvo su licenciatura en medicina en 1674. Fue diplomático y residió en Francia y Holanda. Muy interesado en la filosofía moderna y en las ciencias, se ocupó intensamente de problemas políticos, sociales, educativos, religiosos y económicos.
Su filosofía política, especialmente tal como fue expuesta en la obra que comentamos, Segundo tratado sobre el gobierno civil, influyó grandemente en la formación de la ideología liberal moderna.
Desde el punto de vista filosófico, Locke es uno de los fundadores del movimiento empirista inglés, estudiando sobre todo el origen y naturaleza del conocimiento humano, pero casi tan importante como su filosofía es su doctrina ética y su doctrina política, y aunque sus Tratados sobre el gobierno y su Carta sobre la tolerancia aparecieran anónimamente, no quiere decir que Locke prestara escasa atención a la doctrina moral y política, pues dedicó mucho tiempo a la composición de dichas obras.
Tanto la teoría y filosofía general de Locke como su ética y su doctrina política ejercieron enorme influencia, especialmente durante el siglo XVIII. Se ha llegado a hablar de la "edad de Locke", a imitación de otra expresión similar, "la edad de Newton", e incluso se ha hablado de las dos juntas, "la edad de Locke y Newton".
Los principales enciclopedistas franceses, como d'Alembert y Voltaire, por ejemplo, tuvieron la filosofía de Locke como aquella que corresponde a la física de Newton, y ambas como la expresión de la "razón humana".
Locke ejerció gran influencia sobre los filósofos y economistas de tendencia "liberal" y sobre gran parte de la evolución de las ideas y costumbres políticas en muchos países, especialmente los de habla inglesa.
BREVE SINTESIS POR CAPITULOS
1
En este capítulo, resume Locke el contenido de su primer tratado sobre el gobierno civil, concluyendo que el poder no tiene su origen en sucesión familiar o don divino, ni en la fuerza o violencia. Por ello, busca una tercera vía que explique el origen del poder político y del gobierno, siendo éste el cometido de su segundo tratado.
2
Del estado de naturaleza
El poder político tiene su fundamento en la propia naturaleza humana, la cual exige un estado de perfecta libertad e igualdad. Dicha libertad sólo tiene como límite la no destrucción de sí mismo o de los demás, tanto en lo referente a la persona, como a sus derechos y bienes, y cuyo fundamento no es otro que la ley natural, es decir, la razón.
La ley natural, igual que todas las demás leyes, necesita de algún poder que la haga cumplir cuando sea necesario para proteger al inocente. En esa necesidad se fundamenta el que un hombre llegue a tener poder sobre otro hombre y, por tanto, el poder de castigar al infractor. Tal castigo habrá de ser proporcional a la falta cometida y producir siempre el efecto de reparación del daño causado, de corrección del infractor y de servir como disuasión para los demás.
Todos los hombres son iguales por compartir una misma e igual naturaleza, lo cual constituye el denominado estado de naturaleza (estado de paz, buena voluntad, asistencia mutua y conservación) y sólo por el derecho de autoconservación es posible, habida cuenta de las pasiones e imperfección humanas, la formación del poder político por acuerdo mutuo entre los individuos.
3
Del estado de guerra
El estado de guerra (estado de enemistad, malicia, violencia y mutua destrucción) es una premeditada y establecida intención contra la vida de otro hombre, el cual tiene derecho a destruir a quien amenaza con destruirle a él, pues según la ley fundamental de la naturaleza, un hombre debe conservarse a sí mismo hasta donde le sea posible.
Quien intenta poner a otro hombre bajo su poder absoluto, se pone a sí mismo en situación de guerra contra él, pues el poder absoluto sobre alguien le priva de su libertad, fundamento de todas las demás cosas. Así, pues, el que introduce un estado de guerra y es en ella el agresor, se expone a que le maten con justicia, no cesando dicho estado hasta que las partes se someten al arbitrio de la ley, propio del llamado estado de sociedad.
4
De la esclavitud
La libertad natural del hombre no admite más norma que la ley de naturaleza, lo mismo que la libertad del hombre en sociedad no admite más leyes que las que se hayan establecido por consentimiento mutuo en el seno del Estado, es decir, por el poder legislativo erigido dentro de la sociedad. Por eso, la esclavitud no es más que el estado de guerra continuado entre un legítimo vencedor y su cautivo, pero siempre respetando la vida de éste.
5
De la propiedad
La razón natural nos dice que todos los hombres tienen derecho a su autoconservación, lo cual conlleva incluso el derecho a la propiedad privada, pues dicha razón debe ser siempre usada para conseguir mayor beneficio de la vida y mayores ventajas.
El trabajo del cuerpo y la labor de las manos es una propiedad exclusiva de la persona que lo realiza. Por tanto, el trabajo realizado sobre un elemento o bien natural confiere a éste un valor añadido que transforma su naturaleza originaria, en virtud de lo cual dicho elemento o bien natural pasa de la esfera de bien comunitario a la esfera de bien particular, sin que sea necesario para ello un consentimiento explícito de la comunidad, titular genérica de todos los bienes naturales, al menos siempre que queden todavía suficientes bienes comunes para los demás y que la apropiación no implique perjuicio alguno para los otros.
La misma ley natural que justifica y fundamenta la propiedad en tanto que fruto del trabajo personal, también pone como límite a esa propiedad el hecho de que haya bienes suficientes para todos, pues de lo contrario nadie podría apropiárselos sin un reparto justo.
El valor intrínseco de las cosas depende de su grado de utilidad para la vida del hombre, por ello el deseo de poseer más de lo necesario es injustificado, al mismo tiempo que altera dicho valor intrínseco.
El trabajo del hombre aumenta el valor y la utilidad de los bienes naturales en una proporción del 100 por 1, siendo, además,
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