LA ACCION SOCIAL
Enviado por aleshares • 5 de Junio de 2013 • 1.189 Palabras (5 Páginas) • 396 Visitas
La acción comunitaria desde el trabajo social
Ferran Cortès Izquierdo
Marta Llobet Estany
1. Aproximación a las bases teóricas y epistemológicas del trabajo social
comunitario.
La intención de los autores en el capítulo que a continuación vamos a desarrollar es la
abrir un diálogo y un debate acerca de los actuales desafíos y dificultades con los que se
enfrenta hoy en día la acción comunitaria orientada desde la disciplina y profesión del
trabajo social. Pretendemos construir algunas respuestas y nuevas preguntas al porque,
al para quien y al como, entendido todo ello como ejercicio que nos remite a los núcleos
fundantes, significativos y articuladores del trabajo social comunitario.
No podemos detenernos aquí a analizar con detalle el trabajo social comunitario desde
una perspectiva histórica (Lillo y Roselló, 2001, Báñez, 1998), pero tampoco debemos
obviar que la naturaleza y los objetivos del Trabajo Social Comunitario están
incardinados a aquellos que son propios del Trabajo Social (Twelvetrees, 1998). El
mismo origen, desarrollo y evolución del trabajo social está vinculado con la acción
comunitaria, a partir de la existencia de diferentes experiencias de ayuda que se han
sucedido a lo largo de la historia en el ámbito de la comunidad1. El trabajo social
comunitario fue reconocido como método propio de la profesión de Trabajo Social en el
año 1947, en la Conferencia Nacional de Servicio Social de los Estados Unidos (Torres,
1987). En el año 1962 la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales
Norteamericanos lo consideró como un ámbito práctico y de actuación del Trabajo
Social. En definitiva, toma diferentes significados e interpretaciones, como uno de los
tres métodos de intervención clásicos, junto al individual y grupal o más recientemente
1 De las cuales podemos destacar, los pueblos cooperadores impulsados por Robert Owen, pasando por el
Settlement Movement, los consejos de bienestar de la comunidad, hasta los programas de desarrollo
comunitario, entre otros, todos ellos citados por Lillo y Roselló, 2001).
1
como un proceso dialógico dentro del continuum metodológico individuo-grupocomunidad
(De Robertis, 1994). Desde esta última visión más holística y desde una
lógica de proceso, donde se establece una clara imbricación entre lo colectivo y lo
individual como dimensiones que entran en diálogo y/o en conflicto y se influencian
unas a las otras2. El trabajo comunitario se considera como un enfoque propio e
intrínseco del trabajo social, que incluso desde el debate más reciente se está planteando
en qué medida puede constituir este espacio profesional por si mismo, una
especialización: la del trabajador social comunitario.
Lo que nos interesa remarcar e introducir a partir de aquí, es la idea de que trabajar con
y desde la comunidad es una oportunidad y al mismo tiempo una exigencia para poder
re-pensar este espacio social fundamental para el trabajo social. Ello requiere de una
mirada analítica y crítica respecto de las bases teóricas, conceptuales, epistemológicas y
metodológicas construidas desde esta disciplina, al mismo tiempo que debe permitirnos
una necesaria aproximación interdisciplinar, como base de diálogo y de
retroalimentación mutua. Varias son las razones que justifican esta actualización crítica.
Por un lado, los cambios a los que estamos asistiendo tanto a nivel macro como a nivel
microsocial, aluden a grandes y pequeñas transformaciones que están modificando el
con-texto, es decir, la morfología, la cartografía y la sintaxis de aquello que podemos
denominar como espacio social. Por otro lado, estas transformaciones tienen una
influencia y/o impacto no solo en las formas y estilos de vida, sino especialmente en las
relaciones, en las formas de con-vivencia y condiciones de vida, modificando el rostro
y las miradas entorno a la cuestión social. Por último, las distintas experiencias que se
han venido impulsando y desarrollando durante estos últimos años desde la perspectiva
comunitaria nos invitan a poder de-construir y re-pensar nuestras fuentes, concebidas
como referentes teóricos, conceptuales, epistemológicos y metodológicos. Se trata de
poner en práctica el continuum acción-reflexión-acción, o como diría Eduardo
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