La Situación Actual de los Pueblos Originarios en Tucumán
Enviado por Antonio Noblega • 25 de Noviembre de 2019 • Apuntes • 1.607 Palabras (7 Páginas) • 163 Visitas
La Situación Actual de los Pueblos Originarios en Tucumán
Demandas Educativas
Olga Sulca “De la Banda Carroñera a las Jefaturas Prehispánicas”
En la actualidad más de 40 millones de indígenas en América Latina, distribuidos en 522 pueblos y subdivididos en más de 420 grupos etnolingüísticos.
Estos pueblos están concentrados en dos regiones: Mesoamérica y la Andina. El resto de las etnias se encuentran dispersas por el continente.
Según los datos tentativos del último censo realizado en nuestro país (2010) la población indígena ascendería a 3.000.000, de un total de 44.000.000 de habitantes. Martínez Sarasola, mencionaba que en el año 1956 se contabilizaban alrededor de 150.000 indígenas; el Equipo de la Pastoral Aborigen determinó, en 1987, un total de 418.000. Una Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (2004-2005) arrojó un total de 402.921 indígenas, cifra que correspondería a un 1% de la población total. Los pueblos con mayor población a nivel nacional son: el pueblo Mapuche con 113.680, el pueblo Kolla con 70.505 y el pueblo Qom con 69.452 habitantes. El Dr. Luis E. López, cuando sostiene que la población indígena en Argentina sigue una tendencia cambiante y en crecimiento en los últimos años.
Es indudable que Argentina tiene aún un largo camino por recorrer en cuanto a definir una política de Estado con las demandas de los pueblos indígenas.
En la Provincia de Tucumán existen en la actualidad 16 comunidades integrantes de los Pueblos Diaguita-Calchaquíes y Lules-Vilelas, quienes mayoritariamente se encuentran asentadas en los departamentos de Tafí de Valle, Trancas y Lules, y cuya existencia está comprobada por la arqueología desde los 7.000 AP.
Su cosmovisión sigue vigente hasta nuestros días y está fundada en el respeto a la Pachamama (Madre Tierra), manteniendo una relación espiritual y material con los seres vivos, y un profundo sentido de equilibrio entre el hombre y su entorno.
Estos pueblos, desde 1534, resistieron por más de 130 años la invasión española, hasta que en el año 1666 fueron expulsadas cientos de familias hacia otros lugares, confinándolas en reducciones o encomiendas. Uno de ellos es el Pueblo Quilmes que fueron desterrados hacia tierras extrañas, como la provincia de Bs As, donde fundó la reducción que dio origen a la actual ciudad de Quilmes. Los tolombones, colalaos y chuschagastas fueron trasladados desde el Valle Calchaquí hacia el Valle de Trancas, en el mismo territorio diaguita. A pesar de la desintegración poblacional, las comunidades siguieron coexistiendo con los nuevos dueños de las tierras. En algunos casos estos pueblos lograron el reconocimiento territorial a través de tratados con la corona española.
Respecto a la lengua, constituye la memoria histórica de las comunidades. El uso de la lengua materna en el seno de la cultura, implica una forma específica de comunicarse a la vez que supone una manera de pensar y significar el mundo.
Al momento del contacto hispano-indígena, existían al menos 40 lenguas. Muchas de ellas se movilizaron, entraron en contacto (directo o indirecto), y hasta se prohibieron afectando sus sistemas lingüísticos. De hecho, estos cambios estuvieron dados por los movimientos compulsivos de pueblos y la desestructuración de las formas tradicionales, los que cambiaron el panorama etnolingüístico. Este fue el proceso que se dio en América Latina a fines de s. XV, cuando se impone el español y el portugués, frente a las lenguas nativas.
En Tucumán las lenguas regionales desaparecieron absorbidas, primero por el quechua y luego, por el español. La lengua kakana o cacán se hablaba en el valle Calchaquí antes de la llegada de los incas. A fines de s. XVIII fue reemplazada por el quichua que termina imponiéndose, en parte, por la tarea de los jesuitas. Otras lenguas son el lule y el tonokoté, hablados en la región de la Mesopotamia santiagueña, Tucumán e incluso norte de Salta.
A partir de la Ley de Educación Nacional (2006) comienza a implementarse la Educación Intercultural Bilingüe en la educación argentina, que atiende, entre otras cuestiones, el tema lingüístico, ya existían antes de ella, experiencias que apuntaron a revitalizar las lenguas indígenas, sobre todo en aquellas escuelas donde asistían alumnos indígenas. Fue el caso de Formosa, Chaco, Salta y Neuquén (2004).
Es preciso destacar la existencia de la lengua quichua en la provincia de Santiago del Estero. Un estudio realizado por Leila Inés Albarracín menciona que: “Existen en la actualidad alrededor de 300.000 ciudadanos que tienen como lengua materna el quichua, variedad dialéctica de la familia lingüística quechua.”
Se hizo necesario conocer la lengua que hablaban los alumnos de la zona conocida como la Mesopotamia santiagueña y por la cual expresan sus valores, ideas e identidad. Es así que desde el año 1994 se viene implementando en las escuelas de nivel inicial y primaria de la zona el espacio de Cultura y Lengua Quichua.
Desde el estado colonial se dictaminó, hacia 1770, una Real Cédula que ordenaba que se imponga definitivamente el castellano. Es así que en Tucumán el gobernador Matorras (1772-1775) decretó una serie de medidas, entre ellas: el empleo obligatorio y exclusivo del español en ciudades y campiñas; para ser nombrado alcalde o fiscal, como requisito primordial debía hablarse esa lengua, y en las escuelas era obligatorio impartir las clases en español.
Como una visión al futuro, considero que el camino que está iniciando la EIB en la Argentina, está atendiendo a una parte de la demanda lingüística, y con ello, una revalorización de la cultura indígena.
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