La eutanasia en Colombia

Nombre: Nicolás Santiago Mejía Gómez  Título: La eutanasia en Colombia ¿un escape de  los enfermos o del Estado?

En Colombia, podemos vivir con dignidad pero no morir con ella. El sistema de salud del país es bastante decadente, cabe mencionar, es uno de los grandes huecos jurídicos ya que el estado a partir de dicho componente vela por el derecho a la salud, a la dignidad y el más importante, a la vida.

La eutanasia se ha mencionado en la historia en bastantes ocasiones: Sócrates la definió como una forma de ayudar al estado o “Polis”, debido a que se eliminaban las personas que no contribuían a su desarrollo (enfermos, minusválidos, etc…) (Rojas, 2017), dicho pensamiento se llevó a cabo en diferentes sistemas de gobierno por un largo tiempo. Otro que cabe mencionar es  Francis Bacon en la época de la ilustración el cual cambió el significado que se tenía de eutanasia  y la propuso como un medio salvador del dolor para pacientes desahuciados, con solo un  requisito de ejecución, la petición del enfermo (Mendoza, 2016). Ambos demuestran un cambio a un concepto más “humano” a través de la historia, por el hecho del reconocimiento o asignación de valor a los derechos fundamentales como parte de los gobiernos y la sociedad.

Ahora bien, la real academia española define dignidad como merecedor de algo o proporcionado al mérito y condición de alguien (RAE, s.f.). Es decir, el estado colombiano que se rige por la constitución de 1991 donde se resalta el derecho a la vida y también se menciona la dignidad como parte inherente de las personas, posee la obligación de velar por la existencia digna y la voluntad de las personas plasmada en el derecho a la autodeterminación personal.

Desde mayo de 1997 el tribunal de justicia reconoció la eutanasia para pacientes en fase terminal (Guerra, 2013), pero haciendo un recorrido por el sistema de salud colombiano quizás este no fue el paso que se debió dar, y esto es debido a que existen muchas deficiencias en cuanto a las Eps, Ips y demás entidades públicas que se encargan de atender a la mayor parte de la población. En el mencionado orden de ideas, cuando el Estado posee la obligación constitucional de resguardar la vida y la dignidad de las personas ante todo, pero, en lugar de mejorar la atención, prevención y seguimiento de los pacientes, ya sean terminales o no (enfermedades crónicas  o con dolor permanente) opta por aprobar la eutanasia, deja mucho que desear. Suponiendo de esta forma que su labor está terminada porque la voluntad del enfermo es morir "dignamente", pero no, en el desarrollo de la enfermedad la mala atención o incluso la ausencia de ella, ocasiona que los últimos días, meses o años del paciente sean lo más indigno que alguien pueda sufrir ¿entonces dónde está el Estado?, da valor a la autonomía vital de una persona cuando él no estuvo resguardando los derechos a una vida digna y a la salud. El paciente en cierto punto decide dejar de luchar, la enfermedad terminal le causa demasiado sufrimiento y quiere morir mientras su dignidad está intacta entonces el estado consiente la idea sin asumir ninguna responsabilidad. La pregunta que surge a esto es  ¿en realidad las personas conservan su dignidad cuando necesitan su atención en salud? Desde una perspectiva objetiva se respondería fácilmente que no, no hay dignidad en estarse muriendo en Colombia.

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