Las instituciones educativas.

Las instituciones educativas fueron pensadas en un contexto totalmente diferente al que hoy enfrentan, comenzaron con experiencias de escolarización de bajas condiciones de institucionalización, centrada en propósitos políticos, es decir, pensada para la formación de determinados grupos sociales, las cuales hoy son consideradas como prototipos educativos.

Las sociedades fueron cambiando, las demandas sociales también, por ende la educación ha ido tratando de responder a ellas, donde la idea de construcción de la igualdad estuvo presente desde los comienzos del sistema educativo argentino. Sin embargo, los modos de pensar esos procesos de inclusión fueron muy diferentes según las épocas.

En la actualidad, la educación se encuentra en medio de diferentes situaciones que afectan de manera negativa el proceso escolar, llamadas problemáticas educativas, las cuales, solas o en un conjunto dificultan que cualquier sujeto desarrolle el potencial que tiene.

Una de esas problemáticas es la inclusión en todos los niveles del sistema.

El término ha sido utilizado para integrar a niños con capacidades diferentes y retrasos en el desarrollo del proceso de aprendizaje. Hoy el término alude a múltiples significaciones, todas ellas implicadas en el proceso educativo.

El amplio concepto de inclusión, parte de la reestructuración de la escuela para satisfacer las necesidades de los sujetos, es decir, cambios que se pueden dar en el curriculum, las actitudes y valores de los integrantes, la modificación de las imágenes, e incluso el edificio mismo, para que todas las personas independientemente de su fatalidad de origen, y de sus capacidades individuales innatas o adquiridas, tengan las mismas oportunidades de aprendizaje, en cualquier contexto educativo, contribuyendo de este modo a forjar sociedades justas y equitativas rompiendo las barreras que se presentan en el aprendizaje y la participación.

Implica que todos los sujetos aprendan juntos, pero respetando a cada uno de ellos como seres únicos, con necesidades educativas particulares, ya que todos los sujetos serán diferentes en cualidades, pero con el mismo derecho a acceder a una educación de calidad como lo explica Flavia Teregi, FLACSO 2012, Inclusión educativa: un desafío al saber pedagógico-.

• Que todos y todas quienes se encuentren en edad escolar asistan a la escuela y que asistan a instituciones donde ciertas calidades básicas estén aseguradas (edilicias, de plantel docente, de recurso pedagógicos, de selección curricular, de tiempo lectivo).

• Que se asegure a todos una formación compartida, independientemente del origen de cada cual y de las condiciones en la que tiene lugar su crianza.

• Que esa formación compartida no arrase con las singularidades y la cultura local, ni codifique como única cultura autorizada las de los sectores específicos de la población, por el contrario, que promueva en todos una comprensión de la cultura y de los intereses de los otros.

• Que no se produzcan condicionamiento sobre los que los alumnos podrán seguir estudiando una vez que hayan finalizado un nivel educativo.

• Que cada vez que surge una nueva barrera para el acceso a la escuela o para el aprendizaje a ella, el Estado asuma sin dilatación medidas positivas que remuevan esas barreras y permitan a quienes la sufren, disfrutar a pleno su derecho a la educación.

(Conferencia, 5° Parte).

En la actualidad, la obligatoriedad del nivel inicial, primario y secundario, se encuentra atravesada por las problemáticas que presenta la inclusión educativa.

Cada nivel constituye una unidad pedagógica, y el acceso a la misma es un derecho garantizado por el Estado como prioridad nacional para construir una sociedad justa, como los establece el Art. 2° y 3° de la Ley Federal de Educación N° 26206.

La misma también establece que el Estado tiene la responsabilidad de ofrecer las condiciones para lograr una educación integral, permanente y de calidad para todos/as. Art. 4° y 6°.

Las escuelas deben brindar esas condiciones necesarias para atender a la diversidad y lograr la permanencia y la promoción de los sujetos, pero sin importar el origen social o cultural, atendiendo a los intereses de cada uno, a través de un saber pedagógico que lleve a cabo el proyecto educativo y que a la vez maneje los obstáculos que se irán presentando en la formación compartida.

Esta inclusión, la cual la mayoría de las personas en formación docente estamos digiriendo, necesita de un saber pedagógico, un saber que iremos construyendo de manera formal e informal, el cual es complejo, porque deberá estar sujeto a cambios que irán surgiendo en cada uno de los ámbitos educativos.

Pero la pregunta es:¿Fuimos formados para manejar las múltiples significaciones de los conceptos?

En el ámbito de la formación docente es importante recordar que en el año 1969, se produjo el egreso de los últimos Maestros Normales Nacionales, creándose los profesorados para la enseñanza primaria y preescolar.

La intención de los cambios en los planes de estudio, fue elevar la especialización al Nivel Superior, con el fin de superar la enseñanza que caracterizaba a la formación docente hasta el momento.

Este antecedente en la historia de la formación docente, tiene una profunda significación que aún hoy se plantea y se constituye como uno de los puntos principales en la Formación, la reflexión sobre la articulación entre la formación docente y la práctica profesional, entre saber pedagógico y prácticas pedagógicas.

En la actualidad se define a la formación docente como un proceso permanente que acompaña todo el desarrollo de la vida profesional, es decir, una formación continua, que ayude a responder las nuevas necesidades

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