Métodos de trabajo con familia y comunidad. Estudio de situación problema
Enviado por yurani ramirez • 25 de Febrero de 2021 • Síntesis • 1.971 Palabras (8 Páginas) • 121 Visitas
Trabajo final curso Métodos de trabajo con familia y comunidad
Estudio de situación problema
Estudiantes
Luisa María Acosta García
Julieth Melissa Osorio Jaramillo
Yurani Andrea Ramírez Flórez
Anna es una adolescente de catorce años. Quien llega a la vida de dos padres adolescentes que sostenían en ese entonces una relación de noviazgo. La madre contaba con 16 años y el padre con 18 años. Al respecto, la Alcaldía de Medellín (2006) resalta que “El 23 % de las adolescentes en Medellín están embarazadas, y de ellas, 40 % se embarazaron de nuevo un año posterior al parto, y las hijas de madres adolescentes se embarazaron a edad más temprana que sus contemporáneas” (p.8). Dicha situación se referencia como hilo conductor del problema, pues en el ciclo vital en el que se encontraban los padres las condiciones económicas, de desarrollo y afirmación de la identidad no eran estables, conllevando a que la relación de pareja se mantuviera por poco tiempo después del nacimiento. De esta manera, Ana permanece al lado de su madre y de su tía abuela, sólo vive con esta última desde hace casi 10 años.
Al quedar solas, luego de la ruptura con el padre, la madre, como mujer al cuidado de la menor, tuvo que hacerse cargo de los gastos económicos y a su vez del cuidado no remunerado. Ella se ha encargado de suplir todas las necesidades económicas de Ana, por ello viajó al extranjero, migró hacia otro país en busca de trabajo para sostenerla a ella y a su tía abuela. Su migración exige una recomposición del hogar frente al cuidado de Ana: “En los hogares transnacionales, la separación de las mujeres migrantes de sus hijas/os, implica inevitablemente una redistribución de los trabajos de cuidado” (Orozco, A.2007.p.5).
De esta manera, es evidente que la madre de Ana no tuvo un acompañamiento en el proceso de crianza de su hija, podríamos decir que la tía abuela la apoyo al quedarse al cuidado de la niña, sin embargo, económicamente no tuvo un respaldo por parte del estado, ni del padre de la menor para quedarse en casa a su cuidado permanente. Asimismo, en situaciones de crisis cotidianas, no pudo estar acompañando a la menor ni otorgándole esa autoridad necesaria en el ejercicio de construcción de su subjetividad.
Según lo antes dicho, el cuidado está constituido regularmente por una figura femenina, quien debe hacerse cargo en este caso de la menor. Aunque la madre se haya ido, esta acción no se debe tomar como abandono, ya que constantemente hacía llamadas telefónicas y enviaba dinero para el sostenimiento de ambas. Por su parte Orozco (2007) menciona que “el hecho de dejar de tener una presencia física en la familia de origen no implica un abandono de las tareas de cuidados que las mujeres realizaban antes de migrar, sino, más bien, una transformación de éstas” (p.6).
De acuerdo con lo dicho, se da lugar al tema principal denominado cadenas globales de cuidado, un término que busca reconocer la transferencia de cuidados de unos a otros teniendo en cuenta ejes de poder que dan cabida a la construcción de una red a partir de la realidad en la que operan las familias. Dependiendo de los cambios y transformaciones en la vida cotidiana de estas, el papel de un cuidador es flexible. Diaz (2008) en un estudio realizado en España, expresa que:
Los nuevos puestos de trabajo de cuidado se encuentran ocupados, en su mayoría, por mujeres inmigrantes, merced a la división sexual y étnica del mercado laboral. Estas mujeres cuidadoras de menores, en muchos casos, también son madres ellas mismas y, por tanto, con responsabilidades familiares propias. Sus hijos, en algunos casos, se encuentran con ellas en España mientras que en otras ocasiones permanecen en los países de origen, creándose lo que se ha dado llamar cadenas globales de cuidado (p.73).
Continuando, los padres toman la decisión de internar a Ana, porque sienten que no son capaz de controlar a la adolescente, pues ella pide un espacio de libertad para encontrarse con su novio, pero a su vez, pide atención por el abandono emocional que deja su madre durante muchos años.
Las siguientes son algunas de las expresiones de Ana: “Estoy muy aburrida…, es que mi mamá es muy bandera, la verdad es que la odio… Huy no, tanto esperarla para nada…” ¿Cómo es eso?, pregunto. Dice; “Que bandera, yo quería y adoraba mucho a mi mamá, pero no vino sino a pegarme, es que me casco, y dizque me quiere. No…. ¡Que pereza!, Es que yo no la veía desde chiquita, y que bien volver a verla pensaba cada día, pero no…Todo fue lo peor… llegó aquí para estar sólo pendiente de sus amigos, hasta de su esposo se olvidó, a mí ni me presta atención, es como postiza”. Solo recuerdo sus palizas cuando le preguntaba sobre algo que quería saber o sobre lo que me pasaba, decía que era una tonta y bruta tan solo por ser mujer, yo finalmente no me atrevía a preguntar sentía que lo que decía no tenía ningún valor, además mi padre nunca estaba para calmar a esa loca, no decía nada, su pecado fue haber quedarse callado. Viéndolo bien siquiera que ella se fue. Sabe, ella me abandonó cuando yo era chiquita, yo me acuerdo, ese fue el peor día de mi vida, pero no le iba a dar el gusto de llorar después de que me había maltratado, de todo lo que me decía y había decidido abandonarme, diciendo una caspa, dizque se iba para tener un mejor trabajo”. La mayor ilusión de Ana era reencontrarse con su madre, saber si había cambiado, pero su mayor desilusión fue precisamente ese encuentro.
La experiencia expuesta, narra lo que siente Ana frente a la migración de su madre, sentimientos de reproche frente a los actos cometidos con ella, sin embargo, sobre el padre dice quererlo mucho, pero tiene claro el lugar en que él la tiene, por eso no acepta convivir a su lado, prefiere mantener una relación distante. En relación con lo anterior, es importante realizar un análisis frente a la feminización del cuidado, pues a la figura femenina es a quien se le recrimina la ausencia, mientras que las acciones del padre son normalizadas o comprendidas y no representan el foco de atención de Ana. Valderrama (2005) menciona que:
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