MEJORA DE LA FUNCIÓN DIRECTIVA EN EDUCACIÓN

SECRETARIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA

SERVICIOS REGIONALES DE EDUCACIÓN ESTATAL 03

JEFATURA DE SECTOR DE TELESECUNDARIAS

ENSAYO:

“ACTIVACIÓN DE LA FUNCIÓN DIRECTIVA,

NECESIDAD REZAGADA EN EDUCACIÓN”

RESPONSABLE:

DR. ROBERTO AVILA VALADEZ

INTRODUCCIÓN

La evaluación no ha sido el tema favorito de los educadores a lo largo de muchas décadas. La evaluación que llevan a cabo los profesores frente a grupo y los directivos, ha sido solo mero trámite administrativo, en el que se llenan papeles, se clausuran cursos, pero pasamos a la historia sin pena ni gloria. Los errores pedagógicos de cada año se repiten y parece que no hay forma de corregirlos, porque han perdurado desde las reformas educativas de los setentas y porque estamos inmersos en una cultura de la simulación, en la que los maestros están más comprometidos con el mejoramiento de su salario, que con el compromiso de formar mejores mexicanos cada día. Estos señalamientos parecen drásticos, sin embargo dadas las circunstancias, miro necesario ser sincero y directo.

La solución a gran parte de la problemática educativa se encuentra en la activación de la función directiva. Tanto el director como el supervisor y el jefe de sector, han dejado de hacer su trabajo, aún y cuando son las plazas mejor pagadas de la Secretaria de Educación Pública. Las figuras directivas, en la actualidad no están respondiendo a las exigencias de calidad que se suponen, por la falta de apoyo y atención y por las políticas actuales de duplicidad operativa en las regiones en los Estados. La función directiva fue olvidada, como bien lo señaló Silvia Schmelkes en la conferencia de Jalisco (1913).

Existe una problemática clara y tangible, en el campo de la rendición de cuentas, sin embargo, los gobiernos no establecen estrategias capaces de cambiar la cultura de la simulación. Por su parte, los sindicatos son obstáculos que no permiten la mejora en la calidad educativa, debido a que se olvidaron de su verdadera tarea de defender los intereses laborales. Los partidos políticos por su parte, coquetean con los sindicatos para lograr fines alejados de la educación, porque su objetivo es el corporativismo. Tanto el sindicato como los partidos políticos son dignos de mención, porque inciden de manera muy importante en el proceso educativo. Muchos profesores cambian el trabajo pedagógico por hacer política, especialmente los que utilizan los cargos sindicales como escalón para lanzarse a una candidatura. En fin, son vicios que deben erradicarse si queremos ser competitivos ante este nuevo mundo globalizado.

Lo anterior, no solo es una crítica al sistema educativo, fundamentalmente se trata de destacar el papel que desempeñan los profesores en el aula en el instante mismo de la enseñanza y el trabajo de supervisión casi ausente. Es decir, se debe vigilar el lenguaje corporal, pasando por su relación con sus alumnos, hasta saber con la mayor precisión posible, su estilo de ser docente, sus métodos y técnicas de enseñanza y sobre todo el apego a los planes y programas educativos.

La clave de todo este asunto es supervisar al profesor para saber, qué tanto articula su enseñanza con los valores sociales y cómo maneja la justicia escolar, desde todos los puntos de vista, especialmente en el relacionado con la evaluación pedagógica. Todo gira en torno a esta actividad omitida u olvidada, inconsciente o realizada con alevosía y ventaja.

ANTECEDENTES DE LA OLVIDADA FUNCIÓN SUPERVISORA

La figura de supervisor tiene su origen en el Gobierno de Porfirio Díaz y nace como Inspección con el enfoque positivista de aquellos tiempos. Su principal tarea fue de control y evaluación. El primer olvido de esta figura ocurre con el estallido de la revolución, que por su naturaleza, focalizó toda su energía en asuntos políticos. Con la creación de la SEP en 1921 con a Vasconcelos al frente, se recupera la figura de Inspección (Que en los 80s cambió y se le llamó supervisión) siendo Rafael Ramírez colaborador de Vasconcelos en la SEP, le dio fuerte impulso al trabajo de supervisión escolar. En los años treinta, realiza un diagnóstico de la situación de las comunidades rurales e indígenas que tituló:” México es un País eminentemente rural”. Como resultado de ese diagnóstico Rafael Ramírez emprende una batalla para combatir la pobreza y la ignorancia, siendo el supervisor una pieza clave. (Bien podría llamarse a Rafael Ramírez el Freire de México)

Entre las frases que más distinguen la cualidad e importancia del supervisor en los inicios de la posrevolución Rafael Ramírez destaca:

“Todos los países que desean mantener vivos sus sistemas escolares y aptos para prosperar aumentando cada día su actual eficiencia, han creado una institución especialmente dedicada a cuidar de que la vitalidad no se adormezca y se mantenga no solo despierta sino siempre activa. Esa institución es la supervisión escolar”

Rafael Ramírez distinguido pedagogo mexicano, de los más destacados después de la revolución mexicana, es el primero en plantear la necesidad de elaborar reglamentos para el control y dirección del trabajo escolar. Su idea se centró en la atención a las escuelas ubicadas en contextos rurales, donde el hambre y la ignorancia resaltan por los efectos de la revolución y por la escasa atención del Gobierno a zonas rurales. El supervisor en la tarea de mejorar la actuación educativa, es un elemento indispensable, con alta responsabilidad, Rafael Ramírez eleva la figura de supervisión al rango de jerarca de la educación, con el suficiente poder para controlar los asuntos escolares. Al respecto Ramírez señala:

“El campo en el que opera la supervisión escolar es de un radio de acción muy amplio. No solamente tiene que ver con las escuelas, cuya eficiencia está obligada a aumentar constantemente; los maestros que la sirven caen así mismo dentro de su jurisdicción, pues el crecimiento cultural y profesional continuado y permanente de tales educadores, es una de las tareas fundamentales de la supervisión”

A pesar de que la figura de supervisión nace como una figura de control, es notable bajo este discurso que también considera la función de apoyo y asesoría para los profesores. Su propuesta tan eficiente no logró perdurar por muchos años, con la aparición del sindicato de maestros y con las nuevas políticas educativas al pasar los años la función del supervisor se debilitó.

Como producto del ANMEB (Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica 1992) se crearon los Servicios Educativos Regionales, a partir de este momento la Función directiva

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