MIGRACIÓN, DERECHOS HUMANOS Y EDUCACIÓN

MIGRACIÓN, DERECHOS HUMANOS Y EDUCACIÓN

Dr. Manuel Sánchez Guerrero

Los cambios más significativos que se suscitan de los sistemas educativos se perfilan en las transformaciones curriculares y de contenidos en los cuales se deben considerar los problemas actuales de migración, derechos humanos y educación, sin embargo la re-conceptualización del rol del profesor en los procesos de socialización y convivencia pacifista, la autonomía en el hacer de las escuelas y  el reconocimiento de las expresiones de intolerancia que actualmente acontecen en los espacios de convivencia social, impulsan las acciones educativas de acuerdo a la realidad actual.

El impulso de la cultura de no violencia en las aulas es un acto ineludible, puesto que docentes y alumnos son los sujetos primordiales en la lucha permanente contra las ofuscaciones  que llevan a la provocación y al enfrentamiento, para construir juntos los entornos de aceptación y tolerancia en la convivencia humana, en este aspecto las escuelas como instituciones y los profesores como agentes socializadores  enfrentan el reto de abrir las puertas a la educación para la paz que vaya más allá de los acontecimientos violentos que se presentan en el siglo XXI, introduciendo cambios generales en su organización, en su quehacer y lograr que estos no queden en demagogia sino en el accionar cotidiano del profesor donde quede explicito e implícito el saber convivir entre iguales, considerando que se vive en un período de cambio internacional, en el que para algunos la convivencia social se presenta incierta: cambian las demandas de la sociedad y de los individuos, aparecen nuevas reglas de juego y se modifican los roles de las instituciones, de los diversos agentes que en la actualidad  surgen como nuevos actores sociales por el desplazamiento de su lugar de origen a sitios de ignoto.

La educación para la paz es un compromiso de la humanidad, sin embargo por los acontecimientos de desacuerdos sociales puede estar en deterioro en nuestros tiempos, pero en las aulas en todos los niveles educativos está presente la intención de educar para la paz, independientemente del origen del alumnado, definitivamente la tarea fundamental que se tiene para todos los docentes; las definiciones conceptuales de la paz se deben enmarcar para la erradicación de la violencia, con la finalidad de que la paz permanezca en todos los ámbitos y entornos de los seres humanos, ya sea en la escuela, el trabajo, la calle pero sobre todo en la institución principal de la humanidad como lo es la familia.

La promulgación de la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Organización de Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, institucionalizó a nivel global una visión sobre el sujeto que consagró las posibilidades de acceder a un desarrollo humano justo, equitativo y de bienestar social. Consecuentemente, dicha medida constituyó el marco de referencia para promulgar la Declaración Universal de los Derechos del Niño en 1959 y una serie de medidas, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio –en el año 2000-, que han consolidado una serie de principios y objetivos que orientan a los seres humanos en la búsqueda de una vida digna y en paz.

En 1998, bajo la resolución A/52/13, las Naciones Unidas deciden impulsar globalmente la cultura de paz. La cual consiste en fomentar valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de abordar sus causas para solucionar los problemas primando el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones.   Se complementa lo anterior con la Declaración y el programa de Acción sobre una Cultura de Paz (1999, Resolución A/53/243) en donde se identifican ocho ámbitos de acción para los actores al nivel local, nacional e internacional, los cuales consideran:

1. Promover una cultura de paz por medio de la educación.
2. Promover el desarrollo económico y social sostenible.
3. Promover el respeto de todos los derechos humanos.
4. Garantizar la igualdad entre hombres y mujeres.
5. Promover la participación democrática.
6. Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.
7. Apoyar la comunicación participativa y libre circulación de información y conocimientos.
8. Promover la paz y la seguridad internacionales.

Los sistemas educativos no se mantienen inertes, se han iniciado actualmente, procesos de reformas y transformaciones, derivadas de la concientización de la debilitación de un modelo educativo que no ha conciliado el crecimiento cualitativo con niveles satisfactorios de convivencia pacifista y social,  calidad y equidad, ni de satisfacción de las nuevas demandas sociales, el funcionamiento óptimo de los sistemas educacionales se ha convertido en una prioridad para garantizar la preparación y formación de ciudadanos, con la finalidad de sobrevivir en sociedades con situaciones  complejas.

Abordar el tema de la educación, nos remite a distintas definiciones: el proceso de socialización de los individuos y su desenvolvimiento en todos los entornos de su vida cotidiana; la educación también implica una concienciación cultural y conductual, donde las generaciones adquieren los modos de ser y ejercer los valores universales, la educación por la paz tiene una trascendencia que va más allá de la simple definición conceptual, que es todavía más profunda,  pues implica situaciones y acciones ejecutables inacabadamente, aún siendo una palabra tan corta y tan sencilla de pronunciar, no importando el idioma que se hable, Trueba, (2003).

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