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Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  Práctica o problema  •  2.790 Palabras (12 Páginas)  •  179 Visitas

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Jóvenes que no estudian ni trabajan: ¿Cuántos son?, ¿quiénes son?, ¿qué hacer?1

Este País | Rodolfo Tuirán y José Luis Ávila | 251 | 01.03.2012 |

El diseño de programas efectivos para enfrentar los mayores desafíos del país, como el de la inclusión cabal y justa de los jóvenes, debe pasar necesariamente por diagnósticos puntuales. El presente estudio constituye un análisis detallado y fundamentado del fenómeno de los Ninis. Sirva lo que revela para la discusión y el diseño de estrategias sobre un asunto de la mayor importancia.

En los últimos años se ha hecho cada vez más visible en el debate público el fenómeno de las y los jóvenes que no estudian ni trabajan (los llamados “Ninis”). La expectativa social es que, durante su juventud, hombres y mujeres acudan a la escuela para adquirir conocimientos y desarrollar habilidades y destrezas o bien que trabajen para generar ingresos, formar un patrimonio y convertirse en personas autónomas. Se suele pensar que si los jóvenes no estudian ni trabajan, están en riesgo y se colocan en una situación de vulnerabilidad. Consecuentemente, constituyen un motivo de preocupación para sociedad y gobierno.

En términos generales, el fenómeno de los Ninis2 se explica tanto por causas que escapan al control individual (acceso limitado a la educación, obsolescencia de los modelos educativos, falta de oportunidades de empleo y desarrollo productivo, inestabilidad y precariedad laboral e insuficiente ingreso de los hogares, entre otros), como por entornos familiares poco propicios para el desarrollo de los jóvenes e incluso –como veremos más adelante– por decisiones de carácter personal relacionadas (o no) con eventos del curso de vida (como la unión o el matrimonio y el embarazo tempranos) que determinan una elevada deserción escolar. Se trata, en consecuencia, de un fenómeno con múltiples causas y diversas manifestaciones.

Diversos autores han señalado que el fenómeno de los Ninis no es privativo de las naciones en desarrollo —como México—, sino que ocurre en todos los países. Postulan también que se trata de un fenómeno reciente que afecta a la generación actual de jóvenes, en contraste con las precedentes. Sostienen que si bien los jóvenes tienen actualmente más acceso a la educación, los afecta la falta de perspectivas, los vaivenes continuos, el deterioro de las condiciones laborales y la incertidumbre en el empleo.3

Estas tendencias aparentes han conducido, a su vez, a centrar la atención en las consecuencias que se supone que podría traer aparejada la condición Nini. Entre otras preocupaciones formuladas por la literatura sobre el tema, destacan las siguientes:

• Se dice que la doble exclusión que sufren estos jóvenes compromete no solo su presente sino también su futuro, al tiempo que constituye un doloroso desperdicio social de sus capacidades y potencialidades de desarrollo. De hecho, para muchos esta condición puede resultar en un “ocio frustrante, obligatorio, impuesto, incómodo, improductivo y, por supuesto, angustiante y doloroso”.4

• Además, la doble privación parece imponer a los jóvenes una enorme dificultad para emanciparse y definir o desarrollar un proyecto de vida, lo que, según diversos analistas, influye negativamente en su autoestima y les provoca escasa confianza en el porvenir, desánimo, apatía, indolencia, frustración, angustia, ansiedad, incertidumbre e indefinición.5

• Algunos otros autores sostienen que la situación de exclusión y los obstáculos crecientes que dificultan la emancipación refuerzan entre los jóvenes el descrédito de los estilos de vida tradicionales y la aparición de un nuevo modelo de actitud caracterizado por el rechazo simultáneo a estudiar y a trabajar. Según esta visión, los jóvenes piensan que “el futuro es tan incierto que es mejor vivir al día” y no están dispuestos a realizar “esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro”.6

• Por todas estas razones, diversos analistas piensan que, de no ser atendidos por políticas públicas adecuadas, existe el riesgo de que la condición Nini puede hacer de los jóvenes presa fácil de la violencia, las adicciones y el crimen organizado;7 convertirlos en un peligro para la cohesión social y la democracia,8 e incluso en una “bomba de tiempo” para la seguridad del país.9

Tomando en cuenta estas y otras preocupaciones similares, este artículo utiliza los resultados de la Encuesta Nacional de la Juventud de 2010 (ENJ)10 y de otras encuestas recientes para explorar y comprender mejor el fenómeno de los Ninis en el país. Esencialmente, en este artículo nos preguntamos si existe evidencia sólida que apoye en el caso mexicano algunas de las interpretaciones e hipótesis de trabajo arriba enunciadas.

Estimamos, en primer lugar, la cuantía actual de los jóvenes Ninis y cómo se compara con otros países; procuramos conocer también su evolución en el tiempo y algunas de las características de los jóvenes que experimentan esa condición. En segundo lugar, exploramos otras interrogantes de indudable interés: ¿Qué pasa con los jóvenes Ninis? ¿A qué se dedican? ¿Qué valor le otorgan estos jóvenes a la educación? ¿Qué expectativas tienen? Finalmente, en tercer lugar, el artículo se propone llamar la atención acerca del imperativo de diseñar e instrumentar políticas públicas (preventivas y correctivas) para hacer frente a este complejo y preocupante fenómeno social.

Jóvenes Ninis, un fenómeno mundial

Las encuestas y censos permiten cuantificar el número de jóvenes que no estudian ni trabajan.11 Lo hacen interrogando a los jóvenes directamente sobre ambas condiciones. Esta manera de medir el fenómeno, aunque lo simplifica, permite seguir su evolución y comparar su intensidad en diferentes latitudes.

Los datos disponibles confirman que efectivamente los llamados Ninis son una realidad mundial que tiene causas, alcances e implicaciones distintas en cada país. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) estima que, en los países que la integran, alrededor de 15.2% de los jóvenes de 15 a 29 años de edad no estudia ni trabaja.12 Esta misma organización precisa que:

• Un total de 19 naciones de la ocde tiene un promedio inferior al porcentaje indicado; destacan, entre los más bajos, los casos de Dinamarca (6.6%) y Holanda (7 por ciento).

• En contraste, con valores ligeramente superiores al promedio, se ubican Francia (15.6%) y el Reino Unido (15.7%); en una posición más alejada destacan Italia (21.2%), España (22.7%) y México (24.8 por ciento).

• A su vez, Israel y Turquía alcanzan los porcentajes más elevados, con 28.7 y 39.6%, respectivamente.

Es decir, México ocupa el tercer lugar entre las naciones de la OCDE

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