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Medio Ambiente


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  3.771 Palabras (16 Páginas)  •  205 Visitas

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Taller # 7

El suicidio

Karol Zabaleta Gómez

Sociología jurídica e instituciones políticas

Socióloga mg: Leticia Hundek pichón

Universidad del atlántico sede ciudadela

Facultad de ciencias jurídicas

Programa de Derecho

Barranquilla-Atlántico

2013

INTRODUCION

Para hablar de suicidio primero se realiza un énfasis en el concepto de este la realidades vividas, su historia, diferentes teóricos que han abarcado este tema, etc.

El suicidio (del latín sui caedere, matar a uno mismo), es un acto en el cual deliberadamente se quita la propia vida en ocasiones suele ser de una forma no dolorosa por ejemplo el envenenamiento o muy dolorosa darse un disparo, estas formas pueden llegar a ser un suicidio con éxito o como comúnmente es con una soga, Aristóteles considera un suicidio como un atentado contra la propia vida, una deshonra personal y una manifestación de cobardía, para la sociedad en la actualidad así como en tiempo atrás, el suicidio es mal visto.

Para considerarse suicidio, la muerte debe ser un elemento carnal y el motivo del acto, y no solo una consecuencia casi ineludible. Así los mártires no son considerados suicidas, dado que se sacrifican en nombre de una creencia. Tampoco son suicidas los que se sacrifican por otros en caso de emergencias ni los soldados que mueren en una guerra y, en estos casos, los muertos no son proscritos por la ley. En el caso de que el suicidio tenga consecuencias legales, la ley recoge que debe haber prueba de intención de morir, así como la propia muerte para que el acto sea considerado un suicidio. Puede que dicho proceso sea costoso en caso de minusvalía y tenga que depender de alguien más, que entraría entonces en una dinámica de cómplice de suicidio. Según Guillon y Le Bonniec 1°“el cómplice es todo aquel que, sin llevar a cabo personalmente los elementos constitutivos de la infracción imputable del autor, solamente ha facilitado o provocado la acción principal por medio de actuaciones de una importancia material secundaria: ayuda, suministro de medios o instigación” figura del derecho penal donde sería posible una sanción penal.

El suicidio, definido como la acción voluntaria por la que una persona se priva de la vida, es un fenómeno universal presente en todas las épocas y culturas, pero la actitud de las sociedades ha sido diferente dependiendo de las influencias religiosas, filosóficas, culturales, socio-políticas, y sobre todo de las ideas sobre la muerte.

En la Europa Antigua, sobre todo durante el Imperio Romano, el Suicidio se consentía e incluso era considerado un acto honroso. El filósofo romano Séneca lo ensalzaba como el último acto de una persona libre.

Sin embargo, para San Agustín, el suicidio era un pecado. Varios de los primeros concilios de la Iglesia cristiana decretaron que no se celebraría ningún funeral por ninguna persona que se hubiera suicidado. En las legislaciones medievales se ordenaba la confiscación de todas las propiedades del suicida y el cadáver sufría todo tipo de humillaciones.

Actualmente, el suicidio, está condenado en las religiones cristiana, judía e islámica.

En 1897 Emile Durkheim postuló que el suicidio era un fenómeno sociológico, como resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad, más que un puro acto individualista.

Las sociedades modernas continúan manteniendo unos niveles de suicidio muy elevados, producto, en parte, de la permisividad social y del considerable grado de tolerancia a este respecto que se registra en la actualidad. Por otro lado, resulta en nuestros días mucho más fácil acceder a los medios necesarios para cometer suicidios con un mayor grado de acierto que en el pasado. Los medios tecnológicos necesarios, así como las sustancias tóxicas precisas, se encuentran fácilmente accesibles para toda la población. Aunque este tipo de actos todavía hoy se encuentran sometidos a una notable crítica social, lo cierto es que el fenómeno del suicidio se aborda desde una perspectiva psicosocial, con la principal finalidad de comprender las razones profundas que impulsan a los individuos a cometer semejante acción, e incorporar los resultados de estas investigaciones a los tratamientos y terapias individuales para prevenir este tipo de acciones

El suicidio es un fenómeno tan antiguo como la propia historia de la humanidad:

El Islamismo condena de forma explícita el suicidio. Mahoma dijo 2°“El hombre no muere sino por voluntad de Dios...”por tanto se vería como un acto de rebeldía o pecado.

En la India, y bajo la influencia del brahmanismo, los sabios, en su búsqueda del nirvana se suicidaban frecuentemente en el transcurso de fiestas religiosas.

El budismo no reconoce un alma independiente, sino un alma-cuerpo interdependiente. Todo se rige por la ley del Karma, por lo tanto, todo es consecuencia del Karma pasado. El objetivo es el Nirvana o estado mental de paz completa.

En el Antiguo Egipto los partidarios del suicidio llegaban incluso a agruparse en asociaciones cuyos miembros buscaban las medidas más agradables para morir. Los suicidios colectivos parecen haber sido un hecho frecuente a través de la historia.

Plutarco nos relata una “epidemia suicida” acaecida entre las jóvenes de Mileto y como se consiguió acabar con ella al someter a los cadáveres a la vergüenza pública.

En la Grecia clásica, el suicidio fue un hecho común entre los filósofos. Así, Anaxágoras tras ser injustamente encarcelado cometió suicidio. Su discípulo Sócrates bebió serenamente la cicuta tras haber sido condenado a muerte. Metrocles, que estando un día en una lección, se le escapó una ventosidad involuntariamente y tanto fue el rubor y pena que de ello le sobrevino, que se cerró en su cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre.

A lo largo de toda su historia, el suicidio ha adquirido de manera alternada variedad de atributos. Ha sido elogiado como todo acto sublime y a la vez repudiado como muestra de las fatales consecuencias de inmoralidad. Sus esfuerzos por eliminarlo, más que entenderlo, han sido objeto de múltiples discursos que, de mano en mano o de institución en institución, fueron delimitando las características que hasta hoy le son concebidas.

Así, para entender el fenómeno del suicidio dentro de cualquier contexto socio-histórico, es necesario saber de antemano el cuerpo conceptual y simbólico que le imputaron variedad de discursos en determinada época y que por lo general siempre han sido representadas por dos grandes instituciones: la Iglesia católica y el Estado. Alrededor de éstas iban surgiendo disciplinas

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