PARTE I: ACERCA DE LA ENSEÑANZA
Enviado por Karina2222222222 • 14 de Septiembre de 2013 • 1.395 Palabras (6 Páginas) • 484 Visitas
PARTE I: ACERCA DE LA ENSEÑANZA
De acuerdo a los deseos renovadores, en cuanto a la consideración de la escuela como centro de excelencia para la enseñanza, se piensa en la Didáctica como perspectiva salvadora y propiciadora de transmisión cultural. Se presenta el problema de considerar la teoría como actividad y la práctica como acción concreta de una cierta difusión de propuestas educativas en el aula.
Se anuncian dificultades para llevar a cabo la enseñanza guiada, metódica e instructiva, propuesta en la Didáctica Magna (1630). De manera que la búsqueda de un método empieza a reformularse debiendo tener presente una serie de prerrogativas sociales, culturales, históricas, etc. A la vez, se empieza a poner en marcha la promoción dinámica del alumnado y se hace necesario el replanteo y la resignificación de las prácticas educativas en una sociedad cambiante y demandante.
Para el análisis de la enseñanza y de algunos de sus aspectos, es imprescindible tener presente el método, dado que es componente sustancial del proceso enseñanza-aprendizaje. La buena instrucción se enfoca como aporte necesario en la construcción de actividades significativas y exitosas, atendiendo a dos tipos de dimensiones: la epistemológica y la moral. Además, es conveniente tener consideración en las acciones del docente y en los resultados que éste puede alcanzar con los alumnos.
El ejercicio docente, en cuanto interrogante, adquiere relevancia oficiosa. La enseñanza se propone en la actividad dialéctica intencionada, instintiva y guiada. En los diferentes sectores sociales hay manifestaciones educativas que sirven como armas para afrontar una sociedad que obliga a tomar decisiones constantemente.
Se hace indispensable discurrir el significado de la enseñanza en la sociedad actual y para ello hay que desterrar ciertas imágenes que ilustran el adoctrinamiento: la vinculación entre el docente y el alumno, asimétrica pero no dominante; la maleabilidad del niño, entendida como propensión hacia el conocimiento y asimilación de prácticas educativas, no como doblegable.
Es congruente la correspondencia entre la educación como movimiento y la enseñanza como práctica creativa y con éxito. De acuerdo a esto, el educador entrega los saberes que lo consagran en su actividad, dada por su elección hacia ella. Y la impartición instructiva se formula de la siguiente manera:
Los formadores de conciencias no soportan el derecho a la indiferencia. Los motivadores profesionales, la negativa a participar del intercambio. La tarea es enseñar. Aparentemente, eso elige un enseñante. Y quien elige eso, pudiendo elegir otra cosa, es porque disfruta enseñando, es decir que, en un punto, o en más de un punto, la pasa bien. (Antelo: 31).
El docente se proyecta como guía y como andamiaje hacia un aprendizaje controlado y graduado, aunque deslindado del concepto de adoctrinamiento. Teniendo presente la intencionalidad definitoria de la enseñanza, Fenstermacher expresa que no siempre se obtienen buenos resultados, o sea, no siempre se aprende. De acuerdo con la idea de proceso ontológico, como subordinación que trasciende sin ser causal, la enseñanza tiene este tipo de dependencia con respecto al aprendizaje.
La enseñanza genera un andamiaje para facilitar el aprendizaje de algo que el aprendiz puede hacer si se le brinda una ayuda. (…), la enseñanza sería la guía o el sostén que el docente ofrece y luego retira para favorecer el aprendizaje de sus alumnos. (Gvirtz y Palamidessi: 135).
Diferentes autores y distintos matices formatean y delimitan la teoría: “La enseñanza es una actividad, un hacer, una práctica”. (Gvirtz y Palamidessi: 133). Según Fenstenmacher “La enseñanza es un ´invento social´. Un instrumento para resolver un tipo de problemas”. ”La enseñanza implica transmitir un conocimiento o un saber, favorecer el desarrollo de una capacidad, corregir y apuntalar una actividad, guiar. En cualquiera de los casos, la enseñanza siempre responde a intenciones…” (Davini: 16-17).
Para establecer una instancia conclusiva, de acuerdo a las definiciones confluyentes, la enseñanza y sus aspectos se van modificando. No basta la habilidad del docente como estructurador de buenas intenciones, se aprende de todas maneras, aún sin tener intención de hacerlo. No es suficiente guiar, acompañar o tener intuición. El acto directivo de enseñar ya desde su génesis apuntala hacia alguien y sus efectos tienen relación directa con las necesidades del sujeto que quiere aprender.
En cuanto a promover buenos resultados, se tienen que dar consonancias sustanciales entre los participantes. Considerar la existencia de sujetos, ambientes, contenidos, todos ellos, actantes modificantes e interactivos que participan.
Si las definiciones quedan estancadas en la teoría,
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