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Sexualidad


Enviado por   •  18 de Julio de 2011  •  2.063 Palabras (9 Páginas)  •  1.056 Visitas

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PREJUICIOS SOBRE LA SEXUALIDAD

La sexualidad en nuestra sociedad: La sexualidad se refiere a la forma de sentir, vivenciar y actuar que tenemos hombres y mujeres. Tiene que ver con nuestro cuerpo y las sensaciones que él nos genera desde que nacemos hasta la muerte.

La sexualidad empieza su proceso de formación desde el primer encuentro que el bebé tiene con el mundo, que en ese momento se centra principalmente en su madre. Las primeras vivencias relativas a la sexualidad tienen que ver con el contacto con sus padres y las sensaciones de satisfacción asociadas a este contacto (tomar pecho, dormirse junto a ellos, ser acariciados, etc.).

Así los niños van aprendiendo según como se relacionan sus padres con él, a establecer contacto con el mundo en lo que se refiere a su sexualidad. Por ejemplo, si los padres tienden a acariciar poco al niño éste aprenderá a mantener cierta distancia y establecerá más tarde relaciones con los demás de acuerdo a esta forma de relacionarse que aprendió de sus padres.

De esta manera cada familia formará a sus hijos desde muy temprana edad en una determinada manera de ver su sexualidad, que es única y particular.

La familia juega un rol muy importante ya que determina la forma de percibir y enfrentar el mundo. Según lo que aprendamos en nuestra familia de origen actuaremos y determinaremos lo que es aceptable o inaceptable, para nosotros y los nuestros. En este sentido la familia es fundamental para construir la visión que se tenga de la sexualidad.

En la familia se va aprendiendo lo relativo a esta a través de lo que enseñan los padres, cómo los hijos ven a sus padres vivir su propia sexualidad y cómo se desarrolla la sexualidad al interior de la vida familiar. Todo ésto está inevitablemente determinado por los valores y reglas de la cultura de cada país. En nuestro caso esos valores son cristianos, aún cuando no estemos ligados a ninguna iglesia.

Cada familia establece qué es lo más adecuado o no, para el desarrollo de sus hijos. Una familia puede ser más bien represiva o tradicional frente a la sexualidad y su hijo tener un muy adecuado desarrollo de su sexualidad de acuerdo con los valores que en ella aprendió.

Una familia que valora la expresión y contacto de sentimientos asociados a la sexualidad puede formar hijos con un muy adecuado desarrollo de la sexualidad, pero con valores muy diferentes a los de la familia anterior. Ambos estilos son igualmente válidos, igualmente sanos si las reglas, valores y formas de vivirlas que ellos tienen son congruentes entre sí y las reglas que regulan estas acciones están claras.

Esto quiere decir por ejemplo: que una familia que respeta y busca la privacidad respecto de la sexualidad, no puede intentar cambiar su estilo y tratar de mostrar el desnudo como algo natural. Si lo hiciese la tensión que eso le provocaría tanto a los padres como a los hijos sería muy grande y los desconcertaría a todos. Imagínense a uno de esos padres tratando de pasearse desnudo delante de sus hijos, muerto de vergüenza y muy nervioso. Es mejor entonces que cada familia actúe de acuerdo a como le resulta más natural y cómodo para su forma de vivir la sexualidad.

La sexualidad ha ido evolucionando junto con la mentalidad del ser humano. En la Prehistoria era una simple satisfacción del impulso reproductivo. Es probable que la preocupación por la sexualidad no contara demasiado en las primeras comunidades cavernarias debido a la vida totalmente insegura de los primeros hombres. La persecución de la caza y la búsqueda de frutos obligaban a un constante cambio de refugios.

La sexualidad pasa a ocupar un lugar importante en la civilización con el descubrimiento de la agricultura, pues permitió a las tribus establecerse por períodos prolongados en territorios fijos, con lo que hombres y mujeres pudieron por fin conocer el placer de reproducirse. En ese momento, la humanidad identifica a la mujer (da vida) con la tierra (da frutos). Asi nace un culto a la sexualidad femenina que sólo relegarían, las religiones judaica, cristiana e islámica.

En las culturas helénica y latina el acto sexual llegó a ser una manifestación religiosa. Las orgías dedicadas a Dionisio o Baco, divinidad masculina de la sexualidad, fueron al principio verdaderos rituales del amor. En ellos se ofrecía a los dioses un presente para propiciar sus favores, en forma de fertilidad femenina y terrestre. Con el correr del tiempo esta creencia perdió su base religiosa y se transformó en exceso hedonista. Es especialmente famoso el caso de las orgías romanas, que llegaron a dimensiones monstruosas durante ciertos períodos de su historia imperial.

En este período se consolidó también la exaltación del potencial sexual masculino, a través de las imágenes divinas como Zeus y, especialmente Apolo. La mitología grecolatina está llenas delas aventuras eróticas de estos personajes, el primero padre de los dioses y el segundo, su hijo predilecto. La gente veneraba a Apolo como un dios pleno de belleza física y espiritual (era, en cierto modo, el protector de las artes), así como de fortaleza y valor. De su imagen surgió el concepto de belleza apolínea, que marca hasta la actualidad, el prototipo del hombre viril y sensual. Su relación de conquistas divinas y humanas sólo se compara a la de su padre Zeus. Pero Apolo se acerca más a la simpatía de los mortales porque sus aventuras amorosas no siempre terminaban bien. Cuando, por ejemplo, engañaba al feo, Vulcano con su esposa, la bellísima Afrodita, ambos fueron descubiertos y expuestos al ridículo por el marido.

Una costumbre de aquellos tiempos, fue la prostitución sagrada. Con la que las mujeres atraían favores de las diosas protectoras de su pueblo. La mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad a la diosa Venus o a algún de sus equivalentes, a través de la unión con un sacerdote o un extranjero; el forastero, en este caso, debía pagar a su vez con una ofrenda en especie o en metálico para costear los cuidados del templo de la diosa. Esa costumbre ritual degeneró en la simple venta del cuerpo femenino. Era natural que estos excesos ocurran en pueblos dominados por las concepciones helénicas y latinas, cuando las guerras o el desgaste de la sociedad alteraban las costumbres y causaban una profunda ansiedad por disfrutar placeres. Entre los múltiples descubrimientos e invenciones de estas culturas no podía faltar la educación sexual.

Griegos y latinos

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