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Socialismo Del Siglo XXI


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  4.717 Palabras (19 Páginas)  •  256 Visitas

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Universidad Autónoma del Estado de México

L.C.P, Economía Mexicana

Mtra. Mayra Patricia Pérez

Rodrigo Ledesma Islas

Socialismo del siglo XXI

En este trabajo como tema principal propongo las características de un sistema socialista, como “modelo ideal” de desarrollo para nuestro país. Hay que aclarar que lo que suele denominarse “modelos” son en realidad simplificaciones académicas de realidades muy complejas. Así que, no se puede reducir la construcción del socialismo a la aplicación de una receta, un modelo, una fórmula.

El sistema socialista se caracteriza por aquellas teorías y acciones que defienden un sistema económico y político en donde, el Estado actúa en una oposición al Estado de clase, esto es, que el Estado se subordina a la clase obrera, o sea, a la clase con mayor número de integrantes que, a diferencia del sistemas capitalista, el Estado se subordina al poder de unos cuantos por lo tanto, lo que busca el socialismo es evitar que una minoría posea los medios de producción puesto que, al no poseer los medios de producción, la clase obrera no se ve obligada a vender su fuerza de trabajo.

El socialismo es la etapa de desarrollo social que comienza con el triunfo de la revolución proletaria. Se trata de una etapa que viene directamente del capitalismo y durante la cual se ajustan y transforman los elementos heredados de este sistema. Durante esta etapa van desapareciendo los elementos negativos y se van fortaleciendo los elementos que conducen al comunismo, a la etapa de la sociedad en la que desaparecen las clases sociales y el Estado como mecanismo de represión.

La propuesta principal del modelo socialista, y de ahí su nombre, es la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción para que la propiedad solo se establezca como social, es decir, estatal o colectiva en donde, el Estado asume y detenta la propiedad absoluta de los medios de producción y toma el control absoluto sobre las decisiones y conducción de la economía en su conjunto. El fin de la producción socialista es satisfacer las necesidades sociales y no la obtención de las ganancias.

Marx no fue el primero en pensar en una sociedad comunista. Antes de él hubo escritores como Babeuf, Saint Simón, Fourier, Owen, que, haciendo una crítica de la sociedad en que vivían, llegaron a proponer soluciones de tipo socialista y aun comunista. Todos ellos deseaban una sociedad en que no hubiera antagonismo de clases, es decir, en que no existieran grupos sociales que tuvieran el monopolio de algún sector fundamental de la actividad social.

Lo más importante de la doctrina de Marx no es la lucha de clases, la que, según el propio autor, ya había sido descubierta antes por pensadores burgueses. Es por ello que Lenin afirmaba que quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del pensamiento burgués y de la política burguesa. Suponer que el marxismo es sólo la doctrina de la lucha de clases es limitarlo, reducirlo a algo que la burguesía puede aceptar.

Marxista, sólo es el que partiendo de la lucha de clases acepta la necesidad de la dictadura del proletariado. La aceptación o el rechazo de la dictadura del proletariado permiten establecer una línea de demarcación entre las concepciones marxistas, proletarias y las concepciones pequeñas burguesas, reformistas.

Con el desarrollo del sistema, la clase obrera no sólo crece, sino que va concentrándose cada vez más en las zonas industriales. Esto ayuda a que los obreros adquieran conciencia de clase, es decir, que se vean a sí mismos como una clase social explotada por el sistema: que crea las riquezas qué van a parar a los bolsillos de los capitalistas y está sometida al control capitalista dentro de la fábrica. Además, la socialización del trabajo dentro de la fábrica crea hábitos de organización, de disciplina y solidaridad, que ayudan a que esta clase se de una organización que le permita destruir el sistema de explotación al que está sometida. Por eso Marx, en el Manifiesto Comunista, dice que el sistema capitalista “produce a sus propios sepultureros”.

Debido al carácter transitorio de esta etapa, se la suele llamar también transición al socialismo; sin embargo, siguiendo las reflexiones de Marx y Lenin, en ese caso nos parecería más correcto hablar de transición al comunismo.

Las características fundamentales del socialismo son: la dictadura del proletariado, en lo político, y la propiedad social de los medios de producción más importantes junto a la planificación de la producción social, en lo económico.

El paso de los medios de producción a manos del Estado proletario permite planificar la economía en la forma más racional posible para ponerla al servicio del pueblo. Sólo si el Estado es el propietario de los medios de producción, es decir, sólo si es él quien puede disponer de ellos y de sus frutos, es posible dirigir la producción hacia fines sociales. Cuando la propiedad de las empresas está en manos de particulares, aunque se trate de un colectivo de trabajadores, éstos tratarán de obtener el máximo de utilidades para su grupo, lo que generalmente no está de acuerdo con el interés general de la población.

Ahora bien, para que la planificación económica funcione no basta que el Estado pueda disponer de los medios de producción y de sus frutos. Es necesario que el plan esté basado en gran cantidad de información que venga desde los mismos centros de trabajo, para recoger así las opiniones de los trabajadores, que son los que llevarán adelante el plan. Sin la real participación de las bases para hacer y controlar el plan, se pueden cometer muchos errores.

Si se planifica correctamente la economía, el socialismo se caracteriza por un extraordinario crecimiento de las fuerzas productivas, liberadas ahora de las trabas que les imponían las relaciones de producción capitalista. Se avanza así desde un sistema donde reina la escasez a un sistema donde reina la abundancia.

Por otra parte, no se puede pensar que de un momento a otro los hombres vayan a trabajar teniendo en cuenta los intereses de la comunidad y vayan a tomar de ella sólo lo que necesitan para vivir, teniendo en cuenta las necesidades de los demás. Una de las mayores dificultades de la construcción de la nueva sociedad es que ésta no se edifica con “hombres con las mejores intenciones”, criados en invernadero, sino con hombres que han nacido en el capitalismo y que han sido corrompidos por ese sistema.

Según los marxistas clásicos, la futura sociedad permitiría el pleno desarrollo de todas las potencialidades del ser humano. Los seres humanos fragmentados que el capitalismo produce

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