SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Enviado por chela1996 • 23 de Julio de 2013 • Práctica o problema • 8.708 Palabras (35 Páginas) • 278 Visitas
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI:
¿QUÉ ES EL SOCIALISMO?
Por Michel A. Lebowitz.
1. En el Siglo XIX, aunque no se habían desarrollados sus detalles, el principio básico del socialismo estaba claro: el socialismo era una sociedad en la cual la naturaleza de las relaciones sociales y de los derechos de propiedad permitirían el pleno desarrollo del potencial humano. Después de los distintos ensayos acontecidos durante el Siglo XX, las cosas se tornaron, sin embargo, más confusas. Por lo tanto, si vamos a construir el socialismo del siglo XXI, es esencial aprender de las lecciones del siglo pasado para volver a tener claridad sobre el tema.
Lo que el socialismo no es
2. A menudo, la mejor forma de entender algo es entender lo que esto no es.
3. El socialismo no es una sociedad en la cual las personas venden su mano de obra y son dirigidos desde arriba por otros cuyas metas son las ganancias más que la satisfacción de las necesidades humanas. No es una sociedad en la cual los dueños de los medios de producción se benefician dividiendo a los trabajadores y a las comunidades para bajar los salarios e intensificar el trabajo –es decir, para ganar más incrementando la explotación–. No es un sistema donde no se toma en cuenta a los campesinos, a los desempleados, y a los excluidos y dónde la única lógica es la lógica del incremento del capital. En resumen, el socialismo no es el capitalismo.
4. Pero el socialismo tampoco es una sociedad estatista, donde las decisiones se imponen desde arriba y donde toda iniciativa es potestad de los funcionarios del gobierno o de los cuadros de vanguardias que se autoreproducen. Precisamente porque el socialismo se centra en el desarrollo humano, enfatiza la necesidad de una sociedad democrática, participativa y protagónica. Una sociedad dominada por un Estado todopoderoso no genera los seres humanos aptos para crear el socialismo.
5. Por la misma razón, el socialismo no es populismo. Un Estado que provee los recursos y las soluciones a todos los problemas de la gente no fomenta el desarrollo de las capacidades humanas, al contrario, estimula en la gente una actitud de esperar del Estado y de líderes que prometen dar respuesta a todos sus problemas.
6. Además, socialismo no es totalitarismo. Precisamente porque los seres humanos son diferentes y tienen diferentes necesidades y habilidades, su desarrollo por definición requiere del reconocimiento y respeto de las diferencias. Las presiones del Estado o las de la comunidad para homogeneizar las actividades productivas, las alternativas de consumo o estilos de vida, no pueden ser la base para que surja lo que Marx reconocía como la unidad basada en el reconocimiento de las diferencias.
7. Finalmente, el socialismo no debe ser entendido como un sistema con características específicas, leyes y límites. Más bien, el socialismo es un proceso.
¿Etapa o proceso?
8. ¿De dónde salió la idea del socialismo como una etapa específica? Básicamente fue una interpretación errónea de la distinción que hizo Marx entre la “fase inferior” de la sociedad comunista y la “fase superior” del comunismo. Con el tiempo, esta diferenciación entre dos fases de la misma sociedad (la sociedad cooperativa basada en la propiedad comunitaria de los medios de producción a la cual Marx se refería como una sociedad de productores libres y asociados) se consolidó como una diferencia entre dos sistemas: el socialismo y el comunismo.
9. ¿Cuál era esa diferencia? En el socialismo (la “fase inferior”) la idea era que la distribución del ingreso se haría de acuerdo a la contribución: cada persona recibiría de acuerdo a la contribución que hiciera. En cambio, en una sociedad comunista, la distribución sería de acuerdo a las necesidades. La sociedad comunista en este planteamiento era la utopía. Pero, ¿cómo podíamos llegar a esa sociedad utópica del futuro donde podemos recibir lo que necesitamos y también disfrutar de nuestro trabajo? La respuesta (por particulares razones históricas) era: mediante el desarrollo de las fuerzas productivas. El aumento suficiente de la productividad permitiría la transición a esta nueva fase. En este contexto, se dejó en segundo plano la cuestión acerca de qu&eacu te; clase de persona sería formada en el intento por desarrollar las fuerzas productivas tan rápido como fuese posible.
10. De hecho, el desarrollo de las fuerzas productivas se convirtió en la respuesta a todas las preguntas –no sólo al cómo se hace la transición de una fase a otra, sino también a cómo avanzar dentro de una fase–. Lo que apareció en primer plano fueron cosas como el grado de producción de acero, el porcentaje de actividad económica controlada por el Estado, nociones cuantitativas que pueden ser usadas para medir el progreso. Esta perspectiva era tan esquemática –al girar alrededor de la concepción de fases marcadas por distintos niveles de desarrollo de las fuerzas productivas–, que la gran reflexión que provocaba era la de saber si un país con un bajo nivel de desarrollo económico podría convertirse en socialista o si tendría que esperar… y esperar.
11. Todo esto derivó de la errada y desafortunada lectura que se hizo sobre lo que Marx había dicho. Su argumento era realmente muy sencillo: una nueva sociedad nace necesariamente de forma defectuosa. Inicialmente se estructura a base de elementos de la antigua sociedad, es decir, nace marcada económica, social e intelectualmente por la sociedad de cuyas entrañas surgió. Entonces, es sólo en el momento en que la nueva sociedad logra reposar sobre sus propias bases, cuando se construye a partir de premisas, que construye ella misma, que podemos apreciar el potencial que estaba presente en ella desde el principio. Todo esto es bastante obvio. Más que una idea de dos fases, de dos sistemas, la idea de Marx era la de un proceso en el cual luchamos para liberarnos a nosotros mismos de la carga de la antigua sociedad. Cuando consideramos al socialismo como un proceso, reconocemos sus insuficiencias iniciales y también enfocamos nuestra atención en el camino por recorrer.
12. En resumen, la nueva sociedad poscapitalista no puede escapar de sus inicios defectuosos. Pero, ¿cuál fue exactamente el defecto que identificó Marx? No era que las fuerzas productivas estuviesen poco desarrolladas. De hecho, el defecto particular del cual habló fue el de la naturaleza de los seres humanos originada en la antigua sociedad con las antiguas ideas: una sociedad en la cual todos se consideran con derecho a recuperar aquello con lo cual contribuyen, y que está marcada por una multitud de transacciones de intercambio; una sociedad en la cual todos calculan en función de su propio interés y se sienten engañados si no reciben su equivalente.
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