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Sociología: marx y la mercancia


Enviado por   •  19 de Octubre de 2017  •  Apuntes  •  2.156 Palabras (9 Páginas)  •  266 Visitas

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CEA

PINCELADAS MUNDIALISTAS SOBRE MERCEOLOGÍA

Mateo Buraschi Pire

MAESTRÍA EN SOCIOLOGÍA


Me confieso, soy hincha fanático del fútbol. Hace poco más de quince días que mi rutina, mis horarios, mi forma coloquial de hablar incluso, están de manera cuasi lineal y completa atravesadas por el mundial de fútbol disputado en Brasil en estos momentos. Sin embargo Karl Marx sigue dando vueltas en mi cabeza. En este ensayo intentaré volcar una idea, una lógica, un razonamiento que me atosiga desde hace tiempo y que me permitirá darle vuelo, tanto a mi pasión por el fútbol como a mis inquietudes sobre las mercancías.

Para empezar, voy a parafrasear a Marx[1] y preguntarme ¿Quién es Lionel Messi? Un jugador de fútbol. Sólo se convierte en “Lionel Messi” en determinadas relaciones. Un trofeo, es un trofeo. Sólo se convierte en capital (simbólico) en determinadas relaciones. ¿Cuáles son las relaciones en las que un jugador de fútbol se convierte en un capital simbólico[2]? El lugar desde donde voy a intentar desenredar el sistema de relaciones por el cual un jugador de fútbol se convierte en “Lionel Messi” es desde el análisis de la mercancía realizado por Marx[3].

Empecemos, por lo que en principio, aparece como la mercancía por excelencia en el fútbol, “La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran.” (Marx 1975 p. 43). Es decir el trofeo, el objeto se nos manifiesta como el cúmulo de relaciones donde se objetiviza cierto sistema específico de relaciones sociales. Ahora bien, desde el punto de vista de Marx (1975) dicho trofeo no cumpliría con los requisitos para ser una mercancía, “La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. (…) El cuerpo mismo de la mercancía (…) es pues un valor de uso o un bien.” (Marx 1974 p. 44). Entendida así la copa del mundo carece de valor de uso, no tiene ninguna utilidad manifiesta, no satisface ninguna necesidad evidente. Pero ¿por qué entonces, está hecha de oro macizo?, ¿cómo debe ser entendido el fútbol para explicar que un objeto material, que aparentemente no posee valor de uso, este confeccionado del material (el oro) que es a la vez objetivado como la forma dineraria?

Lo primero que hay que explicitar entonces es que, “...el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido.”(Geertz 1973 p. 20)[4]. Es decir el hombre es un ser atravesado y a la vez constituyente de esa urdimbre de significados que es la cultura. La misma debe ser entendida de la siguiente manera:

“...la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.”[5]

Este enfoque implica decir que las sociedades contienen en sí mismas sus propias interpretaciones, y lo único que se necesita es aprender la manera de tener acceso a ellas. Realizar una focalización sobre el fútbol, como cúmulo de experiencias separadas de la vida cotidiana, es con el fin de crear lo que podríamos llamar, un evento humano paradigmático. Un evento que desarrollado una y otra vez, permite a los “futboleros” ver una dimensión de su propia subjetividad.

Entendiendo esto se empieza a desenmarañar a dónde reside la utilidad del trofeo del campeonato mundial de fútbol. Si, como dice Marx (1975 p. 43-44) “Toda cosa útil, (…) ha de considerarse desde un punto de vista debe: según su cualidad y con arreglo a su cantidad”. Vemos que el trofeo funciona no como mercancía per se sino como valor relativo (forma relativa de valor), ocupando un papel pasivo en la dialéctica entre el jugador de fútbol y dicho trofeo. El valor de Lionel Messi como jugador de fútbol, la gelatina amorfa donde reside su capital simbólico, a decir de Marx (1975 p. 60) “El valor (…) sólo se puede expresar relativamente, es decir, en otra mercancía, sólo se manifiesta (se objetiva) a través de la obtención (o no) del título que permite portar el status de “campeón”. Esto se debe a que:

“como ninguna mercancía puede referirse a sí misma como equivalente, y por tanto tampoco puede convertir a su propia corteza natural en expresión de su propio valor, tiene que referirse a otra mercancía como equivalente, o sea, hacer de la corteza natural de otra mercancía su propia forma de valor.”[6]

Al mismo tiempo, esta dialéctica entre el jugador y el trofeo, necesaria para manifestar el valor del jugador en la urdimbre de significaciones que es el fútbol, deja en evidencia el porqué de la confección de una copa de oro macizo. Siendo el oro un material que reviste simbólicamente la forma dineraria, y teniendo en cuenta que “los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta”. (Marx 1975 p. 44-45); se desprende que una mercancía única que cumple una función netamente pasiva en la dialéctica del valor, manifestando solo el valor relativo de las demás mercancías, tiene que estar confeccionada de ese material que sirve a la vez de forma equivalente del valor.

Ahora bien, dicha dialéctica entre el trofeo (la obtención del mismo) y el jugador de fútbol deja al descubierto el proceso por el cual el propio jugador de fútbol se (auto) produce como mercancía. La interacción (material y simbólica) de los jugadores de fútbol dentro de ese campo significativo que es el deporte, y más específicamente el campeonato del mundo, desnuda el proceso por el cual el accionar del jugador es trabajo humano indiferenciado, que bajo ese sistema de relaciones sociales se objetiviza a través de la correspondencia de dicha forma de valor con la forma singular de equivalente de otra mercancía (el trofeo). Con la particularidad de que dicho trofeo, al asumir siempre y solamente la forma relativa del valor permite evidenciar ambos aspectos del valor (valor de uso, valor de cambio) en el jugador mismo. El valor de cambio se observará en el precio del “pase” del jugador de un equipo a otro dentro del deporte; y el valor de uso se capitalizará como prestigio social o status de clase.

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