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Tauromaquia


Enviado por   •  29 de Mayo de 2012  •  668 Palabras (3 Páginas)  •  502 Visitas

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Lunes, 07 de Marzo de 2011 02:06

La cuestión no es decidir si los animales tienen derechos -que los tienen porque sienten el dolor como nosotros. La cuestión es por qué los colombianos no aprendimos el deber de no darles sufrimiento y por qué no respondemos con vergüenza e indignación ante prácticas como las corridas, el coleo o las peleas de gallos.

Enfoque equivocado

Recientemente un jugador de fútbol del campeonato colombiano pateó a una lechuza que había caído al campo de juego, luego de ser golpeada por el balón. La lechuza recibió atención médica, pero infortunadamente murió. El jugador fue suspendido temporalmente y fue multado. Además se hizo pública otra denuncia de maltrato animal en el que un “entrenador” de perros de la policía adiestraba a un labrador ahorcándolo con un collar para conseguir la disciplina del animal.

Con este par de casos, que seguramente no serán los únicos, se generó un boom mediático que prendió las alarmas e inmediatamente empezó a hablarse de la protección de los animales, del respeto a su bienestar físico y de los derechos de los animales.

Quisiera señalar que el enfoque con el que se ha tratado el tema no me parece el más apropiado, al menos si lo que interesa subrayar es el respeto del derecho de los animales.

Los animales ¿sujetos de derechos?

En el tema de los derechos hay una suerte de reciprocidad o simetría: todo derecho trae consigo un deber. Cuando A es sujeto de derechos, significa que B tiene el deber de respetar el derecho de A.

Por ejemplo, tener el derecho a la vida significa que los otros deben respetar la vida. Para el caso específico de los animales, si estos tienen el derecho a no ser maltratados físicamente, entonces existe el deber de no maltratarlos.

Por contraste, parece que si no existe un derecho no es necesario respetarlo. Si los animales no tienen el derecho a no ser maltratados, entonces no es necesario respetarlos; pues en este caso, quien lastime a un animal no estaría violando ningún derecho.

Siguiendo esta reciprocidad entre derechos y deberes, parece que para imponer un deber se hace necesaria la existencia de un derecho. Para que debamos respetar a los animales se hace necesario que ellos sean sujetos de derechos. Esta es la idea con la que operan muchos defensores de los animales.

Por ello buscan, en primer lugar, mostrar a toda costa que los animales sí son poseedores de derechos. El segundo paso es saber cuáles son los derechos que poseen los animales. Finalmente, cuando logran armar una declaración de los derechos de los animales, entonces creen poder exigir los deberes correspondientes.

Un compromiso moral

Asumamos que los animales son sujetos de derechos y que, por tanto, existen ciertos derechos que debemos respetar. Pero, ¿es suficiente saber

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