VALORES FAMILIARES

Valor es aquello que hace buenas a las cosas, aquello por lo que las apreciamos, por lo que son dignas de nuestra atención y deseo. Los valores dignifican y acompañan la existencia de cualquier ser humano.

Buenas noches a todos.

Distinguidas personalidades que en esta ocasión nos acompañan en la Mesa de Honor.

Respetables miembros del Jurado.

Compañeras Candidatas.

Respetable auditorio.

Mi nombre es: Lizeth Tolentino Ramírez, tengo 15 años, y actualmente curso el II Semestre en la Escuela Federal por Cooperación “Francisco Villa” de la localidad de Tecolotitla, de este municipio de Atlapexco.

Quiero agradecer a las autoridades municipales y a los organizadores de este certamen por darme la oportunidad de participar como candidata en la elección de la Reyna de san José.

Hoy al estar en este estrado y frente a este gran auditorio, quiero hacer uso de la palabra para exponer un tema que les deje una buena reflexión; el tema sobre el que me voy a referir trata de “Los Valores Tradicionales de la Familia”. Debo reconocer que tuve algunos inconvenientes para escribir este discurso, porque los valores se “aprenden, se adopta y se practican; no se enseñan”, Por lo tanto, es difícil convertir estos valores en palabras.

Estoy segura que la mayoría ha visto recientemente alguna película de donde se pongan de manifiesto los valores de las personas, en donde se percibe la disfuncionalidad del hogar y se vislumbra el divorcio como una solución inmediata a ese problema.

Estas pueden ser escenas propias de nuestro país, en donde los valores tradicionales se han dejado de inculcar en las familias, en donde se vive sin rumbo y sin un proyecto de vida integral, en donde lo más seguro se crían a los futuros delincuentes que lastimarán a muchas personas inocentes.

Hoy los que estamos reunidos aquí, debemos agradecer a Dios por darnos la oportunidad de formar parte de una familia. Una familia en nuestros padres deben estar totalmente comprometidos el uno con el otro de por vida, en una relación basada en el amor. En una relación marcada por el “hasta que la muerte nos separe”.

Cada familia tradicional es una escuela de amor, vida y virtud. Al crecer, nuestros padres deben insistir en que se mantenga una rutina diaria regular. Levantarse, asistir a la escuela, obtener buenas calificaciones, llegar a casa y realizar los quehaceres, terminar las tareas, reunirse con la familia a la hora de la comida y ayudar a lavar y ordenar. Sólo después de cumplir con nuestras obligaciones podíamos relajarnos y disfrutar de nuestro tiempo libre. Es a partir de esas buenas prácticas que se forman los buenos hábitos y sobre estos se forja el buen carácter.

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Los valores tradicionales de la familia exigen el respeto hacia los demás, especialmente para

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