Vagabundo

De dormir en los cajeros automáticos de los bancos a poseer unos cuantos fajos de billetes debajo de la almohada. De verse obligado a mendigar caridad a guardar 30.000 euros en los raídos bolsillos de su abrigo. Un indigente que hasta hace apenas unos días malvivía por las calles de Sestao ha hecho realidad la novela de Mark Twain 'El príncipe y el mendigo' y en un golpe de suerte ha pasado de la más absoluta marginación a cobrar una herencia de 30.000 euros. Roto por los nervios, y protegido por los servicios sociales del Ayuntamiento fabril, el afortunado no quiso atender a los medios de comunicación, pero esta es la historia de cómo un hombre que no tenía casi ni identidad pudo recibir tan cuantiosa donación, que puede cambiar su vida tal vez para siempre.

Todo empezó hace unos días, cuando a la comisaría de la Policía local de Sestao llegó una solicitud de los juzgados para localizar a un hombre de más de 50 años que, al parecer, podría vivir en las calles del municipio. Nada raro hasta ahí, si no fuera por la curiosa motivación que impulsaba la instancia: se había vendido una vivienda familiar y en el reparto le correspondían a este señor 30.000 euros. Al 'clochard' le acababa de caer encima una de esas herencias inesperadas por las que tantos suspiran.

A pesar de que el hombre no era vecino de Sestao y se limitaba a vagar con sus cartones y sus escasas pertenencias de uno a otro lado de la localidad, la guardia urbana sabía que a menudo se metía a dormir en algunos de los cajeros automáticos de la plaza del Kasko o de la zona baja del municipio, sobre todo durante las últimas semanas de intenso frío. Allí fueron a buscarle los agentes y los servicios sociales para darle la noticia.

Dado su estado de total abandono, los técnicos municipales han tenido que poner en marcha un trabajo de intervención social y mediación para conseguir que pueda cobrar la cantidad que le corresponde. Incluso para las cosas más básicas. Por ejemplo, una responsable del área tuvo que acompañarle para que se tramitase el DNI, ya que carecía de él, y su presentación es un requisito indispensable para poder cobrar cualquier herencia. «También tuvimos que ir con él para que se sacara las fotos necesarias», comentaban ayer los responsables municipales.

Una vida nueva

Ahora el Ayuntamiento de Sestao le está asesorando para encontrar un piso donde se pueda alojar con el dinero que va a recibir, una vivienda que sea adecuada a sus necesidades. El propio alcalde, Josu Bergara, después de contar su historia y transmitirle sus felicitaciones, subrayó que el hombre recibirá «un acompañamiento social» para que los 30.000 euros que le han llegado como caídos del cielo sean el punto de partida de una verdadera vida nueva.

Confuso y renuente a hablar, el vagabundo no quiso ayer ni dar su edad. Mucho menos

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