Emilio Korner

Se dice que Chile en el siglo XIX estuvo marcado por las guerras, y las fuerzas armadas no eran objeto de atención de los gobiernos de la época. En esos años, el país vivía un clima de asedio internacional. A pesar de la victoria obtenida en la Guerra del Pacífico, eran evidentes las carencias del ejército chileno en el plano administrativo, táctico y profesional, lo que llevó a sus líderes a realizar reformas radicales en él.

Las jefaturas que actuaron en esos tiempos, se mostraron críticas al evaluar la competencia técnica de la Institución, puesto que si bien resultaron triunfadores, fue debido a las virtudes guerreras del pueblo, lo que  no garantizaba el éxito en campañas futuras. Es por esto que las autoridades decidieron contratar instructores europeos, optando por un representante del ejército alemán y que además se destacaba como una figura emergente en el viejo continente.  

La necesidad de tener una milicia en óptimas condiciones, promueve la contratación de un militar prusiano como instructor de la fuerza terrestre, siendo elegido el Capitán y profesor de Historia Militar, Táctica e Hipología de la Escuela de Artillería e Ingenieros de Charlottenburg,  Alemania, Emilio Körner. Su  contribución a la defensa nacional, nos lleva a  afirmar que fue un extranjero que tuvo gran importancia en nuestro medio, y que su gestión,  cambió la visión de los hombres que sirven a nuestra patria.

Fue él quien inició el proceso de profesionalización del Ejército de Chile, lo que originó la reorganización del mismo, la formación de la  Academia de Guerra, la restructuración de la Escuela Militar y de la enseñanza de los oficiales, la incorporación del Servicio Militar Obligatorio, en 1900.  Introdujo literatura especializada, creando  la revista Memorial del Ejército, El Círculo Militar,  favoreciendo de este modo,  la superación  de la guardia local.

Este  profesor alemán consideraba  apropiado tener organismos, que  desde la paz, se dedicasen a preparar el empleo de las tropas, en caso de conflictos, estudiando de antemano los posibles escenarios de operaciones.  Para esto era imprescindible formar a los oficiales de alto mando, tarea difícil pero no imposible para tan eficiente funcionario. Estudiosos del tema señalan:

Entre los cambios apreciables en los primeros años de la misión germana en Chile se puede destacar la creación de la Academia de Guerra, es decir, un curso de instrucción superior militar y científica para oficiales del Ejército.  La institución, en palabras de Körner, se había creado exactamente según el ejemplo de la Kriegsakademie de Berlín, con efectos positivos debido al entusiasmo y capacidad demostrada por los soldados chilenos. (San Francisco, A. & Soto, A. 2006. Pág. 8).

        A partir de entonces, se realizaron muchos intercambios con la colectividad berlinesa  para entrenamiento y formación de oficiales chilenos.

Las grandes potencias mundiales, durante ese siglo,  habían instaurado el servicio militar obligatorio, siguiendo el modelo alemán, que para los fines aquí perseguidos, convenía incorporarlo, y dado que,  quienes participaban en la adecuación de las fuerzas locales, provenían justamente de allá, no permanecimos al margen de esta innovación. Desde su punto de vista, era un ajuste imperante, si queríamos especializar nuestro ejercito. Según él mismo habría explicado en ese entonces:

La enseñanza militar debía ser tan obligatoria para los jóvenes como la enseñanza primaria.  Al igualar a todos los chilenos, el servicio militar fomentaría el sentimiento nacional enseñando a sacrificar los intereses individuales a favor de los del país y afirmando por lo mismo las ideas republicanas” (Brahm, E. 2003. Pág. 43).

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