Dimensiones Bifisicas
ronaldobull4 de Septiembre de 2014
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Las relaciones de correspondencia, de subsidiariedad, y de concurrencia no son armónicas entre Sogamoso y los municipios de la provincia y la región en el sentido del adecuado reconocimiento de los servicios y facilidades que Sogamoso presta y la compensación correspondiente. Por lo tanto, no existe reciprocidad regional con el esfuerzo y el trabajo que hace Sogamoso. Esto deriva en una situación negativa para el desarrollo municipal y regional, en cada vez más constantes conflictos por el uso de recursos escasos y costosos de suministrar como el medio ambiente, los recursos naturales -el agua, el aire, el paisaje y suelo-, la infraestructura de vías, el acueducto y el alcantarillado, el equipamiento social educativo, recreativo de salud y asistencia social, así como en la perdida acelerada de un sentido de identidad y cultura regional.
Sogamoso ha sido el eje territorial del desarrollo regional. No solo durante las ultimas etapas históricas de su desarrollo sino que es comprobable esta función en las épocas republicana, hispánica y precolombina al haber sido epicentro comercial, institucional y religioso.
La ubicación de los asentamientos indígenas no solo obedecía al mejor aprovechamiento de las condiciones naturales para el sostenimiento de una población importante sino que tenia un sentido estratégico de control territorial de caminos y recursos. Sogamoso domina desde su ubicación el amplio valle inundado, que seguramente le protege, controla las comunicaciones entre las zonas de páramo como Tota, Mongui y Mongua
y regula las relaciones con otras regiones como los llanos orientales. Esta organización de eficiente dominación territorial con un reconocimiento funcional y religioso es aprovechada, muy seguramente, por la necesidad de la nueva dominación hispánica ante la rápida constatación de la inexistencia de minerales preciosos, al saquear el templo del Sol, y la falta de otros productos atractivos. Dominación de la organización social para el beneficio de alimento y mano de obra pero fundamentalmente, para el mantenimiento del control social, político y económico que Sogamoso había venido ejerciendo desde tiempos inmemoriales. Así, se consolida lentamente la cabecera provincial hispánica sobre la antigua comarca indígena de los Muiscas donde el cambio más significativo fue la aparición del asentamiento español por fuera del “pueblo” Muisca como baluarte externo de control y dominación. Se puede decir que se formó una ciudad dual que se fue desarrollando en un proceso de constante simbiosis donde se fundió el carácter de lo que hoy es gran parte de la ciudad vieja actual, no solo en lo físico –damero español con trazado orgánico de caminos indígenas de Monquirá- sino manteniendo su liderazgo regional a lo largo de la época colonial y hasta bien entrada la república donde solo se hacen los ajustes que la economía regional demanda en caminos, comercio y servicios.
Sogamoso llega al siglo XX como una ciudad regional – cabecera provincial – importante, puerta de entrada y salida a los llanos, donde se ha venido construyendo una economía ganadera primaria para el abastecimiento andino, y prestando los pocos servicios básicos que una población campesina tradicional puede sostener y demandar. Su ubicación geográfica la aisló parcialmente de los grandes ejes de desarrollo nacional de la época que para esta parte del país giró sobre el eje nororiental Bogotá – Tunja – Málaga – Pamplona – El Zulia y Venezuela en el proceso de consolidación del centro del país, zona de desarrollo nacional. Esta ubicación de cercanía y distancia relativa le permitió consolidarse como centro provincial de mercado y comunicaciones con el logro de cierto grado de autonomía e independencia frente a las corrientes de la época rayando ha veces en aislacionismo y no pocos síntomas chauvinistas. Sogamoso dominó y monopolizó las relaciones andinas de comercialización e institucionales con una amplia zona de los llanos orientales donde se fomentó la más importante explotación ganadera extensiva de los llanos de Casanare y Arauca y donde Sogamoso fue su centro principal de acopio y comercialización durante más de 50 años. Actividad que fortaleció la función comercial y le dio un grado de especialización que se reflejo en la constitución de una clase social hacendataria y comercial y en una organización territorial de grandes haciendas ganaderas en el plan del valle. Así, se configuran, no sin mayores conflictos, dos espacios rurales característicos: Una zona plana extensa y propensa a periódicas inundaciones dedicada a la ceba ganadera con alguna dedicación a la producción lechera (en épocas tardías) y, una zona de ladera de población campesina que bajo el mismo patrón de asentamiento indígena se dedica al cultivo de cereales y algunas hortalizas así como al pastoreo de algunos rebaños de ovejas.
La ciudad, refleja igualmente esta doble situación: Una zona central dedicada a las funciones comerciales e institucionales con una zona residencial que se confunde con el antiguo asentamiento prehispánico al utilizar el mismo sistema de caminos. En los primeros 40 años del siglo XX, Sogamoso es el centro neurálgico comercial, institucional, político y social de la provincia e irriga sobre toda ella sus beneficios facilidades. La carretera central del Norte sé amplió hasta Sogamoso a través de la carretera por Tibasosa (1.909), uno de los síntomas de modernización nacional auspiciado por el gobierno de Reyes; El tren (1931) permitió el comercio y el transporte con Bogotá, aumentando su dominación sobre el eje central nacional de desarrollo; La desecación del Valle con obras realizadas por el gobierno central y el mejoramiento de las condiciones sociales entre otras (acueducto, electrificación, telefonía, etcétera).
Sogamoso tiene un desarrollo típico al igual que muchos municipios de la zona andina central, eje del desarrollo nacional de la época. Pero, a raíz del cambio derivado de la consolidación de los procesos de modernización que tardíamente se empezaron a fomentar en el país en los años 30 y a la necesidad, derivada de la II Guerra, de producir productos de difícil importación como aceros, cementos, materiales de construcción para la construcción de la creciente sociedad urbana nacional, especialmente la bogotana, se desarrolla de manera institucionalizada la política de sustitución de importaciones y generación de mercado interno que va a imperar en el país hasta bien entrada la década de los 80. Boyacá y en especial el eje central del departamento tiene para la época y la circunstancia las mejores opciones para desarrollar este modelo en su territorio. Su cercanía con Bogotá, la relativa buena infraestructura de accesibilidad (tren y una carretera en aceptable estado comparativo), la existencia de minas de material ferroso, carbones y de calizas, permite el diseño del más ambicioso proyecto de desarrollo industrial del país para la época. Acerías Paz del Río se concibe como una factoría de proceso integral que se implanta como un típico enclave industrial ya que no se considera la tendencia previa y no forma parte de un estimulo al desarrollo propio de la región donde se implanta. Su lógica y su sentido estratégico son nacionales y no locales o regionales.
Esta implantación industrial conlleva una nueva condición territorial para la región, la provincia y especialmente para Sogamoso. La aparición de una nueva infraestructura para el sostenimiento de la factoría que se hizo cambiando, ampliando, mejorando y construyendo cuando el proyecto así lo demandó: el tren, las carreteras nacionales y regionales, la generación eléctrica, el aeropuerto, la telefonía, fueron trasformados por el Estado central. Igualmente, la factoría demandó de manera indirecta una reconversión de todo el equipamiento social para responder a la creciente demanda de una migración poblacional del campo a la ciudad y de la región central de país hacia la provincia en busca del trabajo fabril de la nueva factoría: la ampliación de los servicios existentes, la aparición de nuevos servicios y actividades y de nuevos niveles de especialización hacen que en poco tiempo Sogamoso se convierta en una ciudad intermedia en el ámbito nacional alcanzando unos crecimientos poblacionales excepcionales en cortísimo tiempo.
En este drástico y acelerado cambio es necesario resaltar la modificación del modelo territorial de desarrollo como elemento fundamental. La especialización de las funciones y su complejización determina un sustancial aumento del volumen y un cambio en su comportamiento (población, sociedad, cultura, economía, política, instituciones). Toda la estructura territorial de Sogamoso se altera para acomodarse a esta nueva realidad y lo hace con relativo éxito no sin asumir costos que luego de agotado el modelo, se ven como muy significativos y urgentes.
Sogamoso es “utilizado” para implantar el nuevo desarrollo industrial: recepciona en su territorio a la vivienda de los obreros con los planes que el Estado a través del Instituto de Crédito Territorial desarrolla masivamente; construye el acueducto desde la laguna de Tota que atraviesa longitudinalmente al valle permitiendo que Sogamoso pueda tener un servicio permanente y de fácil acceso así como los demás poblados vecinos; construye las vías del sistema para la movilización masiva de personas y minerales tanto internas a la ciudad como las regionales y provinciales.
En términos regionales, Sogamoso se fortalece como cabecera y especializa aun más esa condición: es el centro neurálgico de toda actividad moderna de la provincia y de la región conviertiéndola
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