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Educacion Pedagogia


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  3.427 Palabras (14 Páginas)  •  564 Visitas

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Carlomagno.

El Imperio Carolingio marcó el inicio de muchas cosas en Europa, y entre ellas, el de una nueva concepción de las relaciones entre Iglesia y Estado. Carlomagno se veía a sí mismo como un defensor del cristianismo en general, y de la Iglesia Católica en particular. Si se suma a esto el hecho de que los monjes eran los únicos que en su tiempo sabían leer y escribir, es comprensible entonces que Carlomagno buscara la ayuda de los canónigos para crear un sistema educativo nuevo.

El aliado de Carlomagno en estos menesteres fue un monje llamado Alcuino de York, quien no por casualidad, era anglosajón. Alcuino y Carlomagno se encontraron en 781, y al año siguiente, Carlomagno lo llamó para que le ayudara en su reforma. De esta manera, Alcuino fue uno de los principales promotores de la reforma educativa. Las escuelas episcopales fueron los grandes centros educativos de la época (grandes en Europa, porque eran harto rudimentarias en comparación a las universidades contemporáneas musulmanas en El Cairo y Córdoba). En Aquisgrán, la capital del Imperio Carolingio, fue creada la Escuela Palatina, cuyas funciones podían asimilarse a lo que actualmente es una universidad.

También esta injerencia de la Iglesia en la labor educativa, promovida y alentada por Carlomagno, produjo como resultado que la principal manifestación cultural del Renacimiento Carolingio fuera la Teología. Carlomagno tenía sumo interés en definir de común acuerdo con la Iglesia lo que era dogma de fe, a fin de convertir a la religión en un instrumento político de unidad imperial. Esto explica tanto la intensa actividad colegiada de la Iglesia, que se manifestó en el Sínodo de Frankfurt y en el Concilio de Aquisgrán, y también en el nacimiento de algunos dogmas que después serán centrales en la teología católica, como por ejemplo, el de la transubstanciación.

Todo lo anterior significa que el Renacimiento Carolingio, a diferencia del Renacimiento italiano propiamente tal, no es humanista ni antropocéntrico, sino que está centrado en aspectos teológicos y católicos. Sin embargo, es un renacimiento porque por primera vez desde la caída del Imperio Romano se difundió en el continente europeo, a escala masiva, la fenecida cultura latina.

En Carlomagno, se crea la necesidad de conocer esta paideia cristiana, lo lleva a fundar la escuela palatina, para príncipes y encargados del gobierno, fomentándoles la lectura y la escritura en lengua latina y adquirieran así la cultura cristiana. Él mismo, , aprendió a escribir en su vejez. En una corte parecida a un pequeño Academus, platónico, erigida por Alcuino de York, enseñaba en las letras a los jóvenes descendientes de las más grandes familias del imperio. La escuela palatina de Carlomagno estuvo dirigida por monjes de los que puede nombrarse además de Alcuino, Gobardo y otros filósofos, que después serán los fundadores de las escuelas catedralicias o capitulares, y las escuelas monásticas. En estas escuelas se estudiaba el trivium, esto es la gramática, la retórica y la dialéctica, y el cuatrivium: aritmética, geometría, astronomía y música, que son de origen latino. Este movimiento realizado por Carlomagno se reconoce con el nombre de Renacimiento Carolingio.

APORTES DE SANTO TOMAS A LA EDUCACION:

El santo doctor no se preocupó de está importante cuestión, Santo Tomás afirmó los principios fundamentales de la Pedagogía, desde la Teología de la educación y la Filosofía de la educación, como punto de partida para estudiar otras cuestiones. Es por ello que encontramos textos que tratan de la educación intelectual, tanto para mostrar la causalidad del maestro como para mostrar la causalidad del discípulo y dedica parte a la virtud de la estudiosidad y al vicio de la curiosidad.

Por otra parte encontramos un conjunto de textos simplemente reconocibles que son los que reseñan la educación de la fe; tomando como modelo la enseñanza de Cristo (Summa Theologiae III), y apoyándose en lo que es educar.

Ahora bien, existe una pequeñísima lista de textos que hablan de la educación en general y obtenemos como ejemplo el análisis del sacramento del matrimonio, cuyo fin no sólo es la generación, sino la educación de la prole.

Asimismo, la existencia de esta Pedagogía de Santo Tomás es reconocida por su fecundidad histórica, que llega hasta el presente. Así, su magisterio oral fue admirado por sus contemporáneos, superiores, profesores y alumnos, es por eso que a su fallecimiento los maestros en artes reclamaran su cuerpo para la Universidad de París, pues ésta "recibió de él el beneficio inefable de su enseñanza.

Por otro lado, su enseñanza influyó notablemente en el carácter educativo de las Universidades tanto la de Salamanca como de las Universidades americanas.

La riqueza auténtica de la Pedagogía de Santo Tomás, y la afirmación que de ella, ha dispuesto la Iglesia, no sólo ratifican su existencia, sino que dan garantías de su importancia para nuestra época y las futuras. Y es que el sabiduría de Santo Tomás ha trascendido su propia época, convirtiéndose en maestro de todo hombre.

Entender la educación como una continuación de la procreación es una idea muy presente en la Pedagogía de Santo Tomás, ya que para él, la educación viene a perfeccionar lo que se inició en la procreación, y El matrimonio está primordialmente determinado para el bien de los hijos, que consiste no sólo en engendrarla, para lo cual no es necesario el matrimonio, sino además en promoverla al estado perfecto, porque todas las cosas tienden naturalmente a llevar sus efectos a la perfección; "promover a la prole hasta el estado perfecto del hombre en cuanto hombre, que es el estado de virtud". Con esta definición educación intenta conseguir promover al niño hasta el "estado perfecto del hombre en cuanto hombre".

Explica Santo Tomás, para la adquisición de la ciencia y la sabiduría es necesario que las personas que desean tenerla, posean una virtud previa, que es la estudiosidad. Es ésta una virtud moral, que disciplina el afán de conocer. La estudiosidad pone la verdad como auténtico objeto del conocer y, por ende, del educar, evitando caer en el vicio de la curiosidad.

Para Santo Tomás, hay que educar para ser adulto, cuando uno deja de estar bajo la tutela de los padres, se supone una madurez, que queda determinada, por la virtud de la prudencia. Efectivamente, la indigencia de la prole debe ser satisfecha tanto por la crianza como por la educación; y en ese sentido, la crianza terminará cuando el niño ya pueda valer por sí mismo en el orden físico, y la educación cuando se valga por sí mismo en el orden intelectual y moral. El "estado de virtud" que propone el Aquinate como

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