INDUSTRIAS FARMACEUTICAS

Los medicamentos no son una mercancía cualquiera, sino un elemento necesario para mantener la salud de los ciudadanos. Y aquí es donde empieza el conflicto de intereses, ya que por una parte, existe el derecho de la industria farmacéutica a obtener beneficios que la incentiven para seguir investigando, mientras por otro lado está el derecho a la salud, del que debería gozar todo ser humano. En todo mercado contemporáneo se busca siempre un beneficio a costa de la menor inversión, está inversión se puede disfrazar de beneficios contractuales que se ven en el mercado como una ayuda social más específicamente.

A lo largo de nuestra vida, indirectamente hemos sabido que la experimentación en laboratorio se ha hecho con animales, en especial roedores, pero nunca se nos ha pasado por la cabeza que en algún momento en cualquier parte del mundo, se podría estar experimentando con la integridad de los seres humanos. En la película vista en la sesión del 19 de abril, “The Constant Gardener”, muestra esta cruda realidad de la cual poco conocemos. El contexto social de inequidad social que hay presente en casi la totalidad del territorio africano, “La prioridad fundamental de la industria farmacéutica, es crear los medios para luchar contra las enfermedades que atacan al hombre, el cumplimiento de esta misión se está poniendo en duda”, esta frase refleja directamente la precaria situación de viveza y experticia que tienen las grandes compañías, que en orden de capital, son las mejor remuneradas en lo que negocios lícitos corresponde; la labor prioritaria de las industrias farmacéuticas es la investigación y la elaboración de medicamentos, con la aparición de nuevas enfermedades y la evolución viral de los microorganismos, cada vez más evolucionados y con mayor resistencia, la industria farmacológica no descansa en la incesable investigación para estar un paso delante de las enfermedades. Es evidente que las enfermedades están dando duros golpes a las sociedades mundiales, convirtiéndose en pandemias; “Es evidente que en tiempos de crisis económica global y pandemia, la industria farmacéutica disfruta de una bonanza económica envidiable”, decía un artículo de la BBC.

Históricamente, la OMS es la brecha de unión entre los grandes laboratorios y las naciones, clientes de estos laboratorios; sin embargo estos laboratorios no son capaces de cubrir las grandes necesidades de países en vía de desarrollo, es aquí donde la OMS se hace presente, países como Brasil y Argentina pretenden llegar a un acuerdo con los laboratorios para que las patentes de los medicamentos les sean concebidos y así comenzar una producción en masa de los medicamentos de gran demanda.

La industria de los fármacos se comporta como una gran mafia, pone por delante los beneficios económicos con relación al servicio social, en el año 2003, ante la corte de la Haya, el doctor, Matias Rath, un polémico medico

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