Pedagogia
ramirodamaris28 de Mayo de 2013
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Los sistemas abiertos
Se llaman sistemas abiertos a todas las estructuras, en las que intervienen seres humanos o sus sociedades, y que tienen íntima relación con el medio o ambiente en el que están inmersos. Con otras palabras, el medio incide en el sistema, y el sistema revierte sus productos en el ambiente. Ambos se condicionan mutuamente y dependen unos de otros. Para que exista un sistema, debe encontrarse siempre un sistema superior.
Todos los sistemas forman parte, como subsistemas, de otros sistemas de rango más elevado. El medio ambiente, el ambiente en sí o el contexto, es el conjunto de todos los objetos que puedan influir o tengan capacidad de influencia en la operatividad de un sistema. El contexto es por ello un sistema superior, suprasistema, que engloba a otros sistemas, influye en ellos y los determina, y al mismo tiempo es influido por el sistema del que es superior.
3.2
El sentido abierto que define el sistema educativo es una característica pero también una exigencia de su especial realidad. Por una parte, la influencia ya comentada entre planteamientos educativos necesidades sociales y, por otra, el cambio inherente a esas realidades, que proviene de los avances del conocimiento y de las necesidades histórico-contextuales, dotan de dinamismo a esa conjunción y obligan a continuos ajustes.
Paralelamente, en la medida en que el sistema educativo tiene capacidad auto regulativa para ajustar internamente sus exigencias, podemos hablar de sistema cerrado.
Estas dos características del sistema educativo mencionadas, carácter abierto o cerrado, permiten considerarlo como un sistema adaptativo-cibernético. Adaptativo por cuanto está abierto a intercambios de información con el medio, y cibernético por su capacidad reguladora respecto a las metas que le impone el sistema social.
Además, el sistema educativo también puede considerarse como un sistema de comunicación, en la medida en que la comunicación es el mecanismo a través del cual se posibilita el cumplimiento de las funciones que la sociedad determina. Coinciden en tal sentido Agulla, Sanvicens y Colom, entre otros.
La perspectiva comunicativa nos aproxima a considerar la importancia del factor humano en la configuración y desarrollo de los sistemas, ya que, a menudo, la vertiente nomotética (identificada por la parte de las organizaciones asentada en estructura, papeles y normas) domina a la vertiente ideográfica, caracterizada por la personalidad, la espontaneidad y la improvisación (Hoyle).
3.3
Los sistemas no presenciales, en cambio, lograron institucionalizarse hace apenas unas cuantas décadas. Los sistemas no presenciales son un claro producto de nuestra época. Es ante esta necesidad que surgen los sistemas educativos no presenciales.
En la educación, en la verdadera educación, es la enseñanza la que ha de ajustarse a las necesidades del aprendizaje, y nunca al contrario.
Este es un principio fundamental que debe tenerse en cuenta cuando tratemos de analizar los sistemas educativos no presenciales. El alumno ha de estudiar -y aprender- sin la presencia directa del maestro.
Podría, pues, resultar útil analizar los perfiles del docente y el alumno, para disponer de elementos de juicio que nos permitan avanzar en el mejoramiento de nuestros sistemas educativos no presenciales.
Quizá la primera cuestión que habría que tener presente al analizar el perfil del estudiante de los sistemas no presenciales sea su edad. Incluso en algunos países se establece como requisito un límite mínimo de edad -alrededor de catorce años- para ser aceptado como estudiante en sistemas no presenciales (en este caso, para la educación primaria).
Este requisito resulta congruente con las características de personalidad que requiere un alumno en un proceso educativo no presencial y podrían resumirse
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