Sociedades primitivas
Enviado por asjsjsjs • 30 de Septiembre de 2013 • 5.932 Palabras (24 Páginas) • 448 Visitas
Sociedades primitivas[editar · editar código]
Un cráneo trepanado que data del periodo neolítico. El crecimiento de nuevo tejido óseo alrededor de la oquedad indica que el individuo sobrevivió a la intervención.
Existe la concepción generalizada de que el pensamiento mágico y animista que caracterizaba a los pueblos primitivos de culturas preliterarias también sustentaba su concepción del comportamiento anormal, que en algunas sociedades se entendía como la expresión de algún tipo de posesión por parte de espíritus malignos, o como el resultado de un castigo divino. No existen muchas fuentes fiables de épocas tan pretéritas, por lo que las teorías elaboradas al respecto emanan de la información aportada por el análisis de los hallazgos arqueológicos que se han realizado en el último siglo en diversos lugares del mundo. En Perú se encontraron restos de cráneos trepanados que datan de la Edad de Piedra.2 Se ha propuesto una explicación de tipo demonológico para estos hallazgos, en el sentido de que las trepanaciones podrían responder a la intención de expulsar del cuerpo a los espíritus malignos que lo invadían. La costumbre de la trepanación se ha venido observando en diversas culturas mediterráneas y precolombinas,3 siendo una práctica frecuente en la Edad Media que quedó reflejada en la obra de El Bosco, Extracción de la piedra de la locura. No obstante, existe otra interpretación de carácter no demonológico para estas trepanaciones, según la cual estas rudimentarias operaciones pudieron deberse a motivos de índole puramente biológico u organicista; concretamente, como un modo de liberar un exceso de presión intracraneal.4 Otras hipótesis aventuran la posibilidad de que las trepanaciones respondieran a costumbres relativas a la neurofagia, en la creencia de que la ingestión del cerebro del fallecido pudiera resultar beneficiosa.5 6
Además de los hallazgos arqueológicos, otra fuente de datos al respecto es la que se obtiene a partir del estudio etnográfico de sociedades actuales cuyo nivel de evolución cultural se supone equiparable al de los periodos paleolítico y neolítico.7 A partir de los estudios realizados sobre estas sociedades se ha señalado la existencia de un tipo de pensamiento mágico que, sin embargo, no adquiere las connotaciones negativistas de la demonología, sino que se considera algo positivo para la sociedad. Bajo esta concepción se encuentra la figura del chamán, considerado por los miembros de la sociedad como un individuo con poderes especiales, capaz de comunicarse con los espíritus y de realizar rituales curativos, entre otras habilidades, y cuya sintomatología sería considerada en otro tipo de sociedades como indicativa de la presencia de un trastorno mental.8
Civilizaciones preclásicas[editar · editar código]
En las civilizaciones anteriores al pensamiento greco-romano, entre las que se encuentran las culturas mesopotámica, hindú, china, hebrea y egipcia, también predominó una concepción sobrenatural de la naturaleza de los comportamientos anormales, entendiéndose en muchos casos como una suerte de castigo divino o posesión maligna.9 En la cultura mesopotámica, los espíritus vigilaban los actos de los hombres y castigaban sus males acciones enviándoles la enfermedad. Una de ellas era la locura, que se atribuía a la intervención del demonio Idta. Las técnicas curativas pasaban por averiguar la causa del castigo, por lo que se hacía necesaria una labor de investigación e interrogación acerca de los actos cometidos. Ensalmos, oraciones y sacrificios eran prácticas habituales para tratar de alcanzar la sanación.10
Fragmento del Papiro Edwin Smith.
Respecto a la cultura hebrea, existen pasajes del Antiguo Testamento en los que la locura se explica como un acto de Dios contra los pecadores. Así, en el Deuteronomio se advierte de que la violación de los mandamientos será castigada con «la locura, la ceguera y la paralización del corazón». Asimismo, en el libro hindú Mahábharata aparecen descripciones de sintomatologías que se ajustan a lo que hoy se considerarían conductas psicopatológicas.11 Bajo la influencia del confucianismo, en la antigua China se consideraba que la locura era la consecuencia de no respetar las tradiciones instauradas por los antepasados. Por su parte, el hinduismo especifica los siete demonios responsables de los diferentes tipos de locura.12
A pesar de esta predominancia de la concepción demonológica de la enfermedad mental en las sociedades preclásicas, el hallazgo del papiro quirúrgico de Edwin Smith13 en Tebas, que data aproximadamente del año 1500 a.C., constituye una prueba documental de que en el Antiguo Egipto ya manejaban nociones referentes a la localización de las funciones mentales en el cerebro. El papiro contiene indicaciones al respecto del diagnóstico, tratamiento y pronóstico de diversas enfermedades, y se considera uno de los textos médicos más antiguos de los que se tiene constancia.14 15
Antigüedad clásica: Grecia y Roma[editar · editar código]
La concepción sobrenatural o mágica de la conducta anormal fue dejando paso a una concepción del trastorno mental como fenómeno natural a lo largo del periodo de la antigüedad clásica, a resultas de la influencia ejercida por las corrientes de pensamiento de la civilización grecorromana. Sin embargo, durante los primeros tiempos de la cultura griega, todavía se encuentran prácticas de tipo religioso encaminadas a exorcizar a los demonios de la locura en las que se invocaba a Asclepio, dios de la medicina y la curación. Con la aparición de la Escuela jónica en el siglo VI a. C., la mitología va dejando paso a las explicaciones racionales a través de la denominada filosofía de la naturaleza. La filosofía presocrática sentó las bases de esta nueva concepción naturalista de la realidad. Filósofos como Tales de Mileto (ca. 630 - 545 a. C.), Anaxímenes (ca. 585 – 524 a. C.) o Anaximandro (610 - 546 a. C.) entre otros, teorizaban acerca del Arché u origen esencial de todas las cosas en el ámbito de lo material.16
Hipócrates, por J.G de Lint (1867-1936).
Se considera que el inicio de la psicopatología como tal tiene lugar con la obra de Hipócrates (460 - 370 a. C.), que desde una perspectiva somatogénica equiparó las alteraciones mentales al resto de enfermedades físicas, en el sentido de que todas ellas tendrían un origen natural radicado en determinadas alteraciones anatómicas o fisiológicas. Hipócrates situó el origen de las funciones intelectivas en el cerebro, y realizó la primera clasificación de los trastornos mentales, dividiéndolos en tres grupos: manía, melancolía y frenitis. Describió
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