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Conocimiento y Ciencia. Posiciones ontológicas

omaraplTesina24 de Octubre de 2013

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I.1.- Conocimiento y Ciencia. Posiciones ontológicas. Procesos y corrientes

La producción del conocimiento, en términos generales, requiere la interacción de tres elementos básicos:

El sujeto cognoscente El objeto de conocimiento El proceso cognoscente

El Sujeto busca o se ve compelido a saber o conocer al entrar en contacto con los diversos fenómenos de la realidad, de entre los cuales, escogerá o se orientara a través de sus sentidos hacia un o unos objeto u objetos de conocimiento. Las percepciones que resulten de estas experiencias serán procesadas mentalmente y, al razonarlas, permitirán formar imágenes conceptuales que son abstracciones de la realidad. El proceso concluye al confrontar las propias ideas y experiencias con la realidad objetiva y obtener conclusiones y resultados.

El proceso mental es subjetivo, porque no puede verse, sentirse, tocarse, olerse, oírse ni manipularse. tanto el sujeto como el objeto son influidos en el proceso de conocimiento

Posición materialista: la materia es infinita y eterna; la existencia y sus manifestaciones, el sujeto y sus ideas son así mismo materia; el conocimiento es objetivo y los objetos de conocimiento existen con independencia de la razón o de las ideas del sujeto, su ser es ajeno a que sean o no conocidos por el sujeto cognoscente.

Posición idealista: el objeto de conocimiento es estructurado por las ideas del sujeto y no existe sin ellas; lo primario es la conciencia cognoscente del sujeto, que recrea el objeto a través de sus abstracciones. El objeto de conocimiento existe a partir de que el sujeto le da vida.

Por su carácter, las principales corrientes en la obtención del conocimiento científico serían las empíricas y las científicas:

El conocimiento empírico se desprende de la experiencia y opera a través de los sentidos. Es el conocimiento que permite al ser humano interactuar con su ambiente; es generacional, sin un razonamiento elaborado ni una crítica al procedimiento de obtención ni a las fuentes de información. Los conceptos empíricos son imprecisos e inciertos, se producen por ideas preconcebidas, tienden a aceptar explicaciones metafísicas y son dogmáticos.

El conocimiento empírico se convierte en conocimiento científico cuando es capaz de extraer de la realidad experiencia y conclusiones ciertas y regulares utilizando métodos y herramientas precisas e integrándose en un sistema de conceptos, teorías y leyes. El conocimiento científico rebasa los hechos empíricos, admite generalizaciones y es susceptible de elaborar pronósticos, resiste la confrontación con la realidad, descarta explicaciones metafísicas, y utiliza fuentes primarias.

Por la forma en la que se interpretan las informaciones de la realidad en un contexto científico, cabe apreciar cuatro corrientes generales: Positivismo y neopositivismo, Hermenéutica, Dialéctica, y Racionalismo crítico.

Positivismo y neopositivismo. (Bacon, Locke, Newton, Lavoisier, Saint-Simon, Compte, Russell y Nagel, entre otros. El principio fundamental del positivismo y del neopositivismo afirma que no existe conocimiento que no provenga de la percepción. La importancia se da al rigor en las técnicas para obtener el conocimiento; se insiste en la cuantificación, y se afirma la unidad de la ciencia, es decir, la semejanza de todas las ciencias del hombre. El positivismo concibe al conocimiento como separado de la acción, a la ciencia como "neutra". El científico debe desprenderse de sus conceptos e ideas, de la influencia del ambiente.

Hermenéutica. (Historicismo y fenomenología; Dilthey y Weber). El planteamiento fundamental de la hermenéutica es opuesto al positivismo. Afirma que no existe un lenguaje observacional puro; todo lenguaje y todo conocimiento es interpretación. Lo esencial es la teorización, el interés en datos cualitativos, el rechazo a lo cuantitativo, el manejo crítico del lenguaje y la diferenciación entre las ciencias naturales y las sociales. La hermenéutica y la dialéctica coinciden en su oposición al positivismo clásico. En el positivismo, los científicos hacen ciencia "neutra"; en la hermenéutica, la ciencia se supedita a la práctica social, de acuerdo con las determinantes ambientales, En una, es el conocimiento por el conocimiento; en otra, es el conocimiento para la acción.

Dialéctica. Desarrollada cono parte esencial de la doctrina marxista, pone todo su énfasis en la realidad como una "totalidad", de la que no puede aislarse ningún elemento sin que deje de tener sentido. Rechaza el análisis cuantitativo. En la práctica, las actividades científicas no se disocian de las posiciones de los científicos, las cuales influyen de manera decisiva en el conocimiento.

Supuestos de la dialéctica

La realidad existe independientemente y con anterioridad al ser humano. No ha sido creada por ningún espíritu universal.

La realidad es cognoscible.

Los procesos y los objetos están relacionados y son interdependientes.

Todos los conocimientos son verdades relativas.

La realidad está en continuo cambio, movimiento y transformación.

La realidad se presenta a diversos grados y niveles.

La práctica es el criterio de verdad del conocimiento.

Racionalismo crítico. (Karl L. Popper) Constituye una postura intermedia entre el positivismo y la hermenéutica donde el conocimiento es la interpretación de las experiencias. Pone énfasis en lo cuali-cuantitativo, y subraya la importancia de las técnicas para obtener datos. Describe una relación entre las ciencias naturales y las sociales. La corriente del racionalismo crítico pretende establecer un equilibrio entre el conocimiento y la acción, y critica a la dialéctica por su "alto grado de confusión en cuanto a la teoría para la acción". La ciencia tiene criterios propios diferentes e independientes de las condicionantes ambientales. Acepta el valor del conocimiento empírico en la construcción del conocimiento científico.

Sentido común, observación y ciencia empírica.

Gran parte de nuestro conocimiento es saber práctico, y se refiere a cómo hay que hacer las cosas de cada día, cómo se alcanzan objetivos y cómo hay que actuar en las situaciones corrientes. Este conocimiento, que llamamos “de sentido común” es común porque es de esperar que cualquiera lo posea, y constituye por tanto un cuerpo de verdades familiares que apenas se articulan con vistas a la reflexión crítica por lo frecuentes que son, y por lo bien atrincheradas que se encuentran en el comportamiento cotidiano y en el lenguaje práctico. Se refiere, por tanto, a cómo hacemos las cosas de cada día; son “verdades” obvias, que se dan por sentadas y sobre ellas no se reflexiona; se encuentran incorporadas en el lenguaje ordinario de las personas como dichos proverbiales en los remedios populares, etc.....

Lo característico del conocimiento de sentido común es que no es ni explícitamente sistemático ni crítico; es decir, ni cualquiera de sus partes atañe a todas las demás, ni existe intento consciente alguno por considerarlo como cuerpo consistente de verdades. Y, sin embargo, es a grandes rasgos completo y se encuentra listo para su utilización inmediata, como corresponde a la propiedad común de una cultura, porque se refiere a lo que todo el mundo debiera saber de las actividades corrientes y básicas de la vida cotidiana y, en consecuencia, proporciona previsiones seguras en materia de actividad humana y previene contra sorpresas que no se esperaban. Así, el conocimiento de sentido común cumple funciones importantes posibilitando el trabajo ordinario y la vida social.

Obviamente, el sentido común no es invariable ni universal, pues cambia según los entornos y los periodos históricos; es decir, cambia según la cultura de una sociedad. Uno de los juegos favoritos de la antropología comparada consiste en intentar establecer, o establecer que no existen, rasgos comunes omnipresentes en sociedades muy dispares, y especular acerca de lo que se denomina “universales de la naturaleza humana.

De esta forma, los “universalistas” sostienen que se encuentran tales rasgos comunes en sociedades muy diversas. Los “relativistas”, por el contrario, se complacen en desbaratar tales pretensiones de universalidad descubriendo excepciones y casos en contrario. Pero hay actitudes y creencias de sentido común a bajo nivel que sí parecen prevalecer o que, al menos, producen a primera vista la impresión de hacerlo.

En defensa del sentido común cabe decir que se forma lenta y cuidadosamente, que se ensaya de modo eficaz en áreas de la más amplia experiencia común, que su núcleo ha estado formándose durante largo tiempo y que constituye la condición de sociabilidad y de la vida práctica de la comunidad. Sin embargo, no es científico por no ser objeto de crítica consciente y reflexiva: es más próximo al hábito que al pensamiento consciente y es, además, con frecuencia erróneo (incluso en situaciones prácticas), falso con respecto a cosas que se dan por supuestas, y demasiado vago como para resultar adecuado como guía para la acción en situaciones especiales y nuevas. Se ha caracterizado al sentido común como “acrítico” por su propia naturaleza, y es aquí donde el sentido común se separa del pensamiento científico y del análisis filosófico, que son críticos por naturaleza.

El sentido común puede dar una regla o guía para la acción, pero deja sin precisar el método

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