Discusión de química. Práctica 7

Discusión de química. Práctica 7.

Discusión.

Cuando se repite la medición de una misma cantidad, aun cuando se haga con el mismo dispositivo medidor y por el mismo operador, se producen pequeñas diferencias en los valores obtenidos. Al mejorar los dispositivos y la técnica empleada, estas discrepancias disminuyen, pero nunca desaparecen completamente. Para medir la calidad de una medición, se necesitan dos parámetros: exactitud y precisión. (Flaschka, et al., 1973)

La exactitud es la corrección de una medición o determinación; precisión es la reproductibilidad de los resultados de las mediciones. Un resultado es tanto más exacto cuanto más se acerca a su valor verdadero. Asimismo, cuanto más cercanos son varios resultados entre sí, más precisos son, independientemente de su exactitud. La calificación del trabajo de un estudiante se debe basar tanto en factores de precisión como de exactitud. Todas las mediciones están sujetas a error. (Brumblay, 1975)

Los números que se obtienen por mediciones siempre son inexactos. El equipo utilizado para medir cantidades tiene limitaciones inherentes (errores de equipo), y hay diferencias en la forma en que las personas realizan la misma medición (errores humanos). La cantidad de producto que se obtiene en realidad, llamado rendimiento real, casi siempre es menor que (y nunca mayor que) el rendimiento teórico. Existen muchas razones para esta diferencia. Por ejemplo, es posible que parte de los reactivos no reaccionen, o que lo hagan de manera diferente a la deseada (reacciones secundarias). Además, no siempre es posible recuperar todo el producto de la mezcla de reacción. (Brown, et al., 2014)

Los errores se agrupan en dos clases: sistemáticos y casuales. La magnitud de un error sistemático es una medida de la exactitud y puede tomarse como la diferencia entre un valor individual o el promedio de una serie de mediciones de una misma cantidad y el valor “verdadero”. Un error sistemático, llamado también error determinado, es siempre unidireccional, es decir, positivo o negativo y puede rastrearse, cuando menos en teoría, a una causa definida. Los errores casuales están relacionados con la precisión, esto es, con la reproducibilidad de la medición de una cantidad. Los errores casuales están presentes independientemente de la presencia o ausencia de errores sistemáticos y su consideración no requiere conocer le valor “verdadero”. La evaluación de los errores casuales se basa en las leyes de las probabilidades, es decir, estos errores se tratan estadísticamente. No obstante, es necesario tomar en cuenta que esta clasificación supone condiciones idealizadas pues, por lo general, los errores sistemáticos van acompañados de errores casuales. Algunos de los errores sistemáticos más prominentes se pueden diferenciar en base a su origen: errores personales, errores instrumentales y errores de métodos. Los errores personales (operativos) son aquellos en los que el operador puede tener una idiosincrasia o un prejuicio que lo conduzca a un juicio incorrecto y, por consiguiente, a un error, por lo tanto los errores personales se relacionan con el operador en lo que respecta a su calidad de observador, por lo que también se les llama errores de observación. Otro tipo de errores son los errores instrumentales, los cuales se deben a que la mayor parte de los instrumentos y dispositivos que se utilizan en los procedimientos analíticos requieren una calibración y cualquier falla en esta operación introduce un error sistemático; una pesa puede estar calibrada incorrectamente o puede haber variado su peso original correcto debido a efectos de corrosión, acumulación de polvo, etc. Los métodos o procedimientos analíticos tienen defectos que conducen a errores sistemáticos llamados errores de método o de procedimiento, en el análisis gravimétrico la solubilidad de un precipitado (por baja que sea) puede causar un error negativo al lavarlo excesivamente, por otra parte, si el lavado es insuficiente, el error será positivo al no eliminarse bien los contaminantes del precipitado (Flaschka, et al., 1973)

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