El Ambiente De Aprendizaje Y Los Recursos De Aprendizaje En La Formación Lectora

Partiendo del enfoque constructivista del proceso de adquisición de la lengua escrita, es válida la afirmación de que el problema no está en los estudiantes, cuya inteligencia y sus capacidades perceptuales y motoras se encuentran dentro de los límites normales. El problema está en las condiciones en que tiene lugar el proceso de adquisición de las habilidades para comprender la lectura. Se hace referencia entonces a dos aspectos importantes como lo son el ambiente y los recursos.

A tal efecto, el ambiente educativo es considerado como el espacio donde se suscitan los aprendizajes, Iglesias (citado por Zabalza, 2001, p.238) lo considera ”…el conjunto del espacio físico y las relaciones que se establecen en él (los afectos, las relaciones interindividuales entre los niños, las niñas y adultos, entre niños, niñas y sociedad en su conjunto)” .Asimismo, De Pablo (2000, p.8) es más específico, al hacer referencia al ambiente en el ámbito educativo, dando una descripción de lo que el ambiente debe proporcionar en el educando “…se trata de proyectar lugares donde reír, amarse, jugar, encontrarse, perderse, vivir … Un lugar en donde cada niño y cada niña encuentren su espacio de vida”

De esta manera, el ambiente es considerado una riqueza, una estrategia educativa y un instrumento que respalda el proceso de aprendizaje, por cuanto permite interacciones constantes que favorecen el desarrollo de conocimientos, habilidades sociales y destrezas motrices. Al respecto, Esté (2006, p.54), respalda la expresión “ambiente de aprendizaje” al definirlo como: “…esos espacios diseñados para crear condiciones pedagógicas y contextuales favorables al aprendizaje, en el que los conocimientos y sus relaciones con los individuos son el factor principal para formar una sociedad de conocimiento”.

Ahora bien, para este filósofo y educador el ambiente de aprendizaje es mucho más que espacio, es un conjunto de relaciones en las que el ser humano se realiza, por lo que supone gente realizándose mientras que se construye el aprendizaje. Lejos de ser un espacio pasivo de simple recepción, es aquel que propicia y fomenta aprendizaje como parte habitual y no escénica de la vida humana.

La idea anterior, es compartida por la investigadora que ve el ambiente del aula como el elemento de apertura para la construcción del proceso de enseñanza y aprendizaje, donde se dejan a un lado las decoraciones artificiales que no dicen nada; ni motivan a los educandos. Igualmente, las situaciones de aprendizaje que se planteen durante la estrategia, no deben estar centradas en dar una respuesta obligada y acertada en medio de una exigencia a conseguir.

En consecuencia, deben diseñarse momentos en que se propicie la actividad constructiva del participante para hacer brotar el gusto por leer, tal como lo dice Stevenson (citado por Peña 2004, p.131) “…el placer gratuito es la medida que permite apreciar la calidad de todo libro, ya sea documental u obra de imaginación “. De esta manera se puede tomar al discente y guiarlo por el camino de la palabra escrita sin obligaciones ni traumas.

Por ello, es importante para el trabajo a realizar tomar en cuenta la parte física y afectiva del ambiente del aula donde se van a suscitar las estrategias didácticas, que facilitarán la promoción de la lectura en los niños para apropiarse de ella. La organización, disposición y distribución de los recursos didácticos, el manejo del tiempo y las interacciones que se dan en el aula deben ser planificadas pensando en propiciar experiencias para favorecer el desarrollo del aprendizaje, a la vez que fomenta el gusto e interés por la lectura.

Con respecto a los recursos o medios didácticos son el nexo entre las palabras y la realidad. La ordenación de los recursos es tarea compleja,

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