El Poder De La Sugestión

El poder de la sugestión

Mayo 2011

El poder de la sugestión tal vez sea una de las herramientas más importantes y eficientes de las que dispone el ser humano. La sugestión y la persuasión nos confieren la posibilidad de dominar o mover la voluntad de alguien, llevándolo así a obrar en un determinado sentido, permitiéndonos, de esta forma, tener poder no sólo sobre una persona sino incluso sobre la sociedad. Los límites que pueden alcanzar los efectos logrados a través de la sugestión son increíbles. La historia que Stephen Jay Gould recoge en su ensayo «La cadena de la razón frente a la cadena de pulgares» en su libro Brontosaurus y la nalga del ministro es un claro ejemplo que cómo un hombre puede conseguir que todo un país confíe en su poder místico para curar enfermedades.

Franz Anton Mesmer fue un médico alemán renombrado por su teoría del «magnetismo animal» y su papel en la salud humana. Mesmer, que se había trasladado a París en 1778, afirmaba que todo el universo estaba cubierto de un fluido que conectaba a todos los cuerpos. El bloqueo de dicho fluido producía la enfermedad, y la curación consistía en el restablecimiento del equilibrio a través de la restauración del flujo. Así, un adepto, con un magnetismo lo suficientemente fuerte, era capaz de localizar los «polos de flujo magnético» en un cuerpo y acabar con el bloqueo por medio del masaje de estas zonas. Llevada a cabo la mesmerización del paciente éste caía en una crisis muy característica: el cuerpo comenzaba a temblar, moviéndose violenta e involuntariamente, los pacientes hacían muecas, gritaban y se desmayaban. La repetición del proceso, a modo de tratamiento, restablecía el flujo, lo cual daba paso a la curación. Este sorprendente y «efectivo» tratamiento provocó que Mesmer gozara de gran popularidad, por lo que éste comenzó a desarrollar métodos para tratar a un gran número de pacientes al mismo tiempo por medio de la magnetización de objetos, los cuáles eran utilizados como herramientas para la curación.

El mesmerismo alcanzó en la década de 1780 una popularidad extraordinaria, un hecho que llevó a las instituciones a la preocupación. La medicina convencional, que prometía muy poco en lo que a curas se refiere, veía en el mesmerismo un verdadero competidor. Así, también los científicos y experimentalistas veían en Mesmer una vuelta atrás. Temían también que la fiebre del mesmerismo se extendiese por todo el mundo conocido. Esta situación alarmó tanto a las instituciones francesas que Luis XVI estableció una Comisión Real en 1784 para evaluar las técnicas y resultados del tan apreciado magnetismo animal. Esta comisión estaba formada por los científicos y médicos más importantes de Francia, entre los cuales destacaban Benjamin Franklin y Antoine Lavoisier. Ellos desprestigiaron a Mesmer utilizando las herramientas de su oficio experimental, tales como la repetición de experimentos con control y variación y la comprobación independiente de los posibles factores causales.

Los comisionados intentaron confirmar la existencia del magnetismo animal. Pero

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