Gerente De TI
Enviado por jetzrael2015 • 28 de Enero de 2015 • 1.904 Palabras (8 Páginas) • 182 Visitas
Monedas virtuales, digitales, criptomonedas… multitud de alternativas han surgido en los últimos años o han conocido un auge inaudito en medio de la mayor crisis económica mundial desde el crack del 29; una crisis que ha puesto en jaque al sistema bancario tradicional y también ha destapado muchos de los agujeros negros de la economía globalizada. Precisamente como reacción a ambas cosas, tanto al sistema bancario tradicional como a la economía global, Europa está conociendo el auge silencioso -pero inaudito- de otro tipo de moneda que supone casi un regreso a los orígenes y una humanización del dinero. Son las llamadas monedas locales o sociales, una alternativa que está surgiendo en todos los países de Europa.
La diferencia más patente entre estas monedas y las monedas digitales (como el bitcoin) es que se trata de monedas impresas, en general en forma de billetes aunque también como cartillas. Pero, entonces, ¿qué las diferencia de las monedas o billetes del sistema bancario tradicional? En que son monedas que solo pueden funcionar para una pequeña comunidad local de consumidores y productores. Ellos son quienes lanzan la iniciativa y deciden imprimir la moneda y a veces cuentan con la participación o respaldo de los ayuntamientos. Estas monedas no tienen valor más allá de la comunidad en la que se crea y no tienen validez alguna para el sistema bancario tradicional.
La razón principal de su existencia no es la especulación bancaria ni la inversión ni el enriquecimiento. Es el fomento en las relaciones comerciales y productivas de una pequeña comunidad local y la propia sostenibilidad del entorno más cercano que pone en marcha dicha forma de pago social y local.
Se calcula que existen monedas locales en más de un centenar de ciudades europeas y que están presentes en prácticamente todos los países. Es complejo obtener un balance preciso de las que existen o del volumen de negocio que generan precisamente por su carácter alternativo, extraoficial y su voluntad localista. Sin embargo, el fenómeno está alcanzando tanta aceptación y auge que el Banco de Inglaterra encargó y publicó a finales del año pasado un estudio sobre estas monedas este asunto.
El caso más contundente sobre el calado de este fenómeno fue el de la libra de Bristol, lanzada en septiembre de 2012, bajo el lema Nuestra ciudad, nuestra moneda. Para esta comunidad, que ronda el millón de personas, el Banco de Inglaterra calcula que el valor de las libras bristolianas emitidas asciende ya a 250.000 libras inglesas. La libra de Bristol la imprime una institución local pública creada a tal efecto con el apoyo del Ayuntamiento, los comerciantes y con el respaldo del banco ético local Bristol Credit Union.
Según explica la propia página web de la Briston Pound, ésta “es la primera moneda local implantada en una ciudad de gran tamaño en Inglaterra y la primera que puede ser usada para pagar impuestos locales”. El lema lo tienen claro: Love Bristol. Go Local (Ama a Bristol, ve a lo local).
“Nuestra moneda surgió porque se quería tener una moneda propia para Bristol en vez de usar el dinero tradicional emitido por los bancos o incluso las transacción digitales”, explica Chris Sunderland, director del proyecto, en la web del mismo. Y ahonda: “La libra de Bristol no es sólo un medio de pago sin más, fomenta que la gente piense en lo local y también hace que seamos más creativos y pensemos en el modo en el que nos relacionamos unos con otros en esta ciudad, la manera en que intercambiamos bienes y servicios”.
En Inglaterra, además de este caso, pequeñas ciudades como Lewes o Stroud (15.000 y 13.000 habitantes respectivamente) ya han lanzado su propia moneda; también barrios de Londres como Brixton –con 300.000 personas- lo que habla por si solo de la enorme adaptabilidad y eficacia de esta iniciativa siempre que funcione en el entorno de una misma comunidad.
Según el estudio del Banco de Inglaterra, entre las cinco principales monedas sociales emitidas en Inglaterra suman un valor equivalente a 385.000 libras (unos 485.000 euros). Aún así, es una minucia si se compara con los 54.000 millones de libras (casi 70.000 millones de euros) en moneda emitida y puesta en circulación por el Banco de Inglaterra para un mercado de 64 millones de habitantes.
Pero si hay una ciudad donde resulta llamativo el surgimiento de esta moneda no es otra que Bruselas, la capital de la Unión Europea. A principios de 2013, el Instituto Bruselense para la Gestión del Medioambiente lanzó el otro billete verde, como reza la publicidad de su lanzamiento: el Eco-iris. Los billetes que están en circulación funcionan ya en cinco barrios de la ciudad y alcanzan un valor equivalente a 78.000 euros. Un euro equivale a diez Eco-iris y en la capital de Europa pululan ya billetes de Eco-iris por valor de 780.000 euros que los ciudadanos tienen en sus manos precisamente para el fomento de un modelo de economía y de sociedad local, sostenible, verde, directo, vecinal y humano.
“La forma de obtener Eco-iris es muy sencilla”, explica Dúplex, responsable en el barrio de Saint-Gilles de ofrecer la información sobre este sistema de pago. “Hay que inscribirse en el programa a través de su propia página web y luego se consiguen los Eco-iris haciendo las llamadas eco-gestas”. Por ejemplo, comprar un producto ecológico y local reporta cinco Eco-iris y hacer un huerto en casa, 35 Eco-iris, los mismos que se obtienen si se compra directamente a productores locales. También se pueden conseguir 30 eco-iris si se participa en un taller de cocina sostenible y saludable. En Bruselas unas mil personas y casi un centenar de comercios aceptan ya el pago con esta moneda verde, desde productores agrícolas hasta librerías.
Otro medio de hacer eco-gestas es prestando algún servicio a la comunidad como ayudar en un huerto municipal o ser voluntario en una escuela de deberes para
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