Grasa dietaria y colesterol
Enviado por Maxitoandrees • 2 de Junio de 2015 • Síntesis • 429 Palabras (2 Páginas) • 147 Visitas
Grasa dietaria y colesterol
En adultos con diabetes tipo 2, la restricción de ácidos grasos saturados y colesterol reduce
los niveles de colesterol total y LDL. El consumo de aceites de pescado reduce los
triglicéridos. Un reemplazo parcial de ácidos grasos saturados por hidratos de carbono con
alto contenido en fibra, mejora los índices glicémicos y lipídicos.
Una razón baja de ácidos grasos poliinsaturados/saturados, se asocia a una mayor
incidencia de eventos coronarios en personas con diabetes tipo 2, y una razón más alta,
mejora la sensibilidad a la insulina. La restricción dietaria de ácidos grasos saturados
mejora la sensibilidad a la insulina y disminuye los niveles de triglicéridos.
Alcohol
Estudios de cohorte prospectivos indican que un consumo moderado de alcohol se asocia
a una reducción de 30 a 80% del riesgo coronario en adultos con diabetes tipo 2. El menor
riesgo se asocia a un consumo promedio diario de alcohol de 5 a 15 gramos en mujeres y
14 a 28 gramos en hombres79, al compararlo con el no consumo. Esta recomendación es
ligeramente más baja que la recomendación para la población general.
Debe tenerse presente que las bebidas alcohólicas entregan calorías y pueden tener
efectos sobre el peso corporal, niveles de triglicéridos y presión arterial. Los licores dulces
por su alto contenido en azúcar están prohibidos para ser consumidos por los diabéticos.
La ingesta de 2 a 3 vasos de vino o la cantidad equivalente en cerveza produce una
reducción no significativa en la glicemia, sin un aumento del riesgo de hipoglicemia. El
consumo moderado de alcohol ingerido durante una comida tiene un efecto muy leve
sobre la glicemia postprandial.
Considerando los riesgos y daño asociado al consumo abusivo de alcohol, los
profesionales de la salud deben ser cautelosos en que el mensaje no sea mal interpretado
y se promueva el consumo indiscriminado.
Sodio
La ingesta de sodio dietario o sal (cloruro de sodio) eleva los niveles de presión arterial y
aumenta la prevalencia de hipertensión. La investigación científica también ha establecido
que la reducción de la ingesta de sodio disminuye la presión arterial. En estudios
realizados en países desarrollados se ha cuantificado que la mayoría del sodio dietario,
sobre el 70%, proviene de alimentos o productos procesados, y en menor proporción la
que se añade durante la preparación de los alimentos o durante el consumo en la mesa. La
participación de la industria de los alimentos -ya sea a través de la reducción voluntaria o
regulada del contenido de sodio en los alimentos envasados- es una de las principales
estrategias que los países deben implementar,
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