LA COMIDA SALUDABLE

La tierra es una fuente de una cantidad infinita de medios para recuperar y mantener la salud. Sus frutos, verduras y cereales renuevan nuestra carne y nuestra sangre; sus plantas aromáticas nos proporcionan alimentos vitales que estimulan las funciones orgánicas; sus plantas pueden contribuir a devolvernos el equilibrio en momentos de depresión o enfermedad; sus arroyos y ríos nos suministran agua, ese elemento básico de la vida, para beber, cocinar y tomar reconfortantes baños.

Al recibir las energía vitales del sol, el aire y el agua, la propia tierra constituye un poderoso agente curativo y de regeneración física y aquí nos detenemos para conocer ese maravilloso alimento que nos prodiga la madre naturaleza: LA ARCILLA.

Siempre hemos hablado de la arcilla y todas sus propiedades, de las bondades que nos brinda y los beneficios infinitos para la salud, continuar hablando de ella es una manera de agradecerle a la madre naturaleza la bondad de ofrecernos una «cura viva». Es imposible en este nuevo tratado de medicina biológica no mencionarla cuando ha sido utilizada desde los tiempos remotos en que los egipcios, Galeno, Ghandi, Plinio, Kneipp, Kuhn, Just, Felke fueron precursores del uso de esta maravilla.

Resulta imposible intentar dar una explicación única de la acción básica de la arcilla porque sus bondades son innumerables. Recordemos alguna de ellas:

1. Actúa sobre los vasos capilares descongestionándolos y disolviendo los cristales y otros cuerpos extraños.
2. Neutraliza las intoxicaciones provocadas por setas (hongos) venenosas y ácidos químicos.
3. Desaparece la flora microbiana, en un medio arcilloso los organismos parasitarios no pueden producirse.

1. Elimina y destruye las células enfermas y activa la reconstrucción de otras sanas.
2. Actúa sobre la sangre limpiándola y enriqueciéndola. Actúa sobre carbuncos (proliferación de bacterias en la sangre) y su riqueza en elementos minerales como el hierro, sílice, aluminio, titanio, calcio, magnesio, sodio y potasio hacen posible el aumento de glóbulos rojos restableciendo a las personas que padecen de enfermedades como la anemia.
3. Purifica la sangre debido a que es rica en diastasas, es decir, amilasa, y algunas de estas tienen la capacidad de fijar el oxígeno libre.
4. Es radioactiva permitiendo al organismo una fuerza extraordinaria que contribuye a reconstruir el potencial vial mediante la liberación de la energía latente.
5. Como agente destructor de las bacterias, puede transformar en potable el agua contaminada.
6. En el aparato digestivo contribuye a ir eliminando numerosos cuerpos extraños, incluyendo los gases.
7. Disolvente terapéutico para combatir las quemaduras entre primer y tercer grado.
8. Previene la proliferación de los gérmenes patógenos y los parásitos y contribuye a reconstruir los tejidos y las células.
9. Util para expulsar los venenos producidos por una mala alimentación, ya sea por mala combinación o por la acción de los productos químicos de los pesticidas y preservativos.
10. La arcilla ejerce sus efectos beneficiosos gracias a su poderosa acción de drenaje y que atrae a todas las sustancias de radiación negativa.
11. Consigue espectaculares resultados en la recuperación de órganos y funciones orgánicas deficientes. Lo hace supliendo los elementos

que faltan ayudando al organismo a fijar y asimilar aquellos de los que anteriormente carecía.

La arcilla tiene dos presentaciones: arcilla para uso externo y arcilla para uso interno.

Dentro de las aplicaciones de la arcilla para uso externo la podemos utilizar fría, templada o caliente:

1. Fría, a los órganos hiperactivos, ya calientes de por sí, como el bajo abdomen o aquejado de fiebre.
2. Caliente, para fines de revitalización, de construcción ósea, para la vesícula, el hígado y se debe calentar al baño maría.
3. Cuando se trata de un órgano u organismo agotado o debilitado, se deberá empezar con aplicaciones frías seguidas inmediatamente después de otras calientes.

Es necesario conocer que existen ritmos de aplicación de la arcilla, ya que para órganos profundos como el hígado, ríñones o estómago, su aplicación será mínimo de dos horas. En caso de revitalizar, reconstruir tejido óseo se podrá dejar toda la noche. En caso de abscesos o úlceras purulentas es conveniente cambiarlos cada hora.

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