LA COMPLEJIDAD DE LA CRISIS MEDIOAMBIENTAL
Enviado por annimar • 2 de Abril de 2014 • 1.581 Palabras (7 Páginas) • 228 Visitas
LA COMPLEJIDAD DE LA CRISIS MEDIOAMBIENTAL
“La crisis medioambiental de nuestra civilización arranca del momento mismo en que el hombre se aparta drásticamente de la sabiduría de la Naturaleza, y aumenta a medida que el distanciamiento crece” (Gómez Gutiérrez, 2004, 241). El grave problema que nos plantea la crisis medioambiental es tanto más grave y complejo cuanto que viene acompañada de otra crisis más profunda: el modelo de sociedad en el que estamos instalados en el mundo desarrollado, por lo que deberíamos hablar no ya tanto de crisis ambiental cuanto de crisis de sociedad. Lo paradójico es que los efectos ambientales producidos no empiezan y acaban en esta parte del mundo del bienestar, sino que se extienden también a aquellos países ajenos a nuestro “desarrollo”. Para gran parte de la población terrestre, el significado positivo de la palabra “desarrollo”, profundamente arraigado tras dos centurias de construcción social, es un recordatorio de lo que no son” (Esteva, 1999). Abordar la crisis medioambiental desde todas las variables que inciden en ella es una tarea difícil y compleja, porque la complejidad es una de las características que mejor la definen. De una u otra manera todas las actividades humanas están siendo afectadas por ella. La crisis ambiental excede el ámbito de lo estrictamente ecológico y afecta a los planos político, social y económico. En la era de la globalización ya no es posible sustraer un problema a la influencia de otros problemas, todo aparece interrelacionado (Papastephanou, (2005). Y esta es la clave para entender esta crisis, si sabemos ubicarla “en el marco de una crisis de mayor amplitud que afecta a los pilares del proyecto civilizador de la modernidad” (Caride y Meira, 2001, 36).
La relación entre el ser humano y la biosfera ha sido durante milenios pacífica y ha permitido el equilibrio entre todos los ecosistemas. A partir de la industrialización y el imparable desarrollo tecnológico, esta relación podría definirse como conflictiva. La capacidad tecnológica de la sociedad actual en el uso y transformación de la energía, la sobreexplotación de los recursos naturales, la superproducción y la manipulación genética de alimentos, el uso intensivo de productos químicos en la agricultura, con sus posibles consecuencias en la alteración del genoma y comportamiento humanos, ha llevado al extremo el proyecto “civilizatorio” de la modernidad en el dominio de la Naturaleza. Tal grado de desequilibrios ha sobrepasado la capacidad de “acogida” o asimilación por parte de la biosfera, y la reacción se ha hecho inevitable. La crisis ecológica ha derribado una de las ideas ilustradas más exitosas: la idea de “progreso”, obligando a la sociedad moderna a desprenderse de una seña de identidad que la hacía apetecible para todos. Al mismo tiempo, el proceso acelerado de desconfianza ante los efectos deshumanizadores de la tecnociencia y el rostro menos “amable” de un descontrolado desarrollo industrial, paradójicamente, nos han obligado a mirar de frente a la Naturaleza y a estrechar lazos de complicidad con ella.
A partir de la década de los setenta se fortalece un discurso que vincula el desarrollo económico y el cuidado de la naturaleza; que el bienestar de la humanidad está indisolublemente vinculado al desarrollo con la naturaleza; que se hace inaplazable un contrato natural basado en la alianza de la ciencia, el desarrollo y la preservación del medio ambiente (Mayor Zaragoza, 2001). Si en las décadas pasadas se nos había enseñado a pensar y vivir en un mundo de recursos naturales inagotables, ilimitados los sucesivos Informes del Club de Roma: Los Límites del crecimiento (1975), Factor 4 (1997) y Nuestro futuro común (1992), y las Declaraciones de los Organismos de la Comunidad Europea (Saura y Hernández Prados, 2008) nos advierten que los recursos naturales son limitados y que los residuos producidos por el consumo cada vez mayor de energía y materias primas ponen en peligro la capacidad de absorción del ecosistema. Hasta ahora, la respuesta más frecuente a esta situación de “emergencia ambiental” se ha limitado a la restauración de los daños producidos y a la prevención de los fenómenos de degradación del medio ambiente. Pero esta respuesta, aun siendo necesaria, se está viendo del todo insuficiente porque deja intactas las causas que producen elproblema ambiental: 1) de una parte, una concepción de las relaciones ser humano-naturaleza fundada en el dominio y explotación, aún presente; y 2) de otra, el sistema económico de producción y distribución de las riquezas que está generando la sobreexplotación de los recursos naturales en los países pobres y su inevitable degradación. Son estos dos factores los que se han de modificar para cambiar las “condiciones ambientales”
...