LA LABOR DOCENTE EN EL CONTEXTO ACTUAL
Enviado por peque_urban345 • 6 de Mayo de 2013 • 3.203 Palabras (13 Páginas) • 464 Visitas
¿Qué es la docencia?
La docencia ha sido concebida desde muchos puntos de vista, pero la mayoría concuerdan en que, es una actividad o el arte de enseñar y/o transmitir conocimientos. Surge justamente ante la necesidad de educar a los individuos e introducirlos en distintos saberes que puedan ser útiles para su desarrollo social, cultural, intelectual y personal.
La docencia como tal, queda estructurada como una actividad importante, en el momento en el que un individuo adquiere la disposición y compromiso de enseñar a otros; a este individuo se le conoce como docente o maestro y a los interesados en aprender se les conoce como pupilos, aprendices, educandos o alumnos, siendo este último el concepto que se utiliza en la actualidad. Consecuentemente la docencia queda institucionalizada a partir de que se asignan espacios específicos para poder transmitir dichos conocimientos, como lo son las escuelas, colegios, institutos, universidades, etc.
De manera ideal, los docentes deben contar con un amplio conocimiento sobre el o las áreas que desea impartir, pero además, debe adquirir habilidades extraordinarias para que esos conocimientos sean mejor asimilados por los alumnos; también debe fomentar el interés y por supuesto debe establecer reglas y control para un mejor aprendizaje, además de principios éticos y morales.
En este sentido, la docencia se concibe como una labor de gran complejidad ya que involucra muchos aspectos y conocimientos, que en otras profesiones u oficios difícilmente se consideran, como por ejemplo, la capacidad del docente de influir en la forma de pensamiento y en toma de decisiones de otros individuos.
Sin embargo, la labor docente no siempre ha tenido el significado que conocemos actualmente, ya que, si bien, desde épocas antiguas se ha cumplido la función de transmitir conocimientos (culturales principalmente) a las nuevas generaciones, los contextos y las exigencias sociales han sido muy distintas.
Ibarra Russi (b) hace una comparación histórica sobre la labor docente y describe que en la antigüedad la labor docente era vista como de poca importancia, ya que la educación era adquirida en el seno familiar y estaba enfocada principalmente al aprendizaje de oficios. En algunas sociedades de la Edad Media era vista con desdén, pues se consideraba que los individuos involucrados en esta labor, eran aquellos que no eran aptos para algún oficio, o que habían fracasado en su intento por la conquista de la riqueza, por lo que el cuidar y enseñar a los niños era lo único que les quedaba. Conforme el avance de la Edad Media y de la modernidad, el papel del docente o maestro adquirió mayor importancia y claridad, sobre todo como una herramienta para el adoctrinamiento religioso y ante el surgimiento de la escuela.
Muchas discusiones llevadas a cabo desde hace algunos años en sociedades intelectuales, instituciones educativas, instituciones internacionales, han resaltado la importancia del docente o maestro, no solo como promotor de valores religiosos y morales, sino también, como promotor del cambio social y cultural que favorece que el desarrollo de los pueblos, por lo que no es de extrañarse que en tiempos previos a la posmodernidad las actividades en los pueblos y comunidades eran encabezadas por religiosos, autoridades municipales y maestros.
Pero, ¿Cómo se concibe actualmente al docente?
Durante mucho tiempo la labor docente fue considerada como un oficio sin relevancia, actualmente y debido a que tiene un entramado más complejo, se ha establecido como una profesión, aunque no necesariamente comparte todas las características propias de una profesión perfectamente establecida.
Tal como lo analiza Monroy (2012), la palabra profesión desde el punto de vista etimológico proviene del latín professio onis, que significa acción y efecto de profesar, creer o confesar públicamente una creencia, en este sentido quien ejerce una profesión, profesa y práctica un saber o una habilidad que cumple con un papel especial en la sociedad. Debido a su importancia social y económica, una profesión debe ser bien remunerada y otorgar estatus social de prestigio y autonomía a quien la ejerce. Sin embargo la docencia, a pesar del grado de exigencia, la cantidad de conocimientos que se deben manejar y la responsabilidad social y moral que implica educar a otros, no cuenta con salarios justos o adecuados, ni otorga estatus social, ni autonomía.
Las razones principales para esta inequidad profesional y su desacreditación, son atribuidas por un lado, al poco valor que la sociedad le otorga a la profesión docente, quien no reconoce el papel tan importante para la formación de ciudadanos; por otro lado, como lo describe Díaz Barriga (2001) citado por Monroy (2012) a las políticas educativas que limitan la labor, el pensamiento y la creatividad del docente, haciendo de él, un individuo que obedece políticas, como cumplir con los horarios y programas establecidos, evaluar de manera lineal, entregar calificaciones rápidamente, y cumplir con los estándares de cada institución.
También es atribuida al desafortunado sistema sindical y a las políticas gubernamentales, que lejos de favorecer el crecimiento, la innovación y la actualización profesional de los docentes, se han transformado en núcleos de poder enfocados al beneficio monetario de unos cuantos, provocando insatisfacción con las condiciones de trabajo y de vida y enfrentamientos, que tienen repercusión directa en las escuelas y en el aprendizaje de los estudiantes, tal como lo manifiesta Robalino Campos (2005).
Un ejemplo muy claro de esta situación es la que se vive actualmente en el estado de Oaxaca, que desde mayo de 2006, debido a las deplorables condiciones de trabajo y los bajos salarios, los maestros se vieron en la necesidad de salir a las calles a hacer protestas, marchas y plantones. Ante la poca o nula respuesta por parte de la autoridades competentes, estas manifestaciones de han prolongado y ha caído en un escenario de violencia e intolerancia. La consecuencia evidente, es la ausencia tanto de maestros como de alumnos en las aulas y por ende el retraso y rezago en el aprendizaje de estos últimos.
También es importante señalar que las descripciones y referencias que se hacen acerca de los docentes por parte de los medios de comunicación, no necesariamente son los más adecuados, pues manejan estereotipos que no se ajustan a la realidad de lo que en verdad son dentro y fuera de las aulas. No menos importante, es el valor y la imagen que los alumnos le confieren a los docentes, que van desde opiniones positivas o negativas según sea el caso. Tanto medios de comunicación, como alumnos y sociedad en general,
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