LA OBESIDAD Y EL SÍNDROME METABÓLICO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

La obesidad y el síndrome metabólico en niños y adolescentes se han convertido en una es un problema creciente a Nivel Mundial. La obesidad se convirtió en un problema agobiante tanto para los países más desarrollados como para los menos desarrollados. (Barja y col, 2003) El sobrepeso y la obesidad han logrado el reconocimiento general sólo durante los últimos 10 años. (Barja y col, 2003) Un estudio publicado en la Revista de Endocrinología y Nutrición realiza analiza estadísticamente un estudio de seguimiento preliminar y demuestra que el sobrepeso y la obesidad en los adolescentes entre las edades de 10 a 17 años de edad afecta aproximadamente a una cuarta parte de la población de esta edad. (Chávez, 2005) Numerosos estudios, entre ellos lo citados, han establecido que la prevención de la obesidad solamente es posible con cambios elementales en las sociedades como, por ejemplo, producir y disponer de alimentos saludables y baratos, realizar un planeamiento urbano para asegurar que los niños se ejerciten más, difundir la educación acerca de la alimentación comenzando en las escuelas y establecer un código global para promocionar solamente los alimentos y las bebidas saludables para los niños y también para los adultos. (Tajer, 2009)

Comparándolo con los resultados de otras investigaciones, los adolescentes son el fenotipo del síndrome metabólico que persiste en el tiempo y tiende a progresar clínicamente. (Chávez, 2005) Estos descubrimientos son de importancia porque varios estudios han sugerido que hasta el 80% de los Adolescentes con exceso de peso son adultos obesos. (Chávez, 2005) Los autores llevaron a cabo esta investigación, porque observaron que en el periodo corto de seguimiento, la diabetes tipo 2 se desarrolló en ocho sujetos que en la evaluación basal presentaron el síndrome metabólico. (Chávez, 2005)

La obesidad se detalla como el exceso de adiposidad corporal debido a un desequilibrio energético ocasionado por una mayor ingestión de energía superpuesto a un menor gasto de energía a través de un estilo de vida más sedentario. (Muñoz, 2005) En la actualidad, la obesidad se ha convertido en la más frecuente enfermedad crónica. La probabilidad de obesidad infantil de persistir en la edad adulta es de 20% a los 4 años y 50% en los adolescentes, con lo que comorbilitis. (Muñoz, 2005) Para archivar un tratamiento exitoso, es necesario que sea multidisciplinario, con énfasis en la educación de los padres como la forma de modificarse los comportamientos para que puedan transmitirla a sus hijos. (Muñoz, 2005) La cantidad y calidad de actividad física se ha reducido considerablemente en la sociedad actual. La inestabilidad que se produce cuando el consumo de alimentos supera el gasto energético conlleva un aumento de peso corporal y consecuentemente de la obesidad. (Bastos y col, 2005)

La obesidad tiene un efecto adverso en otras enfermedades. Por ejemplo, existe una alta prevalencia de complicaciones metabólicas encontradas en un grupo de niños obesos chilenos. La mayoría de los obesos severos presentó "resistencia insulínica" (RI) e hiperinsulinismo secundario, junto a una alta prevalencia de hipertensión arterial (HTA) HTA y dislipidemia y un porcentaje significativo de intolerancia a la glucosa. (Barja y col, 2003) Aunque dichas complicaciones se relacionaron al grado de obesidad, algunas ya estaban presentes en obesos leves. Estos resultados concuerdan con la recomendación de la Asociación Americana de Diabetes de realizar tamizaje para diabetes mellitus tipo 2 (DM 2) a todo niño con índice de masa corporal (IMC) > Pc 85, mayor de 10 años o al comienzo de la pubertad, que tenga dos o más de los siguientes factores de riesgo: a) Historia familiar de diabetes (1° ó 2° grado), b) Pertenencia a minorías étnicas y c) Signos de resistencia insulínica o condiciones asociadas: HTA, dislipidemia y síndrome de ovario poli quístico en contraste con la malnutrición, la desnutrición y las enfermedades infecciosas, que siempre han dominado el pensamiento de los epidemiólogos, los médicos y la población. (Barja y col, 2003) Comemos en exceso, especialmente alimentos ricos en grasas, azúcares extraídos,

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