La desobediencia civil es un acto contrario al poder y es un bien social.
Enviado por faustotf • 27 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.928 Palabras (8 Páginas) • 261 Visitas
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Introducción:
La desobediencia civil es un acto contrario al poder y es un bien social. No suele gustar por sus posibles consecuencias negativas, -violencia, asesinatos, robos. Sin embargo, es necesaria cuando el fastidio de la sociedad, abrumada por el abuso de poder, de hurtos, de la corrupción y de la impunidad, busca modificar las enfermedades generadas por políticos incompetentes y ladrones.
La desobediencia civil corresponde a diversos ámbitos, entre ellos la ética. Diferir, protestar, no acatar órdenes inapropiadas o con las que no se está de acuerdo, es derecho del ser humano.
¿En qué consiste la desobediencia civil? ¿Cómo definirla? Aventuro una caracterización de lo más sucinta: se trata de una forma de participación política que, a través de la violación de la ley, denuncia una injusticia con el fin de remediarla por vías pacíficas, siempre en el marco general del respeto al derecho.
Esta definición recoge tres de los elementos centrales del tipo de resistencia: la acción directa como protesta, la violación de una ley y la confianza en las instituciones a fin de que la protesta surta efecto.
Más allá de las definiciones, este tipo de actos se perfila mejor cuando se acude a ejemplos. En Montgomery, Alabama, la población negra organizó un boicot al sistema de transporte en 1955 con el fin de mostrar la iniquidad de ciertas leyes, cuya única justificación era el racismo. Entre estas leyes figuraba la de ceder el asiento a las personas de raza blanca en el contexto de una división interna en los autobuses, que establecía que blancos y negros debían mantenerse separados. El acto de desobediencia civil comenzó cuando una mujer negra, Rosa Parks, se negó a hacerlo, sencillamente porque era contrario a su conciencia. Tenemos, así, la infracción de un mandato. El componente civil entra en juego cuando se aceptan las consecuencias del acto (ser apresado, por ejemplo), y lo que se busca es mostrar con ello que la ley es injusta y que se impone, por tanto, una reforma, era el comienzo del movimiento nacional por los derechos civiles en Estados Unidos.
La desobediencia civil sólo cobra sentido si quienes la llevan a cabo son ciudadanos cabales —y aun, podría añadirse, con cierta estatura moral—, tampoco cobra sentido si el gobierno al cual se enfrentan no está a la altura de esa acción política, es decir, si sus instituciones no son 13 lo suficientemente democráticas para garantizar los derechos más básicos del infractor, ni suficientemente respetuosas de las libertades individuales como para permitir que su voz se haga escuchar, una de las contribuciones proponía discutir, la relación moral del ciudadano con el ordenamiento legal en una sociedad basada en el consenso. La desobediencia a la ley solo puede justificarse si el infractor está dispuesto a asumir el castigo por su acto. El grado de comprensión del desobediente depende de su disposición a asumir también el castigo que le imponga la ley, por medio de este absurdo se produce en teoría un matrimonio curioso y no completamente feliz entre moralidad y legalidad, entre conciencia y constitución.
El movimiento de los derechos civiles en su fase temprana que, a pesar de sus contravenciones claras de los ordenamientos y las leyes de los estados del sur, no han hecho sino” apelar en nuestro sistema federal a la ley y la autoridad de la nación más allá de la ley y la autoridad de la nación más allá de los estados particulares. Las disipaciones legales de los estados federados particulares eran según el derecho federal nulas antemano que la desviación del derecho esta e3xclusivamente del otro lado.
La principal dificultad jurídica, hacer compatibles la desobediencia civil y el sistema legal de este país, es decir, el problema de que la infracción de la ley no puede justificarse por medio de la ley. La viabilidad de la desobediencia civil se vuelve así una suerte de examen del grado de democratización de un gobierno y sus instituciones, pues sólo en un sistema político cuya legitimidad dependa realmente del consentimiento de los gobernados puede apelarse a que la población conciencia de lo que está ocurriendo, a fin de que condicione o niegue ese consentimiento. En cuanto defensa de la acción concreta, la desobediencia civil es una alternativa a la apatía, pero también a los fundamentalismos políticos.
Aquel que en virtud de una fuerte convicción moral niega la obediencia y apela en sus actos a un a ley superior, se extrañaría bastante si le exigieran reconocer en las sentencias emitidas desde hace siglos por el tribunal Supremo la expresión de aquella ley que estaría por encima de todas las demás leyes y cuyo rasgo principal seria la invariabilidad. Al mismo tiempo crece la tendencia del gobierno a tratar a los que protestan o bien como criminales comunes o bien a exigir de ellos el máximo precio de su sinceridad. Siempre que los abogados buscan justificar un caso de desobediencia civil con un fundamento ético siguen el ejemplo de la objeción de conciencia o bien el de un recurso de inconstitucionalidad de una ley.
La desobediencia civil de un particular apenas conseguirá nada, se tendrá a ese individuo por un excéntrico al que resultara mucho más interesante observar que reprimir, la desobediencia civil solo adquiere importancia cuando la protagonizan un buen número de personas que constituyen una comunidad de intereses.
Aunque sabemos que los hombres son capaces de pensar y de tratar consigo mismos, no sabemos cuántos pueden permitirse el lujo de este comercio más bien poco lucrativos. Solo podemos afirmar que el habito de repensar y reflexionar sobre lo que se hace es independiente de la condición social, de la educación o del nivel intelectual. En este como en muchos otros aspectos el hombre bueno y el buen ciudadano no son idénticos. A los hombres buenos solo se les identifica en situaciones de emergencia, en las que aparecen de pronto, como de la nada, en todos los estratos sociales. El buen ciudadano en cambio tiene que llamar la atención; es posible estudiársele y llegar a la conclusión de que pertenece a una pequeña minoría por regla general es culto y de clase social alta.
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