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La era digital en educacion


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2017  •  Trabajo  •  7.005 Palabras (29 Páginas)  •  336 Visitas

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TATUADOS POR LOS MEDIOS

Dilemas de la educación en la era digital

Por Silvia Bacher


ÍNDICE[pic 1][pic 2]

Agradecimientos        11

Prólogo, por Jesús Martín Barbero        13

Introducción        19

Primera parte Dilemas

  1. La ESCUELA Y SUS CONTEXTOS        25
  2. Pantallas poderosas        31
  3. En busca del sentido pedagógico        37
  4. La información, un bien social        47
  5. La escuela según los medios        51
  6. Televisión para las infancias        57
  7. ¿Dónde se construyen las nuevas ciudadanías?        63
  8. Las TIC en la agenda educativa        73
  9. Tiempo de derechos        79
  1.  Ser niño en el mundo del cómprame        87
  2.  Construcción de estereotipos juveniles        99
  3.  Jóvenes y protagonismo social        105
  4.  Nuevas escrituras: ¿nuevos aprendizajes?        115
  5.  Maestros del presente         121
  6.  Cruzadores de fronteras        127

Segunda parte Pistas

1 ó. Participar        135

  1. Colaborar        145
  2. Experimentar        151
  3. Incluir        159
  4. Integrar        163

Final: Hacia una escuela wiki        167

Bibliografía        173


2. PANTALLAS PODEROSAS

¿Ya no hay tiempo para otra lección?
Geokge Steineb

Isabel tiene tres meses de vida y sus papas sostienen que reacciona ante Los estímulos que percibe cuando conectan ante ella un sitio web diseñado para chicos. Su abuelo, un periodista muy popular, comenta en su programa de radio que la beba parece tranquilizarse o angustiarse según suenen o se acallen determinados sonidos provenientes de ese sitio. Y concluye: "Es tiempo de empezar a tomarse un poco más en serio el tema de Los medios. Los chicos vienen cambiados. Más vale que empecemos a pensar en esos temas antes de que los medios nos pasen por encima".

El comentario, por supuesto, dista de ser una disquisición académica. Sin embargo, la teoría coincide con la declaración ingenua del hombre de los medios. Las audiencias no son conscientes del impacto infocomunicacional al que se ven sometidas. El disfrute del entorno tecnológico-mediático de los más jóvenes va de La mano con el desconcierto de los mayores. Porque los adultos, padres y docentes, atravesados ellos mismos por Las tecnologías, no cuentan con trayectorias para transmitir modelos, ni con formación teórica para diseñarlos; conocen la desazón de hacer frente a una realidad que les resulta desconocida: un niño mucho antes de ir a la escuela está en contacto, cada vez más temprano, con pantallas.

Los sujetos se encuentran expuestos a ellas en las casas, en los consultorios, en los medios de transporte. Pantallas de los celulares que se cobijan bajo las almohadas. Pantallas a las cuales se accede cada vez más joven y más solo. Los medios y las tecnologías de la comunicación se erigen vertiginosamente -cada vez con mayor autoridad- como espacios de socialización. No solo transmiten información y entretienen sino que crean modelos de adoración. Son promotores de nuevos próceres transnacionales, iconos que lavan identidades locales, globalizan las estéticas, adelgazan la diversidad cultural hasta lograr una supuesta cultura universal que comparten millones de almas en el mundo. El culto a las celebridades hace que "lo que la idolatría pierde en durabilidad Id gane en intensidad. [...] Como otras ofertas culturales seductoras, debe adecuarse a 'un máximo impacto y a la inmediata obsolescencia', despejando el terreno rápidamente para nuevas y apasionantes aventuras" (Bauman, 2004). Bourdieu alerta acerca de que "uno de los mayores problemas que plantea la televisión [y que alcanza a otras pantallas] es el de las relaciones entre pensamiento y velocidad. ¿Se puede pensar atenazado por la velocidad?" (Bourdieu, 1997).

Los medios son espacios de encuentro, de comunicación e intercambio social. En el caso de niños y jóvenes, en términos generales, suelen acceder sin miradas adultas que los acompañen. Muchos corren a la salida de la escuela para ver el programa preferido, ese del que hablan más tarde con sus amigos por chat, mail, teléfono o al día siguiente en el recreo.

Las investigaciones coinciden en que los chicos miran un promedio de cuatro horas diarias de televisión; algunos miran tres, otros hasta seis horas por día. Este último grupo suele estar conformado por niños que pertenecen a familias con menor cantidad y variedad de recursos tanto simbólicos como materiales. A veces están más tiempo frente a las pantallas que el que pasan en la escuela, e incluso que el que comparten en familia. Un estudio realizado en la Argentina por el Comité Federal de Radiodifusión[1] (COMFER) en el año 2008 revela que, ante la pregunta "En el mundo de hoy, ¿qué cree que ejerce mayor influencia en los niños?", la respuesta de los hombres es: "la televisión 34,3 %; internet 42,5 %; la escuela 10,2 % y los padres 13 %". Y la de las mujeres: "la televisión 29,8 %; internet 49,6 %; la escuela 6,6 % y los padres 14 %".

Estos consumos se transforman, entonces, en puertas de acceso a nuevos conocimientos, informaciones y también hábitos y valores. Mirar no es solo mirar sino que también implica participar de manera activa en el proceso de comunicación.

Si bien la televisión es aún la reina de las pantallas (Jacques Attali[2] sostiene que en el año 2010 habrá 2000 millones de televisores encendidos a la vez en el mundo), no es menos cierto que las tecnologías de la comunicación empiezan a modificar la tendencia. La Unesco señala en el informe Hacia las sociedades del conocimiento:

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