Lactancia Materna Versus Lactancia Artificial
Enviado por Ursula Nuñez • 2 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 1.561 Palabras (7 Páginas) • 147 Visitas
Lactancia Materna Versus Lactancia Artificial
Ursula A. Nuñez
La etapa neonatal es la época más crítica y vulnerable de la vida humana. Durante este periodo la leche materna es la mejor fuente de nutrientes esenciales para el bebé, por lo tanto es el alimento ideal para el recién nacido, su composición proporciona la energía necesaria y los nutrientes en cantidades apropiadas, además contribuye a la defensa contra las infecciones, a prevenir alergias y a proteger contra diversas afecciones crónicas. La intimidad de la madre y el lactante durante el amamantamiento refuerza los lazos afectivos. La Academia Americana de Pediatría (AAP) coincide con organizaciones como la Asociación Médica Americana (American Medical Association, AMA), la Asociación Dietética Americana (American Dietetic Association, ADA) y la Organización Mundial de la salud (OMS) al recomendar la lactancia materna como mejor opción para alimentar a un bebé. La AAP afirma que las madres deberían alimentar a sus bebés exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses. Aunque los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés, la lactancia materna no siempre es posible. En muchos casos, la decisión de dar el pecho o el biberón al bebé se basa en criterios de comodidad y estilo de vida y en consideraciones médicas específicas. En mi opinión los padres deben elegir la lactancia materna sobre la lactancia artificial, quizá esta sea una de las decisiones más importantes y trascendentales en la vida su hijo, por las razones antes mencionadas y que desarrollaré a continuación.
Se debe preferir la leche materna sobre las formulas artificiales porque su composición es única y especial para el ser humano, ninguna fórmula ha logrado igualar su composición. Neira (1999) escribió que la leche humana evoluciona en tres etapas durante la lactancia para adaptarse a las necesidades fisiológicas del recién nacido estas etapas son: el calostro, la leche transitoria y la leche madura. El calostro es la leche que el bebé recibirá en sus primeras horas, es un líquido viscoso de alto contenido en proteínas, minerales e inmunoglobulinas, especialmente la Inmunoglobulina A secretoria que suministra anticuerpos contra una variedad de virus y bacterias. “La leche humana es única en su estructura física, concentración y clase de macronutrientes (proteína, grasa y carbohidratos), micronutrientes (vitaminas y minerales), enzimas, hormonas, factores de crecimiento, de resistencia al huésped, inductores y moduladores del sistema inmunitario, y agentes antinflamatorios” (Neira, 1999, p. 55).
Las ventajas nutricionales de la leche materna están basadas en su delicado balance de nutrientes presentes en la proporción adecuada para intensificar su absorción. La proteína que predomina es la lactoalbúmina que es de fácil digestión, además contiene otras importantes proteínas y la taurina que es un aminoácido rico en sulfuro. El azúcar que contiene es la lactosa que está en concentraciones mucho más latas que en la leche de vaca, la lactosa intensifica la absorción del calcio y ayuda a la prevención del raquitismo, es importante para el desarrollo del sistema nervioso central, facilita la digestión y controla el crecimiento de organismos patógenos indeseables. La grasa que posee se caracteriza por su alto contenido de ácidos grasos insaturados, el contenido de lipasa en la leche humana hace que la absorción y digestión sea más eficiente que de la leche de vaca, tiene un alto contenido de colesterol necesario para la mielinización del cerebro humano. La absorción del hierro es más eficiente, su absorción es del 50%, comparado al 10% de la leche de vaca y 4% de las fórmulas lácteas suplementadas con hierro, la disponibilidad del hierro en la leche humana está favorecida por el alto contenido de vitamina C y de la lactosa.
La leche materna ofrece la muy importante protección contra las infecciones, los anticuerpos que la madre trasmite al bebé a través de la leche materna pueden ayudar a disminuir la incidencia de muchos trastornos, como las infecciones de oído, las diarreas, las infecciones respiratorias y la meningitis. La lactancia materna favorece el buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando las defensas contra las infecciones y disminuyendo la proliferación de microorganismos nocivos como las bacterias y los virus, es especialmente beneficiosa para los bebés prematuros y también puede proteger a los pequeños contra alergias, asma, diabetes, obesidad y el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Al respecto tenemos que:
La leche humana y el calostro contienen anticuerpos y factores antiinfecciosos que no se encuentran en la leche de vaca. La inmunoglobulina A (IgA) secretoria es la inmunoglobulina predominante en la leche humana y protege al intestino inmaduro del lactante contra las infecciones. Sin embargo, las investigaciones indican que la lactación deba mantenerse por lo menos hasta que el lactante tenga tres meses de edad a fin de que logre esta protección. La lactoferrina es una proteína fijadora de hierro que se encuentra en la leche humana y que priva a las bacterias de tal elemento y por lo tanto reduce su crecimiento. Las lisozimas, enzimas bacteriolíticas presentes en la leche humana, destruyen las membranas celulares de las bacterias después de ser inactivadas por los peróxidos y el ácido ascórbico que también se encuentran en la leche humana. Esta favorece el crecimiento de la bacteria Lactobacillus bifidus, el cual genera un medio gastrointestinal ácido que interfiere en el crecimiento de determinados microorganismos patógenos. En virtud de estos factores antiinfecciosos, la frecuencia de infecciones es menor en lactantes amamantados que en aquellos alimentados con biberón. (Trahms, 2001, p. 221)
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