Lectura Del Conocimiento
Enviado por ei88bur102 • 24 de Julio de 2014 • 656 Palabras (3 Páginas) • 339 Visitas
La lectura
y la sociedad del conocimiento
José Antonio Millán
Nota previa: En el 2000, y por encargo de la Federación de Gremios de Editores de España, escribí un opúsculo sobre la lectura que, gracias a su licencia de reproducción, se ha vuelto a publicar muchas veces tanto en forma impresa como en línea. Casi cuatro años después, con ocasión de incorporarlo a mi web lo he releído y, como es lógico, he comprobado que si hoy lo reescribiera cambiaría ciertas cosas, pero he preferido dejarlo como está y apostillarlo en el margen izquierdo.
De la información al conocimiento
—Ahora digo —dijo a esta sazón Don Quijote—
que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho
La información como punto de partida
La «sociedad de la información» se nos presenta como una realidad al tiempo dominante y huidiza; pero que eso no nos asuste. Sepultados por miríadas de nuevos términos, por convulsiones empresariales y financieras, por promesas y despliegues asombrosos, no hemos tenido aún el reposo suficiente para analizar qué hay en realidad dentro de ella, e incluso más: qué hay para nosotros, qué nuevos márgenes de acción nos permite.
Es difícil no sentir vértigo: a una sociedad en crecimiento constante y que genera ingentes cantidades de documentos, se une la recuperación de gran parte del acervo producido en épocas anteriores, y a todo ello las herramientas para organizarlo y ordenarlo. Todo pasa a formato digital; todo acaba formando parte de la Web: todo está al alcance de la mano. Unas como informaciones abiertas, accesibles a cualquiera; otras, de acceso restringido. Pero la masa total es ingente: medio billón de páginas web, según los últimos datos; es decir: quinientos mil millones de páginas de información... al otro lado de la pantalla.
¿Cómo comprender su magnitud?: supongamos que se reparte una obra del tamaño de la enciclopedia Espasa a cada hombre, mujer, adolescente, bebé o anciano de Madrid (por tanto, muchas casas recibirían varias obras, y acabarían con cuatro o cinco paredes cubiertas por ellas). Ahora pensemos: todas las obras son diferentes. Y a continuación: podemos hojear cualquiera de ellas. Inmediatamente.
¿Qué experimentamos? ¿Felicidad o vértigo?
Tenerlo todo: no tener nada
Lo contó Borges en forma alegórica en su célebre relato La biblioteca de Babel. Esa fabulosa biblioteca contenía (dicho en palabras de hoy) toda la información posible, porque cualquier posible conjunto de palabras estaba en alguna de sus inagotables estanterías. Libros buenos y malos, mediocres; falsos y auténticos, medio falsos y medio verdaderos: todos. ¿Les suena a algo?
La Web es nuestra Biblioteca de Babel. Pero necesitamos utilizarla...
Espigar el hilo de un dato que necesitamos; averiguar en esta masa de
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