Numero Aureo

El rendimiento académico manifiesta el resultado de las diferentes y complicadas etapas del proceso formativo, una de las metas hacia donde tienden todos nuestros esfuerzos y muchas de las iniciativas de las autoridades educacionales, padres y sobre todo del estudiante.

Su rendimiento en el ámbito estudiantil se puede definir como, la asimilación del contenido de programas de estudio previamente establecidos por Instituciones de nivel superior, y que fueron preparados para suplir todos los aspectos de una profesión a futuro desarrollo en aquel estudiante, y pueda ser correctamente comprendido, puesto en práctica, asimilado de la mejor manera en base a sus posibilidades y aptitudes; con esto se logra que, al ser una medida cuantificable del nivel de conocimiento alcanzado conforme a evaluaciones que se le realizan constantemente mediante pruebas objetivas y actividades complementarias, sirva como norma de criterio para una tentativa del éxito o fracaso en su futuro desenvolvimiento laboral.

Esta medida, no solo aduce una estadística de cuanta información es capaz nuestro cerebro de almacenar, sino de cuanto se ha incorporado sustancialmente a nuestra conducta, manifestándolo en su forma de sentir, de resolver problemas y de hacer o utilizar cosas aprendidas.

El objetivo de este expediente es, tratar de sentar una idea, de cuál es nuestra respuesta a estímulos cognoscitivos mediante la atención que otorgamos a nuestras labores, actividades e incita un resultado que puede determinar no solo el ámbito académico, sino en lo laboral como futuro profesional.

Todos los sistemas educativos, ya sea de instrucción primaria, secundaria, y de nivel superior primordialmente, además de adaptarse a los aspectos que demandan las diversas profesiones y sus desempeños, fueron estructuradas con el fin de colocar un amplio rango de posibilidades para el estudiante, pues es él quien, como el principal protagonista de sus actos, decide que es lo mejor y cuál es su predisposición hacia la logística de estos sistemas.

La acción de los componentes del proceso educativo, solo surtirán un efecto positivo y meritorio cuando: el docente encargado de transmitir el conocimiento logra canalizarlos, y la voluntad del estudiante es receptiva e implica un esfuerzo para asimilarlos y relacionarlos con su entorno actual y venidero.

La correcta y oportuna predisposición que tenga el estudiante hacia su objetivo más próximo, en este caso la obtención de una profesión, será lo que le permita elegir de forma adecuada todos aquellos requerimientos que exige los nuevos regímenes educativos dispuestos en los itinerarios que han sido asignados a los diferentes establecimientos de instrucción superior, o creados de forma paralela a estos, con igual validez y calidad, y que se le presentan en forma de planificaciones de asignaturas, diversas cargas horarias, prácticas instrumentales de acuerdo con su especialización,

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